En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas (ONU), la iniciativa busca que los Estados miembros impulsen políticas públicas con el fin de erradicar el flagelo del trabajo infantil.

El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) junto con UNICEF sostiene que más de 160 millones de niñas, niños y adolescentes (NNyA) trabajan alrededor del mundo. Y casi la mitad realiza trabajos peligrosos que ponen directamente en peligro su salud, seguridad y desarrollo moral. La pandemia por COVID-19 ha empeorado considerablemente la situación.

Cabe destacar que en Argentina el trabajo de menores de 16 años está prohibido por ley y se penaliza a los empleadores que se aprovechan económicamente del trabajo de menores. El país cuenta con un listado de trabajo infantil peligroso.

Según se desprende de un artículo de Yukiko Arai, directora de la OIT Argentina, el gobierno de Argentina, junto a representantes sindicales y empresarios del país, realiza notables esfuerzos para consolidar avances para prevenir y erradicar este problema y evitar mayores retrocesos.

Al tiempo que se refirió a los datos del país: “1 de cada 10 niños, niñas y adolescentes de Argentina realiza al menos una actividad productiva (Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes 2016/17). De acuerdo con una medición reciente, uno de cada dos NNyA que trabajan comenzó a hacerlo durante la pandemia. Ese mismo estudio señala que un tercio carece de cobertura de los sistemas de protección social. Sabemos, además, que en las zonas rurales del país el trabajo infantil se incrementa y alcanza a 2 de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 15 años y representa al 43,5 por ciento de los adolescentes de entre 16 y 17 años”.