Los créditos se conceden a través de tarjetas de crédito para fines personales, o de líneas de crédito a empresas para que cubran déficits momentáneos en su flujo de caja o para que financien su producción.

Es posible acceder a créditos a través de:

• Tarjeta de crédito: es la forma de financiamiento más tradicional, con un límite menor o mayor dependiendo de la solvencia informada (y declarada al fisco) de la persona y de su historial crediticio.

• Línea de crédito: es la que una institución bancaria abre a nombre de una persona o empresa para que use el dinero a su conveniencia, pagando intereses sobre el monto utilizado. Es decir, la entidad pone a disposición una suma de dinero, que tiene un costo (interés) que se aplica solamente respecto del dinero que efectivamente se use.

Los créditos pueden clasificarse de acuerdo a su tiempo de duración, puede ser de corto, mediano o largo plazo. A modo de ejemplo, los créditos personales suelen ser de menos de un año, los créditos para empresas de tres a cinco años, o de largo plazo como son los créditos hipotecarios de 20, 30 años.

Tipos de créditos: Se clasifican según su función y la finalidad.

Créditos personales, estos financian alguna necesidad específica, en un momento puntual como puede ser realizar un viaje, celebrar un cumpleaños, pero también puede financiar la compra de un calefón, una heladera u otro electrodoméstico.

Créditos para empresas, el objetivo está centrado en cubrir una necesidad de una empresa, puede ser de capital de trabajo o la compra de una herramienta.

Crédito hipotecario, con este tipo se busca financiar un bien inmueble.

Crédito de estudio pueden ser ofrecidos por centros educativos que buscan financiar carreras universitarias o de posgrado.