¿Qué cambió en comercio exterior?
Artículo redactado por Martín Clément y publicado en El Cronista el 15/03/2018.
Hace algunos días un importante empresario automotriz opinó que "hay algunos que todavía no entendieron que el país cambió hacia una competitividad, una inserción en el mundo". Pero ¿qué cambió concretamente? Más allá de cuestiones estructurales que debían desactivarse de inmediato, como el cepo cambiario y las DJAI, hubo reformas casi invisibles que simplificaron procesos, redujeron costos y mejoraron la planificación.
Ya no es necesario contar con un gestor en la Ciudad de Buenos Aires para realizar trámites. Las importaciones específicas como artículos eléctricos, impresos, aceros, alimentos o envases a estar en contacto con estos, ahora pueden hacerse a través de la plataforma de Trámites a Distancia (TAD). Ante un error en la declaración aduanera ahora es posible liberar la mercadería aportando una póliza de caución por el importe de la multa, más económica que antes, cuando solo era en efectivo. Gracias a la implementación de la Ventanilla Única del Comercio Exterior Argentino, ahora los trámites para exportar vinos, mostos y algunos productos agrícolas son más expeditivos y electrónicos.
Al ser todo informático, cobrar reintegros no solo es una realidad sino que los plazos son de pocos meses, reduciendo estructuras administrativas. Los exportadores no deben preocuparse de ingresar divisas ni cumplir plazos o trámites ante los bancos. Los importadores no tienen que preocuparse más en armar sus logísticas de forma retorcida y costosa para cumplir con el régimen de aduanas especializadas.
Los nuevos exportadores pueden canalizar pequeñas ventas al exterior sin estar inscriptos ante la Aduana, a través del Exporta Simple. Todo esto, a pesar de parecer insignificante, está trayendo grandes beneficios al Comex argentino, aunque todavía falta mucho.
Avanzar con la Vucea a todo el nomenclador arancelario. Para eso es crítico extender el TAD a todas las intervenciones previas. Profundizar la despapelización de las operaciones aduaneras: gran parte de los legajos ya tienen un registro electrónico de datos, o existen herramientas para evitar el papel, con lo cual no sería difícil fantasear con controles exclusivamente electrónicos. Probablemente el Operador Económico Autorizado sea una vía para probarlo. Instrumentar la firma digital y el expediente electrónico en trámites de sumarios aduaneros y en el resto de los organismos que actúan en Comercio Exterior.
Rediseñar el sistema de Precintos Electrónicos (PEMA) para que siga siendo seguro pero que también sea justo para todas las rutas y aduanas del país.
Por último, es importante pensar en la posibilidad de instrumentar una Ventanilla Única Portuaria para todas las terminales del Puerto de Buenos Aires, que permita eliminar la presencia física en esa ciudad para recibir contenedores, retirar documentación y pagar servicios.