Los lineamientos del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2020 surgieron de la experiencia acumulada durante años de gestión. Esta permitió concretar un relevamiento exhaustivo de las necesidades y capacidades del sistema científico argentino y construir una base desde la cual plantear un modelo de país donde la ciencia y la tecnología constituyan un motor del desarrollo económico y de inclusión social.
Este Plan contempló dos estrategias de intervención. Una, de Desarrollo Institucional, que estuvo dirigida a fortalecer el sistema científico-tecnológico, imprescindible para poder encarar acciones en las que se acoplen efectivamente la generación de conocimiento con la solución de necesidades productivas y sociales.
La otra, de Focalización, fue la dedicada a orientar los esfuerzos y capacidades del sector científico y tecnológico nacional al desarrollo de sectores productivos y sociales a partir de la generación de conocimiento, desarrollo tecnológico e innovación. En este marco, tuvo como foco de atención a los Núcleos Socio Productivos Estratégicos (NSPE), los cuales representaban las principales líneas de intervención para la solución de problemas y aprovechamiento de oportunidades, a partir de tecnologías de propósito general: Nanotecnología, Biotecnología y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en los siguientes sectores: Agroindustria, Ambiente y Desarrollo Sustentable, Desarrollo Social, Energía, Industria y Salud.
En síntesis, el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, titulado Argentina Innovadora 2020, hizo públicos los esfuerzos del Estado por impulsar el desarrollo inclusivo y la generación de valor en la producción argentina a partir de la CTI. Se trató de un objetivo de fundamental relevancia, cuya consecución se encaró por primera vez de manera consistente y articulada con los objetivos generales de industrialización y desarrollo del país.
Este Plan fue el resultado de un proceso de formulación que contó con la participación activa de actores del sector productivo y ONG, científicos, tecnólogos, miembros del MINCyT y de ministerios sectoriales relacionados. El desafío fue identificar los principales rumbos a seguir, manteniendo a la vez espacios de flexibilidad para responder al dinamismo propio del sector, del país, de la región y del mundo.