Presidencia de la Nación

La importancia de la capacitación para la prevención de riesgos


Al manipular productos químicos, limpiar zonas elevadas de la casa, trasladarnos por la ciudad, así como en otras actividades cotidianas que realizamos en el hogar, la vía pública, la escuela o el trabajo, nos enfrentamos con peligros diversos que pueden evitarse contando con la información necesaria para tomar las precauciones más adecuadas para cada caso. Tal es el objetivo impulsado por diversos sectores sociales y gubernamentales en torno al desarrollo de una cultura de la prevención.

Desde esta perspectiva, la noción de riesgo no debería agotarse en una práctica compensatoria de lesiones o daños ya cometidos por negligencia, imprudencia o desconocimiento de los cuidados necesarios para preservar la salud y la seguridad personal y colectiva. Por el contrario, el desarrollo de una cultura preventiva se propone acercar a la población herramientas de prevención y cuidado de la salud y el medioambiente. La capacitación es uno de los instrumentos centrales en esta tarea de cambio y mejora permanentes, basada en una comunicación eficaz con los destinatarios que permita involucrar activamente y sensibilizar a la comunidad en su conjunto.

En sentido amplio, capacitar es brindar herramientas para un mejor desempeño de las actividades en desarrollo. En el caso de ámbitos de trabajo específicos, la capacitación debe pensarse también como un proceso de formación continua y un derecho de acceso a la información necesaria para el mejor desempeño de las actividades. Asimismo, constituye un eslabón más en la formación de formadores, es decir, de personal capacitado para evaluar nuevos peligros y coordinar una gestión compartida del riesgo laboral. A partir de enfoques más recientes, capacitar no es solamente actualizar los conocimientos del personal, sino también incluir a los y las trabajadoras en actividades participativas, que les permitan debatir, tomar conciencia y reflexionar acerca de las condiciones y medio ambiente de trabajo (CyMAT), y así desarrollar medidas preventivas adecuadas para disminuir los riesgos derivados de la organización del trabajo.

En la Argentina, la estructuración del sistema de riesgos del trabajo da sus primeros pasos con la sanción de la Ley 9688 de Accidentes de Trabajo, en 1915. Dicha norma desarrolló un régimen de cobertura de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales basado principalmente en la responsabilidad individual y objetiva del empleador, y orientado exclusivamente a la reparación del daño. Este contenido se modificó en el año 1995, con la Ley de Riesgos del Trabajo (LRT) N.° 24557, que se adaptó a los cambios en el contexto político, económico, jurídico y social que ya se venían produciendo en la mayor parte de los países del mundo.

Con la nueva Ley de Riesgos del Trabajo (LRT) se crean las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (ART), cuya tarea es brindar las prestaciones correspondientes (cobertura médica y prestaciones dinerarias y/o en especies en caso de accidente laboral o enfermedad profesional), así como controlar y promover las acciones de prevención, mejoramiento y gestión del riesgo en el ámbito del trabajo. Entre los objetivos centrales de la LRT se resalta el de “reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo”.

La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) es el organismo del Estado nacional encargado de controlar el cumplimiento de las normas sobre Salud y Seguridad en el Trabajo (SST), así como de controlar a las ART, promover la prevención para lograr ambientes laborales sanos y seguros e imponer sanciones en los casos en que corresponda.

Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece en su constitución “el principio de protección de los trabajadores respecto de las enfermedades y de los accidentes del trabajo”. Sin embargo, sobre la base de una serie de estimaciones realizadas por el organismo internacional, se afirma que para millones de trabajadores esto se sitúa lejos de la realidad: en el mundo, 2,02 millones de personas mueren cada año a causa de enfermedades y accidentes del trabajo, y 317 millones de personas sufren enfermedades relacionadas con el trabajo; además, se pierde por esa causa el 4% del PIB anual mundial. Frente a tal diagnóstico, en 2003 la OIT adopta un plan de acción para la seguridad y la salud en el trabajo, apelando al fortalecimiento de una cultura de la seguridad y la salud preventivas, la promoción y el desarrollo de instrumentos pertinentes y la asistencia técnica.

La SRT, como plataforma para la colaboración con la OIT y otros organismos e instituciones de seguridad y salud en el trabajo, se orienta en esta línea de acción realizando convenios, recomendaciones y resoluciones, las cuales se suman a la normativa vigente en la materia. La Superintendencia ofrece capacitaciones en dos modalidades: presencial y virtual. Esta última tiene como finalidad democratizar el acceso al conocimiento y llegar a lugares geográficamente distantes.

Bibliografía y enlaces a material digital

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