Se llama contaminantes de preocupación emergente a aquellos que han sido descubiertos recientemente por la aparición de una nueva fuente de contaminación o por el avance de las tecnologías de análisis. En ellos se reconoce algún riesgo para la salud de los seres vivos y el ambiente. Principalmente se trata de productos farmacéuticos tales como analgésicos, ansiolíticos, antibióticos, antihipertensivos, hormonas esteroideas, además de otras como drogas ilícitas, aditivos industriales, productos de cuidado personal, plaguicidas, retardantes de llama, entre otros. Muchos de ellos se encuentran presentes en el agua de consumo debido a que las plantas de tratamiento de aguas residuales que ya están instaladas no cuentan con la tecnología necesaria para su eliminación completa.

En particular, estos fármacos son liberados a través de la orina y de la materia fecal de seres vivos, o mediante el descarte de medicamentos no utilizados. La exposición continua del ambiente a estos fármacos puede generar la aparición de resistencia a los antimicrobianos (RAM). Para contrarrestar estos efectos, en 2022 se sancionó la Ley 27.680 de prevención y control de la resistencia a los antimicrobianos.