Espacios Marítimos
El mar fue siempre un vínculo para el comercio y la comunicación entre los pueblos. A través del mar se pudo ampliar el conocimiento de la geografía del planeta, se desplegaron militarmente las grandes potencias, y se generó una incipiente explotación pesquera, que daría paso al aprovechamiento de otros recursos económicos.
Aquellos usos fueron los que impulsaron a los estados a establecer normas consuetudinarias para determinar las diferentes atribuciones sobre los espacios marítimos. Así, durante mucho tiempo, el mar se dividió en dos espacios: uno adyacente a la costa donde el estado ribereño ejercía soberanía (Mar Territorial); y otro de naturaleza común, llamado Alta Mar, donde regía el principio de libertad.
Con la diversificación e incremento de los usos del mar, debido al crecimiento demográfico, económico y tecnológico, aparecieron nuevos e importantes intereses, así como una compleja interacción entre ellos. Surgió así la necesidad de establecer nuevas normas que permitieran la pacífica convivencia de los Estados sobre la base de un ordenamiento jurídico. De esta manera, surgieron nuevos espacios marítimos, como la Zona Económica Exclusiva, la Plataforma Continental y los Fondos Marinos.
El paulatino desarrollo de los Intereses Marítimos generó un crecimiento paralelo de las reglas del Derecho Internacional y Nacional. Así, en 1982, en la Tercera Conferencia Internacional sobre el Derecho del Mar se firmó la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, aprobada en nuestro país por la Ley Nº 24.543.