Presidencia de la Nación

Traslado de los restos del teniente coronel Francisco Olmos

Durante los actos recordatorios por el 171° aniversario del paso a la inmortalidad del General San Martín en Catamarca, se depositaron los restos simbólicos del teniente coronel Francisco Olmos, guerrero de la Independencia que ingresó al Regimiento de Granaderos a Caballo en 1812 y fue uno de los 7 granaderos originales que regresaron a Buenos Aires luego de la batalla de Ayacucho.


La ceremonia, que fue organizada por la Delegación del Ejército Argentino en Catamarca y la Asociación Cultural Sanmartiniana de Catamarca, se realizó en la plaza 25 de Mayo de la capital provincial.

Durante el acto se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino y del Himno a Catamarca, se colocaron de las ofrendas florales, se realizó el minuto de silencio a cargo de la Banda Municipal acompañado del toque de Campanas de la Catedral e hizo uso de la palabra el coronel (R) Evaristo Sánchez, presidente de la Asociación Cultural Sanmartiniana, tras lo cual se depositaron en el monolito construido para tal fin, los restos simbólicos del teniente coronel Francisco Olmos y se descubrió la placa de mármol que lo sella.

Participaron de la ceremonia el delegado del Ejército Argentino en Catamarca, coronel Adrián Ferrari, la Diputada Nacional Silvana Ginocchio, el Senador Provincial Prof. Oscar Vera, los ministros de Cultura, de Educación, el secretario de Gobierno de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca, el secretario de Seguridad de la Provincia, la secretaria y la directora de Cultura y Turismo de la Municipalidad, el director de Fiscalización de Obras Públicas y Privadas, el director de Defensa Civil, el obispo de Catamarca, Monseñor Luis Urbanc; autoridades de las Fuerzas de Seguridad, integrantes del Regimiento de Granaderos a Caballo y de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Catamarca.

Vida del teniente coronel Francisco Olmos

Francisco Olmos nació Catamarca en 1787. El 12 de octubre de 1812 sentó plaza como soldado del Regimiento de Granaderos a Caballo asistiendo al combate de San Lorenzo, el 3 de febrero del año siguiente. Ascendió a cabo 1º el 1 de julio de 1813, marchando en uno de los dos escuadrones de Granaderos a Caballo que pasaron a formar parte del ejército sitiador de Montevideo, hasta la capitulación de la plaza, el 23 de junio de 1814, por lo que mereció la condecoración otorgada por el Gobierno de las Provincias Unidas; así como su promoción a sargento 1º con fecha 1º de octubre de aquel año.

Poco después pasó a formar parte del Ejército de los Andes, asistiendo al pasaje de la Cordillera, y la batalla de Chacabuco, así como a la desgraciada jornada de Cancha Rayada y a la victoria de Maipú, el 5 de abril de 1818. Al organizarse el Regimiento de Cazadores a Caballo, pasó a formar parte del mismo y al prepararse la expedición para libertar el Perú, Francisco Olmos fue ascendido a alférez graduado del cuerpo mencionado, el 18 de abril de 1820.

Se embarcó en Valparaíso el 20 de agosto de este mismo año, y una vez desembarcado en aquel país, se halló en numerosas operaciones libertadoras desde el comienzo de la campaña. Asistió a la toma de Lima y se encontró en el sitio del Callao, bajo el comando superior del general Las Heras, mereciendo por su comportamiento la efectividad de alférez de Cazadores a Caballo, que le fue otorgada el 3 de agosto de 1821. Posteriormente, se refundieron los Cazadores y los Granaderos a Caballo, tomando el cuerpo así formado, esta última denominación, y Olmos fue promovido a teniente 1º del mismo, con fecha 18 de enero de 1822.

Bajo las órdenes del comandante Juan Lavalle concurrió a la campaña del Ecuador; en el combate de Río Bamba, librado el 21 de abril de 1822, la conducta de Olmos, se deduce del siguiente párrafo del parte de Lavalle: “Entre tantas acciones brillantes de los oficiales y tropa del Escuadrón, es difícil hallar la de más mérito; sin embargo, es preciso nombrar al valiente sargento mayor graduado D Alejo Bruix, al teniente D. Francisco Olmos, a los sargentos Díaz y Vega, y al granadero Lucero”.

Se halló en la batalla de Pichincha, librada el 24 de mayo del mismo año, bajo el mando superior del mariscal Sucre; mereciendo por su concurrencia a esta campaña, la condecoración otorgada por el general Simón Bolívar.

Participó en la famosa campaña a Puertos Intermedios, bajo el superior comando del general Alvarado, hallándose en la acción de Calana, el 1º de enero de 1823, a las órdenes del general Enrique Martínez. Igualmente participó en las batallas de Torata y de Moquehua el 19 y el 21 del mismo mes y año, en las que fue aplastado el ejército expedicionario, cuyos restos, que escasamente llegaban a 1.000 hombres del los 4.000 con que abrió la campaña, se embarcaron en el puerto de Ilo, rumbo al Callao. El transporte que conducía a los Granaderos a Caballo de los Andes, tuvo la poca suerte de encallar y hacerse pedazos a 12 leguas al Sur de Pisco y a 14 al Oeste de Ica. Toda la gente escapó a tierra, pero buscando el camino de Pisco, se perdieron y vagaron 36 horas por el desierto en la aflicción más dolorosa, y luego, de una desesperación absoluta. Sabido en Pisco el naufragio, salió inmediatamente un regimiento de caballería con agua de repuesto para recoger a los errantes. El coronel Juan Lavalle mandaba los 300 hombres que habían naufragado; cuando llegó el regimiento de referencia en su busca, éste los encontró pero cuando ya habían expirado como 100 de sed, y soportando todos los más crueles sufrimientos. Muchos perecieron estando a la vista la columna de los húsares que iba a socorrerlos, porque todos estaban prácticamente por expirar en aquellos instantes de angustia, muriendo de sed en medio del desierto. Francisco Olmos perteneció al grupo de los que salvaron de esta hecatombe.

Promovido a capitán graduado el 19 de noviembre de 1822, recibió la efectividad de este empleo el 25 de noviembre del año siguiente. Cuando en junio de 1823 los realistas descendieron de la Sierra con el general Canterac y ocuparon la ciudad de Lima, se encerró el mariscal Sucre con todas las fuerzas que mandaba en la fortaleza del Callao, donde fue sitiado desde el 13 de junio hasta el 17 de julio, en que los enemigos levantaron el sitio, evacuaron la Capital y se retiraron. Olmos se hallaba incorporado a las fuerzas de Sucre.

Se halló en las gloriosas batallas de Junín y de Ayacucho, batiéndose en esta última a las órdenes del coronel Félix Bogado, formando parte los Granaderos a Caballo de la División del general Miller, que ocupaba el centro del dispositivo patriota.

Terminada la guerra de la Independencia, los restos mutilados del glorioso Regimiento iniciaron el regreso a la Patria, con Bogado a la cabeza, y entre ellos el capitán Olmos. En enero de 1826 llegaron a Mendoza y al comienzo del mes siguiente, a Buenos Aires. En listas del Regimiento de Granaderos a Caballo fechadas en Mendoza el 31 de diciembre de 1825, Olmos figura como capitán de la 3ª compañía del 3er escuadrón; y de la 1ª compañía del Regimiento en las del 14 de julio de 1826.

Al organizar el coronel Olavarría el Regimiento Nº 16 de Caballería de Línea, de lanceros, el capitán Francisco Olmos pasó a comandar la 1ª compañía del 1er escuadrón, el 4 de agosto de aquel año, incorporándose con aquel cuerpo al Ejército Republicano. En “Calera de las Huérfanas” en noviembre de 1826. Asistió a la batalla de Ituzaingó, el 20 de febrero del año siguiente, y por su honroso comportamiento fue ascendido a sargento mayor graduado de su regimiento, el 6 de marzo, con antigüedad del 23 del mes anterior. Se halló en el combate de los Gajos de Camacuá el 23 de abril de igual año, siendo ascendido a comandante del 2º escuadrón el 16 de mayo de 1827, con antigüedad del 3 del mes anterior.

Acompañó, formando parte de su regimiento, al general Lavalle en su marcha en dirección al Yerbal, el 16 de mayo del mismo año; y en el combate de este nombre, librado el día 25, tuvo participación activa, como se desprende del párrafo siguiente, perteneciente al Boletín Nº 11 del Ejército Republicano: “El general Lavalle hizo sostener la marcha de su división con 50 hombres del Nº 4, al mando del capitán Maciel, apoyado en 50 lanceros del Nº 16 al mando del comandante Olmos. Los enemigos escopetearon con viveza la retaguardia de la división, confiados en sus buenos caballos y en las ventajas que les daba el descenso”. Después de esta campaña, Olmos quedó a cargo del Regimiento Nº 16 por licencia del titular, coronel Olavarría.

En junio estuvieron acampados en el Cerro Largo y todo el segundo semestre de 1827, en la costa del Tacuarí. El 22 de febrero de 1828 tuvo brillante comportamiento en el combate de los Potreros del Padre Filiberto, bajo el mando superior del general Lavalleja. Se halló en el combate de Las Cañas, el 15 de abril del mismo año, bajo el superior comando del general Julián Laguna. El comandante Olmos permaneció en la zona de operaciones hasta que se terminó la guerra, regresando el 26 de noviembre a Bueno Aires, formando parte con su regimiento, de la 1ª División del Ejército Republicano, que comandaba el general Enrique Martínez. Tomó parte en la revolución del 1º de diciembre contra el coronel Manuel Dorrego y asistió a la campaña subsiguiente en Buenos Aires y Santa Fe, hallándose en la acción de Navarro, el 9 de aquel mes y año, contra el gobernador depuesto; así como a la del Puente de Márquez, el 26 de abril de 1829, distinguiéndose en ambas especialmente en la de Navarro, donde fue herido.

El general Lavalle lo promovió a teniente coronel de caballería de línea, el 12 de junio de este último año. Caído aquel del poder, el comandante Olmos obtuvo una licencia temporal por hallarse enfermo, pasando el 1º de octubre de 1829 a la Plana Mayor del Ejército, hasta el 25 de febrero de 1830 (1), en que fue dado de baja del mismo, por no haberse presentado al término de su licencia; pero el teniente coronel Olmos fue nuevamente dado de alta en las listas de la “División de los Andes” de junio de 1833, a partir del 25 de febrero, pasando a revistar por Inválidos el 26 de diciembre de 1833

El teniente coronel Francisco Olmos falleció en Buenos Aires el 1º de julio de 1835, a la edad de 48 años.

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