Gestión de residuos sólidos urbanos
Un residuo es todo elemento, material, objeto o sustancia que, como consecuencia de los procesos de consumo y del desarrollo de actividades humanas, es desechado o abandonado. Los residuos sólidos urbanos (RSU) —también denominados domiciliarios— pueden ser de origen residencial, urbano, comercial, asistencial, sanitario, industrial o institucional, con excepción de aquellos regulados por normas específicas como los residuos peligrosos y patogénicos, entre otros.
Además, la cantidad de RSU generada por los habitantes de un área refleja las condiciones de producción y consumo de la sociedad, por ello es de vital importancia cómo gestionamos los residuos desde nuestros hogares o nuestros espacio de trabajo.
Más del 40 % de los residuos que generamos son valorizables y pueden utilizarse para elaborar nuevos productos. Cuando los clasificamos correctamente, estos materiales pueden reinsertarse en el sistema productivo, lo que se conoce como separación en origen.
Esta acción —que todos podemos llevar a cabo— constituye un primer paso que influirá de manera directa en la gestión integral de los residuos.
La separación en origen consiste en clasificar y separar los distintos tipos de residuos en el lugar donde se generan como el hogar, la oficina o un comercio, antes de su recolección. De esta manera evitamos que todos los desechos se mezclen como “basura” y permitimos que los materiales aprovechables (como papel, cartón, plásticos, metales o vidrios) puedan tener un destino virtuoso (su reciclado o valorización).
Basura y residuo ¿es lo mismo?
No, es importante no confundir “basura” con “residuo”. La basura es todo aquello que ha perdido su utilidad y no puede valorizarse, por lo que debe destinarse a disposición final o incineradores (en caso de contar con dicha tecnología).
En cambio, el residuo es todo aquel material como vidrio, papel, plástico reciclable o aluminio que, aunque ya fueron utilizados, aún pueden ser valorizados de distintas maneras.
En conclusión, separar en origen significa clasificar los residuos desde el momento en que se generan, para que luego puedan recibir el tratamiento adecuado, ya sea reciclado, compostaje o una disposición final segura, entre otros.
En Argentina, el manejo de los RSU está regulado por la ley de presupuestos mínimos 25.916, que establece los criterios para un manejo adecuado de los residuos domiciliarios. Esta normativa promueve la gestión integral, la valorización, la minimización de la generación y la disposición final segura.
En el año 2022, la ley fue reglamentada mediante el Decreto 779/22, el cual estableció los principios rectores y lineamientos operativos orientados a la consolidación de un modelo de economía circular. Dicha decisión determina la jerarquía de opciones en la gestión integral de los residuos, que comprende las etapas de prevención, reutilización, recuperación, tratamiento y disposición final, e impone la obligatoriedad de implementar progresivamente sistemas de separación en origen y recolección diferenciada. Asimismo, posibilita la creación de programas específicos para la gestión de los residuos especiales de generación universal (REGU).
Además, a los fines del dictado de normas complementarias y de los sistemas de gestión de residuos por parte de las autoridades competentes, se destacan los lineamientos desarrollados en el artículo 6 del Anexo I, que incluyen:
a) De la cuna a la cuna: la gestión integral de los residuos domiciliarios se realizará con un enfoque de idear, diseñar y producir de forma tal que los elementos que componen los productos, bienes y servicios puedan ser sosteniblemente recuperados y valorizados en todas las etapas de su ciclo de vida.
b) Proximidad: la gestión integral de los residuos domiciliarios se realizará en los sitios que resulten adecuados y lo más cercanos posibles al lugar de su generación.
c) Responsabilidad extendida al productor: se promoverá la asignación de la responsabilidad objetiva por la gestión integral y su financiamiento a los productores que introducen por primera vez en el mercado bienes y productos que luego de consumidos devienen en residuos domiciliarios. A tales efectos, los productores deberán adecuarse progresivamente a las obligaciones que se establezcan, teniendo en cuenta el ciclo de vida del bien y/o producto, y el respeto por la jerarquía de opciones.
d) Ecodiseño: los sistemas de gestión integral promoverán incentivos para la integración sistemática de los aspectos ambientales en el diseño de los bienes y productos, con el fin de mejorar el comportamiento ambiental y disminuir las externalidades ambientales a lo largo del ciclo de vida de los mismos, en particular su duración y potencial de valorización.
e) Gradualidad: los sistemas de gestión integral se adaptarán racional, temporal y paulatinamente a los objetivos y obligaciones sentados por la presente reglamentación.
f) Utilización de mejores técnicas y prácticas de gestión disponibles: la gestión de los residuos domiciliarios utilizará las mejores técnicas y prácticas disponibles, priorizando la alternativa más eficaz y avanzada de gestión frente a determinado contexto, que incluya las particularidades de la jurisdicción correspondiente, la tipología del residuo y su composición entre otros factores; y que demuestre capacidad práctica, económica, social y ambiental para cumplir con los objetivos de la ley, y la jerarquía de opciones.
g) Trazabilidad: los sistemas de gestión empleados por las autoridades competentes deberán ser autosuficientes permitiendo conocer stocks, flujos de generación, trayectos y cantidades valorizadas y dispuestas finalmente en forma desagregada por cada etapa.
En este contexto, la normativa define de manera categórica a los residuos domiciliarios como aquellos materiales, objetos o sustancias generados y descartados como resultado doméstico, así como aquellos provenientes de lugares comerciales, institucionales, asistenciales o industriales.
Asimismo, el Anexo I del artículo 3° del Decreto 779/22 dispone una clasificación para la gestión de los residuos domiciliarios. Si bien dichas categorías puede ajustarse en función del tipo de material y la aplicación de las mejores técnicas disponibles, prácticas ambientales más avanzadas, así como factores técnicos, económicos y socioculturales, en términos generales se establece el siguiente orden de gestión:
- prevención y minimización
- reutilización o reúso
- recuperación
- tratamiento
- disposición final
Además, el Anexo II del Decreto 779/2022 establece un código unificado de colores con el objetivo de armonizar los criterios técnicos y ambientales aplicados en la gestión integral de los residuos domiciliarios. Este sistema busca unificar la identificación y segregación de los residuos en origen, promoviendo la educación ambiental ciudadana y facilitando los procesos de valorización y reciclaje a nivel nacional.
Las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son instadas a implementar sistemas de gestión que aseguren la segregación diferenciada de los residuos, identificando las distintas fracciones (como residuos secos valorizables, basura, residuos orgánicos, plásticos, papel y cartón, vidrio y metales) mediante colores específicos.
Asimismo, se incluyen una serie de recomendaciones operativas para la correcta aplicación del código, entre las que destacan:
- Aplicar el sistema de colores tanto en esquemas binarios como en aquellos que incorporan nuevas fracciones.
- Garantizar la seguridad de los operarios, acondicionando adecuadamente los residuos cortopunzantes o peligrosos.
- Asegurar el pretratamiento de los residuos secos (limpieza y escurrido) y la pureza de los residuos orgánicos compostables, libres de materiales no biodegradables.
- Definir contenedores, circuitos internos y frecuencia de recolección adecuados para cada fracción.
- Implementar un plan integral de comunicación, educación y sensibilización ambiental sostenido en el tiempo.
- Fomentar incentivos para la minimización y segregación en origen.
- Establecer un sistema de monitoreo e indicadores de seguimiento que permitan evaluar la eficacia de la gestión.
- Asegurar señalización y etiquetado claro en los contenedores y utilizar bolsas de color coincidente o transparentes para facilitar la identificación en todas las etapas del manejo.
En conjunto, los anexos constituyen una herramienta estratégica para avanzar hacia una gestión unificada, eficiente y sustentable de los residuos domiciliarios en todo el país.