Impulsan el uso de Índices de Calidad de Agua (ICA) con fines productivos
Los ICA permiten evaluar la aptitud del agua para distintos usos (como riego o bebida animal) con pocos análisis y una simple formulación matemática. Su aplicación permite juzgar rápidamente una calidad del agua con un relativo bajo costo, facilitando decisiones rápidas y ajustadas a la realidad del campo. Boris Diaz, del grupo Forestal Agrícola y Manejo del Agua del INTA Santa Cruz, quien explicó que “estudiar y monitorear permanentemente el agua suele ser caro y, dependiendo del interés de un trabajo, las interpretaciones no suelen ser sencillas”. Y agregó: “Estos son dos de los motivos por los cuales, en general, los establecimientos agropecuarios o incluso los organismos públicos tomadores de decisión suelen desestimar el análisis de la calidad de agua como un indicador útil para su gestión”.
Conocer la calidad del agua es clave para una buena planificación productiva, en especial cuando la accesibilidad al recurso es limitada y su monitoreo suele implicar altos costos. Desde el Grupo Forestal Agrícola y Manejo del Agua del INTA Santa Cruz destacan que los Índices de Calidad de Agua (ICA) representan una herramienta eficaz y de sencillo uso para productores, técnicos y tomadores de decisión, para asegurar un monitoreo permanente.
Los ICA permiten evaluar la aptitud del agua para distintos usos (como riego o bebida animal) con pocos análisis y una simple formulación matemática. Su aplicación permite juzgar rápidamente una calidad del agua con un relativo bajo costo, facilitando decisiones rápidas y ajustadas a la realidad del campo.
Para evaluar indicadores implementables, investigadores del INTA EEA Santa Cruz, de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, la Secretaria de Estado de Ambiente de Santa Cruz y el Laboratorio Regional de Investigación Forense los aplicaron para evaluar el estado de ríos y arroyos de la región sur de Santa Cruz.
Uno de los autores del trabajo es el Ing. Boris Diaz, del grupo Forestal Agrícola y Manejo del Agua del INTA Santa Cruz, quien explicó que “estudiar y monitorear permanentemente el agua suele ser caro y, dependiendo del interés de un trabajo, las interpretaciones no suelen ser sencillas”. Y agregó: “Estos son dos de los motivos por los cuales, en general, los establecimientos agropecuarios o incluso los organismos públicos tomadores de decisión suelen desestimar el análisis de la calidad de agua como un indicador útil para su gestión”.
Frente a esa dificultad, señaló que una alternativa práctica son los índices de calidad de agua (ICA), son indicadores sencillos que toman un pequeño conjunto de parámetros para evaluar la aptitud de un agua para un uso concreto o un grupo reducido de éstos”. Estos índices, detalló, se ajustan a los intereses concretos del productor o del tomador de decisiones, reducen significativamente los costos de análisis en laboratorio y permiten tomar decisiones con mayor agilidad. “Ejemplos habituales son el seguimiento de los riesgos de salinidad y sodicidad de un agua de riego, o el grado de mineralización de un agua de abrevado”, mencionó.
Díaz remarcó además, que la calidad del agua no es un atributo fijo: “La calidad de una fuente de agua es un aspecto dinámico, nunca una constante. Existen atributos que tienden a mantenerse relativamente constantes, otros que cambian dentro de un rango acotado de valores, y otros que pueden variar notablemente, afectando la calidad para un uso específico”. Por ese motivo, resulta esencial asegurar un monitoreo constante, especialmente cuando esos cambios pueden impactar de manera negativa en una producción.
En ese contexto, destacó que “trabajar con unos pocos indicadores del riego, mediante una muy sencilla matemática y a un costo aceptable, permite monitorear todo el tiempo lo que está pasando con una fuente de agua utilizada, como un río o un pozo”, lo cual es clave para anticipar acciones correctivas o preventivas. También subrayó que este enfoque cobra mayor importancia durante la estación seca, especialmente en regiones donde estudios previos ya permitieron identificar en la región, riesgos de salinidad o sodicidad en agua y/o suelos.
Por otro lado, consideró que “los ICA también representan una herramienta de gestión para los tomadores de decisión pública, dado que permiten monitorear la dinámica natural de las fuentes y los impactos ocasionados por los usuarios de los recursos hídricos, sea a través del uso y los vertidos”.
En la más reciente década, 2014-2023, numerosos estudios orientados, entre otros, a establecer el conocimiento sobre los recursos hídricos de superficie de la región patagónica austral, sus dinámicas, calidades, impactos del cambio climático y usos, han permitido establecer una base de confianza suficiente para sustentar la planificación del uso y su apropiada conservación. Ello, como consecuencia de la decisión, la inversión y una desinteresada colaboración entre INTA EEA Santa Cruz, la Secretaria de Estado de Ambiente de Santa Cruz y un sinnúmero de empresas, establecimientos agropecuarios, técnicos y profesionales, así como organismos públicos.
Los resultados de la investigación están disponibles para los interesados en publicaciones.unpa.edu.ar.