Presidencia de la Nación

Día internacional de la Mujer

Documento presentado en la Honorable Camara de Diputados de la Nación , el día 7 de marzo de 2006, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en el 30 Aniversario del Golpe de Estado, elaborado en forma conjunta por funcionarias del Estado Nacional, Provincial y Municipal, Legisladoras y Organizaciones Sociales.


A 30 AÑOS DEL GOLPE MILITAR

En este mes de marzo coinciden dos fechas de profunda significación histórica para las mujeres y el pueblo argentino todo.

El 8 de marzo, se conmemora la masacre de las obreras textiles de Nueva York como represalia contra su lucha por las 8 horas de trabajo, mejores salarios y condiciones laborales. Transformado en el Día Internacional de la Mujer, es un día de lucha por los derechos de las mujeres del mundo.

El 24 de marzo se cumplen los 30 años del Golpe Militar que instaló la Dictadura más sangrienta de nuestra historia, dirigida a acallar las demandas por una distribución más justa de la riqueza, y destruir toda resistencia social, con el fin de imponer un modelo económico orientado a la especulación financiera, la extranjerización de nuestros recursos, la concentración de la riqueza en pocas manos y la destrucción del Estado como garante de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la ciudadanía.

Pero así, como hace 30 años, el terrorismo de Estado señoreaba en toda América Latina, de la mano de la doctrina de la seguridad nacional, fogoneada desde el Departamento de Estado y la Escuela de las Américas, hoy estamos frente a un nuevo escenario latinoamericano, con gobiernos populares elegidos democráticamente - como el gobierno que encabeza el Presidente Néstor Kirchner- que están demostrando la falacia del pensamiento único neoliberal y poniendo de manifiesto que se puede pensar en una integración solidaria entre países hermanos, y que otro rumbo y otra sociedad son posibles.

Para doblegar la voluntad de los pueblos, las dictaduras recurrieron a la tortura, el encarcelamiento, las ejecuciones sumarias, las desapariciones forzadas y los vuelos de la muerte. También emplearon la violación sexual como método sistemático de destrucción de las personas e hicieron de esa forma perfeccionada de la violencia de género un dispositivo para cometer delitos de lesa humanidad, utilizando el cuerpo de las mujeres en los centros clandestinos de detención, las cárceles y comisarías. Del mismo modo, emplearon una estrategia perversa de apropiación de los niños, a los que convirtieron en botín de guerra para los represores.

Pero la resistencia de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, el conjunto de los organismos de derechos humanos y demás organizaciones sociales, hicieron retroceder a la Dictadura. Con su defensa de la vida y sus demandas de justicia, continuaron con la lucha por la VERDAD Y JUSTICIA, al enfrentar las leyes de punto final, obediencia debida y los indultos, desafiando toda forma de impunidad.

Fuimos las mujeres y nuestras organizaciones específicas las que, al exigir la democracia “en la plaza y en la casa”, logramos la ley de divorcio vincular, la patria potestad compartida, la incorporación del derecho a la igualdad de oportunidades y no discriminación entre varones y mujeres en la reforma constitucional de 1994, Ley de cupo a cargos electivos políticos y sindicales, las leyes contra la violencia familiar, la de Salud Sexual y Procreación Responsable y la de Parto Humanizado.

También fuimos las mujeres, durante los 80 y los 90, las protagonistas fundamentales, junto con nuestros compañeros y con nuevas organizaciones sociales, de la denuncia y resistencia a las políticas neoliberales que destruyeron nuestro aparato productivo, dejando el tendal de desocupados, privatizaron los servicios públicos y vendieron recursos estratégicos. Esas políticas neoliberales desarticularon la estructura de protección del Estado y generaron planes asistenciales que, paradójicamente, hicieron recaer las tareas de protección y asistencia social en uno de los sectores sociales más victimizados por esas políticas: las mujeres jefas de familia.

Hoy confluimos, con este gobierno, funcionarias del Estado (nacional, provinciales y municipales), legisladoras (nacionales, provinciales y concejales), y dirigentes de las organizaciones sociales surgidas en la lucha contra la desocupación, que hemos sido parte de todo este caminar para construir una democracia real para varones y mujeres, en las ciudades y en el campo, en toda la geografía nacional, reconociéndonos como sociedad pluricultural integrada por nuestros pueblos originarios y las distintas y sucesivas corrientes migratorias, pasadas y presentes. Y queremos construir una democracia con paridad de género, en la esfera pública y en el ámbito familiar, combatiendo la corrupción y el clientelismo político.

En estos últimos dos años, con la voluntad política de cambio del Presidente Néstor Kirchner, y la participación de todas y todos aquellos que queremos construir una Argentina soberana y con justicia social hemos realizado importantes avances para "salir del infierno":

  • La depuración de las Fuerzas Armadas

  • La derogación de las llamadas “leyes de impunidad” y la adopción de una política de Derechos Humanos como eje central de la gestión del Estado, ocupando una posición de liderazgo internacional.

  • La quita y reducción de la deuda externa y la afirmación de la soberanía nacional ante el avance del ALCA.

  • La firmeza ante el intento de los monopolios y las privatizadas para aumentar los precios y las tarifas, y la mantención de las retenciones a las exportaciones como mecanismo de redistribución de la riqueza.

  • La reducción de la desocupación, la pobreza y la indigencia y la transformación progresiva de los planes asistenciales en planes de empleo y trabajo genuino.

  • El aumento del presupuesto para educación y tecnología y la implementación de un Plan Nacional de Alfabetización.

  • La adopción, por decreto, como política de Estado, del documento ¨ Hacia un Plan Nacional contra la Discriminación, que propone medidas para acabar con todo tipo de discriminación: étnica, etárea, de género, de orientación sexual, por nacionalidad, condición social, religiosa, política, etc. Pero también se han impulsado cambios que significan avances fundamentales para el reconocimiento de las mujeres como actoras sociales y políticas, cambios que interpelan las bases culturales mismas de la opresión de las mujeres:

  • La transformación de la Corte Suprema, de la mayoría automática en una Corte Suprema plural e independiente, en la que han sido nombradas dos juezas mujeres por primera vez en la historia democrática de nuestro país.

  • La designación de mujeres al frente de Ministerios en los que jamás se hubiera podido pensar antes su presencia: Ministerio de Defensa y de Economía

  • El inicio de un proceso de recuperación del PAMI de las garras de la corrupción, de la mano de una mujer comprometida.

  • Integración de organizaciones sociales a consejos consultivos para el monitoreo de políticas públicas

  • El impulso de la Ley de Salud Sexual y procreación responsable con recursos y visibilidad social,

  • El retiro de todas las observaciones y reservas de los documentos y tratados internacionales de la que Argentina es parte, pasando de estar alineados con los sectores más conservadores y retrógrados del mundo, a liderar posiciones en favor de los derechos de las mujeres.

Debemos seguir fortaleciendo y profundizando los logros enumerados. Para hacerlos efectivos, es necesario integrar, en las políticas públicas, en todos los ámbitos de la sociedad, la perspectiva de género. Sólo así podremos garantizar la efectiva vigencia de los derechos de las mujeres. En el mismo sentido, consideramos indispensable resolver algunos temas fundamentales:

  • Que el Congreso de la Nación ratifique el Protocolo de la CEDAW sin ningún aditamento o cláusula interpretativa, tal como lo solicitó el mensaje Presidencial al Senado de la Nación.

  • Que el Congreso de la Nación sancione una Ley sobre Trata de Personas que garantice la persecución del delito y la asistencia integral y protección de las víctimas.

  • Que desde los gobiernos- nación, provincias y municipios- se desarrollen políticas integrales de Estado para prevenir, sancionar y erradicar la violencia familiar, haciendo efectiva la legislación vigente, y dando asistencia con orientación de género.

  • Que en una futura reforma del Código Penal se revise el acápite de delitos sexuales, para garantizar la persecución de los perpetradores, el acceso a la justicia de las víctimas y su asistencia integral sin ser nuevamente victimizadas, contemplándose la necesidad de reincorporación de una figura atenuante del infanticidio neonatal.

  • Que los gobiernos provinciales y municipales hagan efectiva la aplicación de la “Ley y el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable”, para que cada mujer y varón pueda ejercer libremente, y según sus convicciones, el derecho a elegir sobre su sexualidad y su descendencia.

Por la vigencia de los derechos laborales planteamos la lucha contra la discriminación a las mujeres, contra el trabajo en negro, contra la violencia laboral en pos del trabajo digno con igualdad de oportunidades e igualdad salarial entre mujeres y varones en el mundo laboral.

Que, en definitiva, la legislación y las prácticas, contemplen la igualdad real de varones y mujeres, como lo establece nuestra Constitución Nacional para hacer efectiva una democracia paritaria.

Sabemos que falta mucho por hacer, que este enunciado, sólo representa algunas prioridades inmediatas para las mujeres y toda la sociedad.

Todos los días en nuestro país, en cada lugar de trabajo; en las instituciones del Estado, en las legislaturas, en el poder judicial, en las escuelas, en los comedores, en los barrios, en cada fábrica recuperada, en las organizaciones sociales, en los partidos políticos, estamos trabajando juntos mujeres y varones, .para reconstruir este Estado, desvastado y desguazado, con el objetivo de recuperarlo al servicio de la ciudadanía. En el Siglo XXI, el Estado debe estar presente en cada esfera de la vida política y social, como garante efectivo de derechos todavía denegados, para ejercer con efectividad su función de protección y contralor.

Cotidianamente trabajamos para reconstruir y fortalecer los lazos sociales solidarios. Creemos que también la sociedad y sus organizaciones, deben monitorear las políticas públicas, para que los derechos de las ciudadanas y los ciudadanos no sean moneda de cambio político. Participamos para que las propuestas legislativas sean debatidas en el marco de una búsqueda de MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA. Convencidas que para hacer realidad hoy los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, masacrados en el pasado, no permite detenernos en mezquindades.

Tenemos confianza en la capacidad del pueblo argentino, de recuperarse de la peor crisis de su historia e instamos a todos los gobiernos provinciales y municipales, a los poderes legislativos y judiciales, a organizaciones sociales y políticas, a comprometerse con estos cambios y caminar juntas y juntos para construir una sociedad justa que, nos incluya a todas y todos, varones y mujeres, a lo largo y ancho de nuestra ARGENTINA.

a) Paremos la violencia de género

b) Paremos las muertes evitables de mujeres

c) Paremos la discriminación contra las mujeres

d) Construyamos una democracia paritaria con justicia social

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