• Evita sobreesfuerzos y la exposición. Quédate a resguardo en tu casa o en la oficina y no salgas, a menos que sea absolutamente necesario.

• Si vas a salir o a permanecer mucho tiempo afuera, llevá varias capas de ropa, de manera que te las puedas sacar para evitar la transpiración y el subsiguiente enfriamiento. Lo recomendable es que sean ropas de tejido apretado, impermeables al agua y con una capucha que proteja gran parte de tu cara y tu boca para que respires aire caliente y evites que entre aire extremadamente frío a tus pulmones.

• Es importante que haya recambio de aire en las habitaciones para evitar la acumulación de dióxido de carbono. Abrí con frecuencia puertas o ventanas durante pocos minutos para renovar el aire. No duermas con las ventanas cerradas. Dejá un pequeño espacio de ventilación.

• Verificar la correcta ventilación de los medios para calefaccionar que usen combustibles

• Por las noches, verificá la temperatura de las habitaciones de los adultos mayores y los niños. Mientras duermen, suelen perder más temperatura corporal.

• Tené una comunicación periódica con familiares o personas cercanas de edad avanzada que vivan solas para procurar asistencia en caso necesario.

• Agendá los números locales de Protección Civil, Bomberos y Policía.