Día de la Futbolista Argentina: es tiempo de igualar la cancha
La Ley 27.596 estableció el 21 de agosto como el Día de la Futbolista Argentina con el objetivo de visibilizar los torneos femeninos de fútbol, a sus jugadoras -históricas y actuales- y sus demandas laborales y deportivas. Pasaron 52 años del primer triunfo de un equipo de mujeres en una competencia mundial y todavía falta mucho por transformar.
“En Argentina nos pusimos la camiseta para alentar a nuestras jugadoras de fútbol”. Con estas palabras, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Ayelén Mazzina, dio inicio a su discurso en la Conferencia Ministerial del G20 sobre Empoderamiento de la Mujer (MCWE) 2023 que se desarrolló la primera semana de agosto en Gandhinagar, la capital del estado de Guyarat, en el oeste de India. Es que, al mismo tiempo, se llevaba adelante la novena edición del Mundial Femenino de Fútbol 2023 en Australia y Nueva Zelanda, que tendría a España como selección campeona. El 20 de agosto fue el día de la coronación de las españolas, apenas un día antes de una celebración que cada año tiene más reconocimiento y visibilidad.
"¿Qué tiene que ver el fútbol con el G20 y con este panel de empoderamiento de las mujeres?”, preguntó Mazzina ante más de 150 delegaciones de países miembros del G20 y de organizaciones internacionales.
Tiene que ver. Cada vez más niñas crecen con una pelota en sus pies y con el ejemplo cotidiano de más mujeres jugando de manera profesional a un deporte históricamente masculinizado. Tal como enfatizó la ministra, las nuevas generaciones están creciendo frente a otras mujeres que día a día luchan por sus derechos y ocupan espacios que antes les eran negados. Es el momento de las mujeres de tomarla con el pie y distribuir el juego.
El partido pendiente
Con un 2-0 en contra ante Suecia en la última jornada de la fase de grupos, la Selección Argentina de fútbol femenino no logró el pase a la siguiente ronda y quedó eliminada del Mundial 2023. Así, el equipo albiceleste se retiró del certamen con un empate, dos derrotas en su haber, pero con la conciencia de estar haciendo historia.
“Quedan un montón de generaciones por delante que sé que van a defender esta camiseta con sus vidas”, dijo Estefanía Banini luego de jugar su último mundial con la selección. “Nos hemos enfrentado a muchas discriminaciones, abuso de poder y demás. Creo que esa lucha de la mujer argentina es el legado que tratamos de dejar”, afirmó la delantera. Por último, agregó: “Se está dando que muchas chicas puedan tener las mismas oportunidades que los hombres. Ojalá que se les abran las puertas, que empiecen a tener una formación a temprana edad. Que tengan grandes profesionales y las acompañen en este proceso para que las puedan formar”. Dentro y fuera de la cancha, la lucha por la igualdad continúa.
Con una zurda infernal
Desde sus inicios, en 1863, el fútbol comenzó como deporte masculino. Sólo 29 años después se realizó el primer partido de mujeres. Sin embargo, una etapa más favorable se alcanzó en 1914, durante la Primera Guerra Mundial, cuando las mujeres salieron a trabajar a las fábricas y aprovechaban su tiempo libre jugando fútbol, todo antes incluso de ejercer el derecho al voto.
Sin embargo, la Federación Inglesa de Fútbol prohibió en 1921 el uso de recintos deportivos para partidos entre mujeres. Recién en 1971 Inglaterra levantó la prohibición y en 1980 fue reconocido por la FIFA. Para ese entonces la industria ya se había desarrollado por y para los varones. Por eso, según “la historia oficial”, no fue sino hasta 1991 que se realizó el primer torneo mundial de fútbol femenino, en China.
Pero 15 años antes de que el capitán argentino Diego Armando Maradona hiciera bailar a los ingleses en México, un grupo de 17 futbolistas argentinas ya había conocido el Estadio Azteca. Más precisamente, el 21 de agosto de 1971 ante miles de personas vencieron por 4 a 1 a Inglaterra con cuatro tantos de la zurda Elba Selva. Si bien aquel torneo no fue reconocido por la FIFA ni tuvo la cobertura que hoy sí tienen los torneos femeninos, marcó un antes y un después para la selección nacional.
Las Pioneras
Selva, que hoy tiene 76 años, dudaba de ir a México porque en ese momento trabajaba en una fábrica de alambres y tenía un hijo de dos años. “Betty” y Teresa eran parte de su equipo y también tenían otros empleos que atender y una gran cantidad de trabajos de cuidados que realizar. Actualmente con 82 y 72 años, respectivamente, no sólo son fieles seguidoras de la selección, sino que se encargan de predicar su pasión en los clubes del fútbol argentino. Con sus corazones palpitando por Racing de Avellaneda y Vélez Sarsfield, hoy recorren el país con su historia. No importa el paso del tiempo, quieren que su experiencia sea reconocida, pero, sobre todo, replicada.
Así, el mes de julio pasado, el presidente Alberto Fernández recibió en Casa Rosada a cuatro de las jugadoras pioneras que lucharon por años para lograr la profesionalización del deporte. Sin embargo, aseguran que el mejor reconocimiento es que las jugadoras más chicas las vean como un ejemplo.
Teresa Suárez y "Betty" García integraron el equipo que compitió en el Campeonato Mundial de Futbol Femenino México 1971, en el que participaron México, Argentina, Italia, Dinamarca, Inglaterra y Francia. “La mejor 4 del fútbol argentino” y “la 9 más temida”, se definen respectivamente. Ambas recuerdan con orgullo una historia invisibilizada.
17 jugadoras afrontaron la competencia internacional con todo en contra. Sin camisetas, ni cuerpo técnico, mucho menos médicos y, por supuesto, sin apoyo institucional. En aquel viaje había más pies que botines. Angélica Cardozo, Elba Selva, Marta Soler, Blanca Bruccoli, Eva Lembessi, Virginia Andrada, María Fiorelli, María Ponce, Zulma Gómez, Ofelia Feito, Susana Lopreito, Marta Andrada, Virginia Cattaneo, Zunilda Troncoso y María Cáceres completaban el equipo mundialista.
“La UTA nos dio los uniformes y nos prestó el predio que tienen en Ituzaingó para que nosotras concentráramos ahí”, recordó Betty, quien, además, comentó que tuvo que hacer “magia” para combinar su trabajo en un taller de guantes industriales con su pasión por el fútbol. Teresa también se vistió de “malabarista” para mantener su empleo en una multinacional que, de todas formas, terminaría cerrando en la década del 80.
Las Pioneras tienen la convicción de que contar su historia es una manera de seguir visibilizando al fútbol argentino. “Nosotras sembramos el fútbol femenino”, afirman con convicción y orgullo. Claro, es que pisando los años 60, junto a sus equipos de barrio como All Boys, Pompeya, Piraña, San Fernando o Boca del Tigre con jugadoras oriundas de Garín, Matheu e Ingeniero Maschwitz, viajaban por todo el país armando torneos relámpago para federalizar sus convocatorias.
Fue muy difícil. Los lunes iban directo de las canchas a sus obligaciones. Algunas hasta debieron hacer dedo para llegar a tiempo a su lugar de trabajo. Hubo quienes contaron con más entendimiento familiar -sólo un poco-, pero otras futbolistas sufrieron destratos y prepotencias machistas. “Teníamos que hacer todo. Además, el problema era que había que escaparse y mentir. Y cuando entrábamos a la cancha nos gritaban cosas, pero cuando empezábamos a jugar se callaban”, recuerda Betty. En la misma línea, la ex lateral derecha albiceleste, afirmó: “Nos decían muchas palabras groseras, ‘marimacho’ era la más suave, pero lo peor era ver a muchos novios metiéndose a la cancha para sacar a las pibas del juego”.
Pese a la amplia oposición y hostilidad hacia sus sueños y carreras, las Pioneras coinciden en la felicidad por haber hecho de su lucha un ejemplo, y de su compromiso por la igualdad, historia y camino para las nuevas generaciones. “Gracias a esa selección que fue la única en haber clasificado en un mundial hoy tenemos el Día de la Futbolista, sentimos un orgullo absoluto”, remarcan.
Como si de un cuento se tratara, “hace poco nos cruzamos con las inglesas a las que les ganamos en el 71”, relató Teresa y agregó: “Vieron la bandera argentina, nos reconocieron cuando bajamos del tren en Francia, nos abrazamos de inmediato como si fuéramos amigas de toda la vida”. Se trata de un logro colectivo, no hay dudas.
Abran cancha
Sus vidas continuaron ligadas al deporte y a la motivación por lograr una definitiva transformación cultural. Actualmente Betty es DT de las Noritas FC, un equipo de fútbol de mujeres que lleva su nombre en honor a Norita Cortiñas. Teresa forma parte también. La institución cuenta con una particularidad que también denota un hecho histórico: tiene una comisión directiva integrada por todas mujeres. El equipo nació en 2017 con la intención de homenajear en vida la lucha de Nora, quien dedicó muchos de sus 92 años a la búsqueda de Gustavo, su hijo, detenido y desaparecido en Castelar, provincia de Buenos Aires, en abril del 1977.
“Hay que abrirles la cancha a las pibas”, reclama Teresa. Entiende que “para tener un fútbol más igualitario también hay que pagarles un sueldo a las que no lo perciben y aumentar los (pocos) salarios que ya existen”. No sólo eso, sino que sostienen que se necesita una infraestructura que cobije tantos sueños y ayude a reproducirlos como, por ejemplo, pensiones a lo largo y ancho del país. "Los clubes y AFA tienen que apoyar porque sin recursos económicos es muy difícil”, redondearon.
Las Pioneras saben que hubo un avance y que ellas abrieron camino. Pero también son conscientes que falta mucho. Falta que las futbolistas se puedan dedicar al fútbol como en Europa, o más cerca, como los varones. Únicamente el día en que las jugadoras puedan vivir del fútbol se podrá hablar de profesionalismo. “Mientras tanto, la lucha continúa, pero todas juntas”, definió “Betty” García, o mejor como figura en su DNI, “Gloria Argentina” García.