Objetivo
Apoyar la recuperación económica y promover prácticas inteligentes desde el punto de vista climático entre las y los beneficiarias/os del proyecto en el sistema agroalimentario de Argentina; y responder eficazmente en caso de una crisis o emergencia admisible.
A través del Proyecto se busca:
- Promover la inversión pública y la movilización de capital privado en apoyo del sistema agroalimentario.
- Apoyar el crecimiento y desarrollo sectorial con mayor inclusión y sostenibilidad.
- Abordar las brechas de género.
- Generar importantes cobeneficios climáticos.
Estrategias
El Proyecto combina la inversión en bienes públicos, el apoyo a las inversiones privadas para mejorar el acceso al mercado y su desarrollo, reducir la vulnerabilidad de los habitantes de las zonas rurales, y las inversiones para promover la innovación agrícola.
Estas acciones o componentes buscan promover el crecimiento y el empleo con un enfoque de desarrollo más sostenible y a largo plazo, coherente con un desarrollo ecológico, resiliente e inclusivo. Las mismas están diseñadas para focalizarse en:
• La recuperación económica post pandémica
El brote del COVID-19 fue una de las mayores crisis económicas mundiales de los últimos tiempos y afectó a la Argentina en un momento en que la economía del país enfrentaba considerables desequilibrios macroeconómicos y un panorama de gran incertidumbre.
En un contexto de acceso restringido a los mercados, el financiamiento como respuesta al impacto provocado por el COVID-19, requirió una importante monetización del déficit, lo que exacerbó los desequilibrios macroeconómicos, principalmente al ejercer presión sobre las reservas y sobre la amplia brecha persistente entre los tipos de cambio oficial y paralelo.
En 2021 la economía comenzó su recuperación, aprovechando el amplio alcance de la campaña de vacunación y el apoyo fiscal específico que se mantuvo durante todo el año; y para agosto de 2021, se alcanzaron los niveles previos a la pandemia, aunque de forma muy heterogénea en los distintos sectores económicos.
En el marco del AGRO XXI, se busca apoyar esa recuperación económica con la creación de puestos de trabajo y el aumento de los volúmenes de ventas de los y las beneficiarias del proyecto.
• Prácticas inteligentes desde el punto de vista climático
El cambio climático y otros fenómenos meteorológicos presentan riesgos críticos para la agricultura y el bienestar de los agricultores. Se prevé que el aumento de las temperaturas y los fenómenos meteorológicos extremos provoquen catástrofes naturales más frecuentes e intensas, como olas de calor, inundaciones y sequías, que afectarán a la salud humana, los recursos hídricos y la seguridad alimentaria.
Los pequeños agricultores y las poblaciones rurales son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático debido a su dependencia de la agricultura de secano para la producción de alimentos (solo usa agua de lluvia para el cultivo), la seguridad nutricional y la generación de ingresos, así como a su limitada capacidad para hacer frente a las catástrofes o transferir los riesgos asociados a la pérdida o degradación de los activos productivos y la producción.
Para mitigar el cambio climático y adaptarse a los fenómenos extremos, es fundamental asegurar las inversiones futuras frente a las tormentas dañinas, adaptar las infraestructuras en respuesta a la erosión del suelo y las inundaciones, adoptar tecnologías y prácticas adaptativas e inteligentes desde el punto de vista climático y aplicar prácticas agroecológicas.
En el contexto de este Proyecto, se entiende por prácticas inteligentes desde el punto de vista climático a las inversiones realizadas por los y las beneficiarias que logran alguno de los tres objetivos siguientes:
- a) Aumentar la productividad agroalimentaria y los ingresos mediante la adopción de prácticas sostenibles.
- b) Adaptarse y crear resiliencia al cambio climático.
- c) Reducir el balance neto de emisiones de carbono (en escenarios con y sin proyecto).