CHIVILCOY, (Buenos Aires) – Durante los meses de junio, julio y agosto, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), realizó 55 operativos de inspección de cargas, controlando un total de 1.398 transportes con productos y subproductos de origen vegetal, animales en pie y alimentos.

Los controles se establecieron en distintos puntos de las las rutas nacionales 9 y 12, en jurisdicción de las localidades bonaerenses de Alsina, San Pedro, San Nicolás y Zárate, y fueron realizados por personal especializado del Centro Regional Buenos Aires Norte del Senasa con el apoyo de la Policía de Seguridad Vial y Gendarmería Nacional.

En tal sentido, Juan Piluso, jefe regional de operativos, señaló: “Estos controles son muy importantes porque están destinados a salvaguardar la salud de los consumidores, ya que verificamos la inocuidad, la aptitud y las condiciones de traslado de los alimentos que día a día llegan a la mesa de todos los argentinos”.

“Además de corroborar el cumplimiento de las normativas sanitarias en el traslado de los animales en pié, como bovinos, equinos y porcinos y de los productos y subproductos de origen vegetal, como plantas ornamentales, hortalizas y frutas”, agregó Piluso.

“Durante estos procedimientos labramos un total de 30 actas, al encontrar infracciones como: habilitaciones de transportes vencidas, credenciales apócrifas, falta de Documento de Tránsito Electrónico Vegetal y Animal, falta del Renfo y del Renspa, como así también viveros no inscriptos, equipamientos de frío sin funcionar y test de Anemia Infecciosa Equina, vencido”, señaló José Tirelli, encargado a nivel regional de la coordinación de los procedimientos en ruta.

En algunos casos y ante las inconsistencias detectadas, se realizó el decomiso y posterior destrucción de la mercadería, por ser transportada sin cumplir con las exigencias sanitarias manifestadas por el Decreto 4238/68 del Poder Ejecutivo Nacional y el Código Alimentario Argentino.

Con este tipo de acciones, el Senasa busca trabajar en favor de la salud pública, acompañando y concientizando a productores, tenedores, intermediarios, transportistas, comerciantes y consumidores, sobre la importancia de resguardar tanto la sanidad animal y vegetal como la inocuidad de los alimentos, en los distintos puntos de elaboración a lo largo de la cadena productiva.