Presidencia de la Nación

¿Quién fue
Jorge Alberto Sabato?

Comisión Nacional de Energía Atómica

Sabato en la carrera hacia la autonomía tecnológica


Uno de los primeros grandes desafíos para el Departamento de Metalurgia fue cuando, en 1957, la CNEA decidió construir un reactor nuclear de investigación con personal y tecnología locales, en vez de comprarlo llave en mano. El grupo de Sabato se ocupó de hacer los elementos combustibles.

El 17 de enero de 1958, el reactor RA-1 logró la primera reacción en cadena controlada de América Latina. Ese mismo año, una empresa alemana compró el “know how” de la fabricación de los elementos combustibles para un reactor que iba a instalar en Berlín. Fue la primera exportación de tecnología nuclear que hizo la Argentina.

El Departamento de Metalurgia también participó en la construcción del RA-0 y del RA-2 y de la modificación del RA-1 para sumarle potencia. Además, desarrolló tecnologías para la fabricación de los elementos combustibles del RA-3, un reactor experimental para la producción de radioisótopos que funciona desde 1967 en el Centro Atómico Ezeiza.

En 1961, a partir de un convenio con la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ADIMRA), la CNEA puso su conocimiento científico y sus capacidades de investigación y desarrollo al servicio de la industria, mediante la creación de Servicio de Asistencia Técnica a la Industria. No en vano cada 4 de junio, fecha del nacimiento de Jorge Sabato, se celebra el Día de la Vinculación Tecnológica.

Al mismo tiempo se inició una apertura regional, mediante la organización del Primer Coloquio Latinoamericano de Pulvimetalurgia. Al año siguiente, con el apoyo de la OEA, UNESCO y el BID, el Departamento organizó el Primer Curso Panamericano de Metalurgia, que después siguió dictándose periódicamente.

En 1965, el Gobierno nacional le encargó a la CNEA la construcción de una central nuclear para generar energía. Sabato integró el comité ejecutivo que realizó el estudio de preinversión. Fue él quien introdujo el concepto de “una adecuada apertura del paquete tecnológico”. Esto significaba, desagregar el proyecto hasta sus ítems o rubros más elementales. De esta manera, a la hora de comparar las propuestas para la construcción, se podría elegir la que privilegiara la mayor participación posible de la industria nacional. Para Atucha I, esta última proveyó 76 ítems de alta tecnología.

“Sabato fijó los paradigmas del desarrollo nuclear argentino", sostiene el doctor en Química Carlos Aráoz y ex funcionario de la CNEA. "El reactor nuclear tiene que tener el mayor porcentaje posible de componentes nacionales y hace falta soberanía e independencia en cuanto al combustible para alimentar ese reactor, porque para producir energía nuclear hay que asegurarse el suministro del combustible”, completa Aráoz.

En 1968, Sabato se convirtió en el gerente de Tecnología de la CNEA. Ese mismo año, junto al politólogo Natalio Botana elaboró el trabajo “La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina”. Allí se plantea el modelo conocido como el “Triángulo de Sabato”, que sostiene que para el desarrollo económico y tecnológico de la región deben articularse tres elementos clave: la estructura científico-tecnológica, el Gobierno y el sector productivo.

En 1970, Sabato renunció en la CNEA. Su amigo Martínez Vidal asumió la gerencia de Tecnología. Ambos solían reunirse en la casa de Jorge, que siguió aportando sus ideas y puntos de vista. Mientras tanto, exploraba otros rumbos. En 1971 fue presidente de SEGBA, la empresa estatal de electricidad, pero renunció 290 días después.

Durante la última dictadura, aportó su pluma crítica contra los militares en la revista Humor. Como se había prometido de joven, siempre dijo su verdad. No llegó a ver el regreso de la democracia: falleció de cáncer el 16 de noviembre de 1983, menos de un mes antes de que Raúl Alfonsín asumiera la presidencia.

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