Presidencia de la Nación

Guerra de la Triple Alianza (1864-1870)


Los combates navales

La Armada Argentina no tuvo un rol destacado durante la Guerra del Paraguay, conocida también como la Guerra de la Triple Alianza –por la coalición conformada por Brasil, Uruguay y Argentina-, pero si heroico.

Limitada por sus escasos buques de guerra, destinados a un papel de transporte de tropas, caballos, artillería y municiones, desempeñó con gallardía su misión; tanto que mereció el elogio y la citación de honor en el parte de guerra del 13 de julio de 1865 escrito por el comandante brasilero, Capitán de Navío Francisco Manuel Barroso da Silva, al mando de la Primera División de la Escuadra Aliada a bordo del vapor “Amazonas”, haciendo un justo reconocimiento al vapor “Guardia Nacional”, único buque de guerra argentino en el combate de Paso de Cuevas: “Este vapor pasó con toda bizarría, sin dejar de hacer fuego con toda su artillería, contestando así al que recibía, con lo cual me dejó muy satisfecho”.

El combate naval del Riachuelo - 11 de junio de 1865

El Riachuelo es un brazo afluente del río Paraná a la altura de la ciudad de Corrientes. Allí había anclado la escuadra brasilera para defender la ciudad y en vanguardia de las operaciones terrestres. El vapor “Guardia Nacional” alistado en Buenos Aires ponía proa hacia la ciudad trasladando tropas y municiones para reforzar las posiciones argentinas; así que no participaría del combate.

Con la flota brasilera anclada y estática, vieron los paraguayos una nueva oportunidad de tomar la iniciativa y atacar por sorpresa con el fin de devastar al enemigo y limitarlo en sus operaciones fluviales, prevenir un más que seguro bloqueo, hacerse con el control del Paraná superior y ganar una vía de acceso directo al territorio brasilero. En cumplimiento de sus planes, alistaron sus modernos vapores de guerra y sus lanchones artillados, desplegándolos de manera que apunten sus armas a los barcos enemigos.

Al principio del combate sorprendieron a los brasileros, pero sus tiros no fueron del todo certeros y los primeros torpedos no fueron eficaces – pues muchos se perdieron por hundimiento errando sus blancos –, algo mejor fueron los brulotes (troncos flotantes llenos de explosivos en su interior, que explotaban al impactar el casco del buque enemigo), pero lentos y fácil de detectar, evitar y desviar, incluso con pericia se les podía invertir el rumbo y dirigirlos a su vez al atacante.

Alertados los atacados, maniobran sus buques cercando a los paraguayos y pasan a la ofensiva. Imposibilitados de maniobra, por tener una línea muy larga en un lugar demasiado estrecho, los paraguayos intentan un asalto final y decisivo que trajo como consecuencia la pérdida de la mayoría de los buques y lanchones, otros encallados y salvados por la cobertura de las baterías paraguayas que frenó el remate brasilero.

Las consecuencias del combate fueron favorables al Brasil que quedó en posición de bloquear el Paraná, negando al enemigo la remontada hacia el interior de su territorio. El comandante brasilero no pudo aprovechar su éxito pues comprendió que, operando en vanguardia y lejos del apoyo de las tropas terrestres, se exponía al fuego enemigo, por lo tanto se repliega a la línea de avance del ejército aliado.

Para el Paraguay significó la pérdida del control del Paraná y sólo pudo operar por tres meses – hasta la llegada del Ejército Argentino a Corrientes – entre Goya, Empedrado y Asunción, apoyando y reforzando las posiciones defensivas paraguayas.

En el Museo Nacional de Bellas Artes de Río de Janeiro se exhibe un óleo sobre cartón de 156 x 79 cm pintado en 1868 por Víctor Meirelles de Lima titulado: “Batalla Naval del Riachuelo”, que recrea el ataque brasilero a la flota paraguaya; es decir el segundo momento del combate.

Combate naval de Paso de Cuevas - 12 de agosto de 1865

Dos meses después del combate del Riachuelo y llegado a la zona de operaciones el vapor de guerra “Guardia Nacional”, al comando de Luis Py y enarbolando a bordo la insignia del comandante de la Escuadra Nacional, Coronel de Marina José Murature, se integró a la Primera División de la escuadra brasilera, en la quinta posición, escoltando al buque capitán: el vapor “Amazonas”. La misión era forzar el paso a la altura de la ciudad de Bella Vista en Corrientes, bloquear al resto de la escuadra paraguaya negándole el uso del río y apoyar las operaciones terrestres.

Incapaz – después del Riachuelo – de enfrentarse con sus enemigos, la escuadra paraguaya se repliega sobre sus posiciones con la protección de sus baterías de costa. Arribados los aliados al Paso de Cuevas, en perfecta línea de batalla y decididos a enfrentar a la artillería paraguaya, el plan era pasar bombardeando las posiciones enemigas.

Logran pasar los tres primeros buques brasileros no sin ser impactados. Llega el turno del “Amazonas” seguido por el “Guardia Nacional”; en ese momento crucial el Coronel de Marina Murature imparte su orden – ejemplo de la mejor tradición de nuestra Marina de Guerra –, ubicarse de flanco protegiendo al “Amazonas” al interponerse entre éste y las baterías paraguayas. La valiente decisión del jefe naval argentino queda de manifiesto al bombardear las baterías enemigas durante 45 minutos, disparar 38 proyectiles y recibir unos 20 impactos logrando abatir una batería de playa y forzando el paso junto con el “Amazonas”.

Con esta brillante operación naval, la suerte de la escuadra paraguaya estaba echada; sólo le quedaba la opción de ser usados sus buques como baterías flotantes, dado que se encontraban bloqueados y en inferioridad respecto de la escuadra aliada.

El “Guardia Nacional” tuvo cinco muertos, entre ellos los guardiamarinas Enrique Py (hijo del comandante del barco) y José Ferré – ayudante de Murature – (hijo del gobernador de Corrientes Pedro Ferré) y nueve heridos, entre ellos el futuro Comodoro de Marina Clodomiro Urtubey.

José Murature pintó un óleo mostrando al “Guardia Nacional” bombardeando las baterías paraguayas y recibiendo sus descargas de artillería enemigas. El cuadro se puede apreciar actualmente en el Museo Naval de la Nación en la localidad de Tigre, provincia de Buenos Aires.

La más importante lección que dejó la Guerra del Paraguay para la Armada Argentina fue definir su concepto de poder naval, la necesidad de contar con una escuadra de guerra marítima y fluvial – daría paso a la constitución de la primera escuadra de guerra moderna con un perfil fluvial durante la presidencia de Sarmiento (1874), que serviría para sentar la soberanía argentina en el Atlántico Sur, a pesar de lo poco adecuado de sus buques para el mar.

Recién con la primera presidencia de Julio A. Roca (1880-1886) se empezaría a dejar atrás las aguas marrones y ganar las azules: contribuir a la defensa nacional con armas adecuadas y personal formado y profesional; la creación de la Escuela Naval Militar (1872) y del primer Taller Nacional de Marina (1880), actual sede del Museo Naval de la Nación.

Scroll hacia arriba