Bioseguridad y buenas prácticas porcinas
La bioseguridad es el conjunto de medidas que se aplican en una granja para evitar el ingreso de agentes infecciosos. Incluye normas o procedimientos que deben ser incorporados para preservar la sanidad de los animales dentro de un establecimiento.
Independientemente del tamaño y el nivel de tecnificación de la explotación porcina, resulta necesario contar con condiciones de manejo y bioseguridad que reduzcan el riesgo sanitario. Estas prácticas permiten, además de llevar a cabo una producción sostenida y rentable, cumplir con los requisitos establecidos para comercializar sus animales y productos.
Las enfermedades pueden ser introducidas en un establecimiento y transmitidas de forma directa y/o indirecta. La forma directa se produce a través de la introducción de animales de reemplazo, repoblamiento y de madres a hijos. Las formas indirectas pueden darse a causa del viento, vehículos, personas, equipos, agua, alimentos y del contacto con animales ajenos al establecimiento.
La aplicación de una estrategia de bioseguridad ayuda a mantener el estado sanitario de la granja mediante la prevención del ingreso de nuevas enfermedades.
Las buenas prácticas en producción porcina no solo incluyen la aplicación de bioseguridad, sino también las medidas de bienestar animal y el uso responsable de antimicrobianos, como una herramienta de mitigación de la Resistencia Antimicrobiana (RAM).