Orgullo LGBTIQ+: entrevistas a mujeres trans y hombres del pabellón gay de Ezeiza
En el Complejo Penitenciario Federal IV funciona desde septiembre de 2021 el taller “Tejiendo Redes”, un espacio de intercambio con mujeres y varones trans privados de su libertad, coordinado por la Subsecretaría de Asuntos Penitenciarios del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la Dirección de Políticas Integrales de Diversidad Sexual y de Géneros del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad.
En el interior del módulo hay un oasis convertido en espacio cultural, cuatro paredes que funcionan de contenedor de discusiones de las más diversas. ¿Qué es el orgullo?, ¿Por qué lo festejamos?, ¿Cómo hacemos si estamos acá encerradas? Algunas de esas preguntas y muchas sobrevolaron la mesa donde las detenidas charlan, y donde se puede ver la bandera arcoíris y la celeste, rosa y blanca.
El taller es una suerte de trinchera imaginaria en donde no hay lugar para miradas que juzguen. Son seis mujeres y un varón trans que charlan sobre la identidad, la reivindicación de derechos, de lo que todavía falta.
Jimena es la última en sumarse a la mesa pero la primera en demostrar sus ganas de dar testimonio. “Para mí la marcha significa tener voz. Tener ese espacio y lugar para que todo el mundo, diferentes diversidades de género, nos escuchen y estén apoyando lo que somos”, cuenta.
Cree además, que “está muy bueno para todas las chicas trans tener una nueva identidad que responda a cómo ellas se autoperciben”.
Alejandra habla con calma. Su historia está marcada por la discriminación, el hostigamiento y la xenofobia, sin embargo, rescata los logros de la lucha colectiva: “Tenemos muchas leyes que a nosotras nos amparan por lo que tenemos que estar muy agradecidas”. Y asegura que “la marcha del orgullo significa un logro de todas nosotras por el tiempo que sufrimos tanto el acoso social como el de nuestras familias”.
Derechos ganados
En el Complejo I están Matías y Raúl, dos hombres alojados en el pabellón gay. Ellos elaboraron escritos propios en el taller de “nuevas masculinidades” dentro del complejo.
Matías entiende por orgullo el “haber ganado derechos”. Y admite que gracias al Estado “se logró hacer visible la diversidad sexual, hoy somos más visibles y también somos contados como parte de la sociedad”.
“No sé qué es lo normal en realidad, pero es un modo de pensar”. Y agrega que la igualdad “en serio todavía no la veo, porque no veo una empresa con personas de distintos géneros, trans, chicos gays, creo que no es muy aceptado todavía”.
Raúl cuenta que participó de varias marchas, en años anteriores, y que es una experiencia que recomienda.
“Muchos derechos se ganaron en la calle. Salís para demostrar que sos lo que sos y que te tienen que dejar vivir. Eso es lo que queremos”, asegura.
Y concluye: “La Marcha del Orgullo no es solo la revolución que uno va expresando ese día, es algo como... ¿libertad? ¿Libertad será esa la palabra?”.