Fundamento
Fundamento:
El frente del talud continental es una de las zonas más productivas del Atlántico Sudoccidental. En particular, el área ubicada entre los 42° y 48° de latitud sur, adyacente a la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) y que incluye el sector conocido como "Agujero Azul", se destaca tanto por su valor ecológico como por su importancia pesquera, ya que alberga poblaciones de especies comerciales clave como el calamar argentino, la merluza común, el abadejo y la merluza negra. Su riqueza biológica está influenciada por una compleja interacción de corrientes oceánicas, procesos ecológicos y dinámicas biogeoquímicas que favorecen la concentración de organismos marinos. Sin embargo, su manejo presenta importantes desafíos, especialmente en el área adyacente a la ZEEA, es decir, la porción de océano que se extiende más allá de las 200 millas marinas.
En esta región, la columna de agua, denominada como alta mar, se encuentra bajo regulaciones internacionales establecidas en la CONVEMAR. Aunque la CONVEMAR establece un marco general para la cooperación en la conservación y gestión de los recursos vivos en esta región, aún no existe un acuerdo internacional vinculante y eficaz que regule específicamente la pesca en dicha zona. Por otra parte, el fondo marino subyacente forma parte de la plataforma continental de Argentina, quien como país ribereño ejerce derechos de soberanía sobre los recursos naturales (vivos y no vivos) del lecho y subsuelo, como también está estipulado en la CONVEMAR. Esto introduce una diferencia clave en los marcos legales que aplican sobre la columna de agua y el lecho marino pertenecientes a un mismo espacio.
Actualmente, la pesca en la zona de alta mar adyacente a la ZEEA se rige principalmente por las normativas de los estados de bandera de los buques que allí operan, en consonancia con los principios generales establecidos en la CONVEMAR para la alta mar. Sin embargo, la ausencia de mecanismos de gobernanza regional específicos y vinculantes para esta área en particular, facilita la pesca No Reglamentada (PNR), es decir, pesca sin las debidas regulaciones y controles, lo que intensifica la presión sobre los recursos pesqueros.
Muchos de estos recursos corresponden a especies transzonales, es decir, que migran entre la ZEEA y alta mar, convirtiéndose en recursos compartidos que requieren una gestión cooperativa. Como esto actualmente no ocurre, no solo se pone en riesgo la sostenibilidad de especies clave y el equilibrio del ecosistema marino, sino que también se afecta a la economía argentina, al representar una competencia desleal para la flota nacional que sí opera bajo estrictos controles y regulaciones.
Al problema de la pesca excesiva y no reglamentada sobre las especies objetivo, se suman otros aspectos como la captura incidental y su descarte, y el posible impacto sobre algunos ecosistemas bentónicos sensibles provocado por prácticas como la pesca de arrastre sin restricciones. A esto se agrega la contaminación generada por los residuos de las propias embarcaciones. Frente a este panorama, es clave profundizar los estudios científicos que ayuden a entender cómo funciona este ecosistema, cómo responde a la pesca intensiva y a los cambios ambientales globales.
Este proyecto de investigación del INIDEP, centrado en generar información clave para el manejo sostenible de los recursos pesqueros en el frente del talud continental, especialmente en el "Agujero Azul", se suma a las acciones tendientes a fortalecer la presencia científica argentina en un área de alta relevancia geopolítica y estratégica. Los resultados obtenidos no solo consolidarán la soberanía sobre la plataforma continental y el uso sostenible de sus recursos naturales, sino que también mejorarán la gestión pesquera, optimizarán las políticas de conservación y defenderán los intereses estratégicos del país. Asimismo, este Proyecto de investigación, junto con otras actividades del Programa “Ecosistemas y Pesquerías Transzonales en el Área Adyacente”, propiciará la cooperación internacional y el intercambio de información científica con otros países que operan en la región, lo que permitirá avanzar en acuerdos internacionales para la implementación de estrategias conjuntas de monitoreo y control. De este modo, Argentina se posiciona como un actor clave en la investigación y conservación del Atlántico Sudoccidental, impulsando una gobernanza pesquera más transparente y sostenible.