Propuesta

El principio de esta propuesta radica en rediseñar con criterio biomimético la superficie del órgano activo que interactúa con el suelo. A partir de esta superficie modificada surge una nueva topografía, con cavidades dispuestas en un patrón hexagonal cuya unidad morfológica es un triángulo equilátero. Este cambio otorga propiedades antiadhesivas y autolimpiantes, aspectos totalmente novedosos en el sector agrícola, logrando reducir la adhesión del suelo a la superficie metálica. En la relación que se genera entre el suelo y las herramientas de labranza existe un componente fundamental conocido como resistencia mecánica, la cual condiciona la mayor o menor facilidad con que el suelo puede ser laboreado. Esta relación está definida por dos propiedades, la adhesión y la fricción. La adhesión se describe como la fuerza de atracción que se opone al deslizamiento del suelo sobre el metal. La textura es un factor relevante. A medida que la proporción de partículas de arcilla aumenta, la adherencia se incrementa. La fricción hace referencia a la magnitud del rozamiento suelo/metal y depende del grado de pulido de la herramienta. La teoría clásica sostiene que cuanto mayor sea el pulido, menor será la fricción y por lo tanto mayor será la eficiencia energética. A medida que aumenta la adhesión, se produce la fricción suelo/suelo, aumentando la demanda energética. Las propiedades mencionadas de la superficie biomimética reducen la adhesión y se produce un reemplazo de la fricción suelo-suelo por una fricción suelo-metal que resulta ser de menor magnitud. Es así que disminuye la resistencia al deslizamiento de la herramienta, lo cual se manifiesta como una menor fuerza de tracción requerida, aumentando de esta manera la eficiencia energética con el consecuente ahorro de combustible y horas de trabajo.