Paloma Herrera: emblema de la danza argentina en el mundo
En el día de su cumpleaños, la Secretaría de Cultura homenajea a la gran bailarina clásica, que representó a nuestro país en los escenarios internacionales y transmitió la delicadeza, pasión y fantasía de numerosos personajes del ballet.
Nacida en Buenos Aires el 21 de diciembre de 1975, Paloma Herrera es una de las figuras más emblemáticas del ballet internacional. Su historia comenzó con un gesto temprano de genialidad: a los 10 años deslumbró al jurado de un certamen de danza en el Teatro de la Ribera, imponiéndose sobre bailarines profesionales y consagrándose como la gran revelación del evento. Alumna del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y discípula de la legendaria Olga Ferri, su destino artístico ya se perfilaba como extraordinario.

Formada en el prestigioso Teatro Colón —considerado uno de los cinco mejores teatros de ópera del mundo—, Paloma egresó con las más altas calificaciones. A los 14 años fue finalista del Concurso Internacional de Varna, en Bulgaria, y pronto recibió invitaciones de figuras como Natalia Makarova y Héctor Zaraspe para perfeccionarse en Londres y Nueva York. Su ingreso inmediato al curso más avanzado de la School of American Ballet, y la obtención de una beca de la Fundación Antorchas para artistas consagrados, marcaron el inicio de una carrera meteórica.
A los 15 años fue contratada por el American Ballet Theatre (ABT), una de las compañías más prestigiosas del mundo, y a los 19 se convirtió en la bailarina más joven en alcanzar el rango de “Principal Dancer” en la historia del ABT. Desde entonces, su nombre se convirtió en sinónimo de excelencia, protagonizando los grandes títulos del repertorio clásico y contemporáneo en el Metropolitan Opera House de Nueva York, y siendo musa de coreógrafos como Twyla Tharp, Nacho Duato y Jirí Kylián.

Su arte trascendió fronteras: fue estrella invitada en compañías como el New York City Ballet, el Kirov, el Bolshoi, el Ballet Nacional de Cuba y el Teatro Alla Scala de Milán, entre muchas otras. En Argentina, brilló en el Teatro Colón junto al Ballet Estable y figuras como Julio Bocca, Maximiliano Guerra y José Carreño. En 2017, regresó a su casa artística como Directora del Ballet Estable del Teatro Colón, que incluyó un momento tan duro como fue la pandemia por el COVID-19.
Su compromiso con la danza nacional se evidencia también en las masterclasses que ha dictado por todo el país. Sobre su rol como maestra resalta la necesidad de hacerlo con cariño: “Amar lo que uno hace, querer al cuerpo y la forma en la que trabajás. Hay muchos factores que hacen a un buen bailarín y no solamente lo técnico. Por ejemplo, de qué forma uno se cuida. Un maestro es un ejemplo de imitación y trato de pasar lo que a mí me sirvió. La disciplina es importante; el verdadero foco y el trabajo están puestos ahí. Siempre con amor. Nunca creí en la enseñanza dura”.
Reconocida por la crítica internacional, Paloma fue portada del suplemento dominical de The New York Times y votada entre los “10 bailarines del siglo” por Dance Magazine. Recibió distinciones como el Premio Konex de Platino, el María Ruanova, el Gino Tani de Italia, el Benois de la Danse de Moscú y el Gold Medal on the Arts del Kennedy Center. Fue la primera argentina en obtener una visa estadounidense como “Extranjero de Extraordinario Talento” y es la única artista latina y la más joven en integrar el jurado de los Kennedy Center Honorees.
Su legado también quedó inmortalizado en documentales, publicaciones y producciones audiovisuales, como los filmes del American Ballet Theatre para la Public Library of Lincoln Center y el documental Paloma Herrera: Aquí y Ahora, un proyecto conjunto del prestigioso fotógrafo Jorge Fama y del INCAA. En 2012, fue incorporada a la Galería de Ídolos Populares de la Casa Rosada, junto a Julio Bocca, como símbolo de la danza argentina.

“Siempre me sentí identificada con mi nombre”, dice la gran bailarina en su autobiografía y agrega: “Y no precisamente por lo que dicen en general cuando comparan o asocian el volar de una paloma con Paloma-bailarina. Sino por la libertad que he sentido. La libertad de una paloma. La libertad de poder volar en todos los sentidos”.