La Seño Tini
El 11 de septiembre se conmemora el Día del Maestro. Sabemos que existen docentes dentro del grupo de compañeros y es por eso que queremos honrar a todos los que tienen la vocación de enseñar.
En esta ocasión le pedimos a uno de ellos nos cuente su experiencia: Rosa Tevez, quien nos recibe cada día desde hace más de 15 años en la sede central del Ministerio. Ella antes de trabajar con nosotros, recibió a diario a sus alumnos en varios jardines de infantes de la localidad de Ezeiza.
Su vocación surgió en 1982 cuando empezó a trabajar como auxiliar en el primer jardín de la zona. Tanta dedicación y amor por los chicos le hicieron perfeccionarse en una tarea que terminaría llevando a cabo durante 20 años.
Seño Tini, como le decían alumnos y compañeros, recuerda con emoción aquellas épocas, especialmente ese primer día en el aula: cuenta cómo pudo sentir la enorme energía que transmitían esos niños ansiosos por aprender jugando y cantando.
Las anécdotas son miles, muchas alegres y divertidas, otras no tanto, también se topó con realidades adversas. Rosa nos cuenta que las maestras, muchas veces, son las primeras en notar cambios de conducta en los chicos, las necesidades que padecen y los problemas que les preocupan. Por eso destaca la importancia de la vocación en el trabajo docente, porque el compromiso y la responsabilidad son fundamentales para estar a la altura de las circunstancias.
Rosa dejó su amada profesión en el 2002 cuando empezó a trabajar en el Ministerio. Después de un tiempo en la recepción, un agente del Servicio Penitenciario le preguntó si era maestra porque dos de sus compañeros habían sido alumnos suyos. Rosa no pudo contener la emoción del reencuentro, después de muchos años volvieron a estar en contacto, recordando juntos aquellos momentos de crecimiento mutuo.
Ella siempre les decía a sus alumnos: “no sé si voy a reconocerlos cuando sean más grandes, pero ustedes quizás sí me reconozcan a mí. Si me ven salúdenme, mis chiquitos” y así pasó.