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Un argentino descifrará los signos de una tumba egipcia


Oriundo de Santa Fe capital, Lucas Gheco, arqueólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en 2006 se mudó a Catamarca para estudiar la licenciatura en Arqueología en la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa). Luego hizo el doctorado en Ciencias Antropológicas en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) que finalizó en 2017, pero lo mantuvo como lugar de trabajo, siendo becario doctoral y ahora posdoctoral, el Centro de Investigaciones y Transferencia Catamarca en la línea de investigación Arqueología y Patrimonio Cultural. También es docente del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).

Actualmente, el Dr. Gheco forma parte de una misión conjunta entre investigadores de Argentina y Brasil, en cooperación con el Ministerio de Antigüedades egipcio en Lúxor, Antigua Tebas, donde se encuentran en ejecución las tareas de excavación y documentación de una tumba de la antigua necrópolis tebana. Dicha tumba perteneció a Amenemhat, un escriba, supervisor de graneros y contador de panes que vivió durante el reinado de Tutmosis III, gobernador de Egipto entre c. 1479 a 1425 a. C.

El proyecto, dirigido por la Dra. Bernarda Marconetto, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC) y el Dr. José Pellini de la Universidad Federal de Minas Gerais, plantea una mirada decolonial de la arqueología egipcia que trascienda el énfasis en el período faraónico para incluir la totalidad de los episodios de reutilización de la tumba hasta la actualidad.

El trabajo de Lucas Gheco se focaliza en el análisis de las complejas historias de confección y transformaciones de las paredes y techos pintados y grabados de la tumba. "Esta tumba fue elaborada hace casi 3500 años, pero las paredes no sólo contienen los motivos de ese primer momento "inaugural" sino que son las depositarias de una extensa historia cuyas últimas marcas no tienen más de algunas décadas", señala.

PRENSA CONICET

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