Presidencia de la Nación

Recomendaciones de Buenas Prácticas Comunicativas: Migrantes

Observatorio de la Discriminación en Medios de Comunicación


El 18 de diciembre se conmemora el Día Internacional de la Migración. Dicha fecha fue establecida por la Organización de Naciones Unidas en el año 2000 con el objetivo de que los Estados Miembros, así como organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, se comprometan a proteger la seguridad, dignidad y los derechos fundamentales de todas las personas migrantes, independientemente de su estatus migratorio.

Buscando conmemorar esta fecha, el Observatorio de la discriminación en medios del INADI elaboró el siguiente informe con algunas consideraciones sobre el abordaje del tema de migrantes en los medios audiovisuales. Nuestro objetivo es contribuir con la problematización de dicha temática y a la promoción de coberturas con un enfoque de derechos humanos y no discriminación. Es importante evitar miradas que puedan promover la discriminación y estigmatización de las personas migrantes.

La Ley Nacional de Migraciones (Ley Nº 25.871/2010) y su decreto reglamentario (Decreto N°616/2010) consideran migrantes “a todas las personas que deseen ingresar, transitar, residir o establecerse definitiva, temporaria o transitoriamente en el país. Las personas migrantes tienen los mismos derechos que las nacionales a acceder a los servicios sociales, bienes públicos, salud, educación, justicia, trabajo, empleo y seguridad social en condiciones de igualdad y sin discriminación” (artículo 6). Asimismo, la población migrante tiene derecho a recibir beneficios sociales otorgados por el Estado como la Asignación Universal por Hijo, entre otros.

El Plan Nacional contra la Discriminación indica que les migrantes latinoamericanes y sus familias suelen sufrir abusos por parte de las fuerzas de seguridad y por parte de sus empleadores. También señala numerosos problemas de discriminación respecto al acceso a los servicios públicos de salud, educación y vivienda, sumado al fenómeno que suele imputarles a los inmigrantes latinoamericanos: una responsabilidad en el aumento de la delincuencia y la inseguridad y la falta de empleo.

“Este inmigrante es víctima de una situación contradictoria. Por un lado, constituye un sector laboral fácilmente sometido a la sobreexplotación (...) y, por el otro, es víctima de la segregación social, la marginalidad, la xenofobia y todo tipo de abusos por parte del Estado. Este tipo de inmigración es el que carga con culpas propias, ajenas o inventadas, para disfrazar deficiencias sociales en donde los responsables no son precisamente ellos”.

El enfoque de las coberturas periodísticas de los grandes medios de comunicación contribuye a una estigmatizacion de las personas migrantes y fomentan, en muchas ocasiones, los discursos de odio que circulan en la sociedad. El tratamiento respetuoso de la temática de las migraciones y las buenas prácticas, en este sentido, tiene como base la concientización de la migración como un derecho humano.

La migración es un derecho humano, pero lamentablemente este hecho muchas veces queda oculto en el tratamiento que realizan los medios de comunicación sobre la temática. Los medios de comunicación tienen un lugar central en la construcción de prácticas y representaciones. Son formadores de opinión y constituyen un poderoso agente de socialización. En consecuencia, pueden producir y reproducir miradas y mitos discriminatorios.

Un acto discriminatorio no se define por su intencionalidad, sino que debe medirse por las condiciones y los efectos de las acciones. En este sentido, los medios de comunicación no sólo expresan “opiniones” sino que pueden habilitar acciones y convocar a la violencia.

En general, los abordajes no profundizan los contenidos; no se habla de las causas u orígenes de los distintos procesos migratorios. De manera que las notas no se contextualizan y queda implícita cierta ‘culpabilización’, como cuando se les acusa de “quitarle el empleo a los/as argentinos/as”. Tampoco suele hacerse alusión a los efectos positivos de la migración, como por ejemplo el impulso económico que puede generar.

Les migrantes, particularmente los que provienen de países limítrofes, suelen padecer las mismas discriminaciones y prejuicios del resto de los excluidos en las caracterizaciones de los medios, potenciados por estereotipos que lindan con la xenofobia y el racismo. Los medios de comunicación suelen alimentar la imagen discriminadora del/de la migrante latinoamericano/a -pobre-delincuente-marginal-peligroso/a. Aquí es importante señalar que esta mirada estigmatizante recae sobre les migrantes racializados y no sobre la migración europea que generalmente es percibida como un aporte “positivo” al país, a diferencia de les primeres.
Suelen aparecer en las páginas de policiales, relacionando el origen nacional con el delito. De esta manera, se afianza el estigma al establecer una correlación directa entre el lugar de procedencia y el delito. “La determinación de la inmigración como “ilegal” y su asimilación con todo tipo de delincuencia se observa en frases tales como “los/as peruanos/as son narcotraficantes”, “los/as coreanos/as son explotadores/as”, “los/as chinos/as son mafiosos/as”, etc”.

Por otra parte, es importante señalar que ningún ser humano es en sí mismo ilegal y que la irregularidad migratoria no constituye en ningún caso delito sino que se trata de una mera falta administrativa.
En términos generales, los medios suelen vincular a las comunidades migrantes con la violencia urbana, construyendo una imagen de peligrosidad y amenazadora del orden público.

Lo mismo sucede con les migrantes de origen africano, que suelen ser tratados de modo paternalista y en ocasiones como parte de “notas de color” con ribetes exóticos.

Pocas veces se acude a la opinión de los grupos vulnerados o sus organizaciones para presentar una nota. Al contrario, en general se habla de elles mediante una voz autorizada, creíble, en general un argentino de clase media, alguien “respetable”.

Les periodistas y la producción de los programas no suelen responder o desmentir a les entrevistadas/os cuando emiten expresiones discriminatorias o xenófobos. Tampoco se condenan ni se cuestionan las opiniones, al contrario, se los toma como opiniones válidas.

Muchas veces, las preguntas que realizan les cronistas son tendenciosas y conllevan implícitamente un discurso discriminatorio.
Asimismo, la edición de los informes pocas veces es neutra. Se repiten imágenes violentas hasta el cansancio. Estas representaciones son acompañadas por efectos de sonido (golpes). La musicalización tampoco es inocente. Muchas veces este tipo de informes se acompaña con música habitualmente asociada a un sector social determinado, a lo popular, a la pobreza e incluso a lo “peligroso”, como por ejemplo la cumbia villera.
Por último, señalaremos que les migrantes han estado en primera línea en la lucha contra el Covid 19, justamente por ser en gran parte trabajadores precaries y/o trabajadores esenciales. Han tenido un rol preponderante en los sectores de salud, de transporte, de alimentos y de servicios de delivery. Se han visto afectades de forma desproporcionada por el Covid 19, tanto por la enfermedad en sí misma como por las consecuencias económicas de la pandemia: desalojos, pérdida de empleos, etc. Pero además, se ha generado cierto pánico social en torno a las comunidades migrantes, especialmente los de origen asiático al vincular al Coronavirus con lugares u orígenes étnicos.

Desde este espacio, con el objetivo de consensuar buenas prácticas periodísticas ponemos a consideración las siguientes recomendaciones para el tratamiento mediático de casos relacionados con las migraciones y los derechos de las personas migrantes.

Recomendaciones :

• Comprender que las personas migrantes son sujetos de derechos que forman parte de la vida política, cultural, económica y social de Argentina, con la finalidad de contrarrestar los estereotipos que suelen orientarse sobre las personas nacidas en otros países.

• Situarnos desde la historia como integrantes de una parte del continente con identidad propia (América Latina) y una rica afluencia de corrientes migratorias, que son parte de nuestro acervo histórico y cultural, y al cual pertenecemos.

• Promover y difundir la Ley N° 25.897 de Migraciones, herramienta fundamental para la integración de los colectivos migrantes y su reconocimiento igualitario por parte del Estado.

• Propiciar coberturas periodísticas inclusivas, desnaturalizando el supuesto que niega la existencia y legitimidad histórica y contemporánea de los migrantes como parte de la sociedad.

• Contribuir de manera crítica y reflexiva a desarticular los prejuicios y estereotipos que recaen sobre las personas migrantes.

• Referirse a “personas en situación migratoria irregular” cuando éstas no cuenten con la regularización del trámite de radicación, evitando el uso del vocablo “ilegales”, ya que reproduce un sentido criminalizante sobre los migrantes que no concretaron su trámite de radicación.

• No hacer mención a la nacionalidad de las personas si no constituye un dato que aporte a la noticia.

• Evitar la asociación de rasgos fenotípicos con categorías nacionales, como también la generalización de esas categorías con prácticas cultural y jurídicamente negativas.

• Desnaturalizar de manera reflexiva y crítica la criminalización y victimización de las personas migrantes para desterrar todo sentido discriminatorio y promover una ciudadanía más inclusiva.

• Recurrir a fuentes de información diversas y rigurosas de las propias comunidades migrantes, de organismos oficiales, de organizaciones sociales, de derechos humanos y del ámbito académico.

• Promover el uso de imágenes y discursos inclusivos de las personas migrantes. Se recomienda el tratamiento crítico respecto de aquellos discursos estigmatizantes por el hecho de ser migrantes, utilizando para ello normativas, fuentes y datos rigurosos sobre las migraciones en nuestro país.

• El uso de un lenguaje correcto y no discriminatorio es una herramienta de inclusión y de lucha contra el flagelo de la discriminación.

• No utilizar denominaciones despectivas y discriminatorias como: “bolitas”, “paraguas”, “perucas”, “brasucas”, “chilotes”, “ponjas” con las cuales se suele denominar a las personas migrantes provenientes de países latinoamericanos y países asiáticos en general, a los cuáles por poseer rasgos similares se generaliza llamándolos “ponjas”, sin saber si provienen de China, Japón, Mongolia o Corea, etc.

• Evitar generalizar y validar mitos asociados a las personas extranjeras en Argentina. Mitos como: “Los y las inmigrantes les roban el trabajo a los y las argentinos/as”, “Los y las inmigrantes imposibilitan los accesos a los servicios públicos de los y las nacionales”. “Los y las inmigrantes son delincuentes. Son culpables de la inseguridad”.

• Negar la inclusión y el bienestar personal y social, políticos, económicos de las personas migrantes en Argentina es discriminar. La integración e inclusión social de las personas migrantes es responsabilidad del Estado y es un compromiso de todos y todas.

• Incorporar la perspectiva de género en el abordaje periodístico, teniendo en cuenta que no afecta de igual forma al colectivo de mujeres y personas LGBTIQ+.

• Impulsar coberturas periodísticas que den cuenta de los valiosos aportes a nuestro país que la población migrante realiza, a través del intercambio cultural, de su trabajo y de su consumo, entre otras cosas.

• Comunicar que la persona migrante, independientemente de su situación migratoria, es un/a habitante de nuestro país y, por lo tanto, tiene los mismos derechos en el acceso a la educación, la salud, a un trato no discriminatorio y a integrarse a la vida cultural y social.

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