Presidencia de la Nación

Teoría King Kong en una versión nuestra y actual en la Biblioteca Nacional

Imposible violar a esta mujer llena de vicios, protagonizada por Alejandra Flechner y dirigida por Graciela Camino, hoy y mañana en la explanada de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno. Entradas gratis.


Imposible violar a esta mujer llena de vicios es una de las cuatro puestas que estrenó el Teatro Nacional Cervantes en la explanada de la Biblioteca Nacional "Mariano Moreno" (Agüero 2502, CABA) basadas en el ensayo Teoría King Kong de la escritora francesa Virginie Despentes.

Esta entrega está dirigida por Graciela Camino y protagonizada por Alejandra Flechner, sobre una versión de Alejandro Maci. La obra se puede ver hoy (viernes 11) y mañana a las 22 h, y el domingo a las 21.30 h.

Hablamos con Graciela Camino y Alejandra Flechner sobre esta versión, el desafío de traer un texto extranjero, y de 2006, a la actualidad argentina y del aporte de hacerlo al aire libre fuera de la convención teatral.

Graciela Camino y Alejandra Flechner.

La directora Graciela Camino y la actriz Alejandra Flechner

-¿Habían leído el libro de Despentes previamente? ¿Qué pensaron cuando lo leyeron por primera vez?

Graciela Camino: Leí el libro cuando apareció, en 2006, como parte de mis lecturas de teóricas feministas. Yo voy haciendo una paneo por lo que sale, por lo nuevo, al menos a lo que cada una puede arribar a comprender. Y Virginie fue una mujer que pateó el tablero, dentro de lo que era en ese momento, la lectura de la postura feminista. A mí sorprendió, como lectora, escuchar una voz que decía algo distinto, de las mismas cuestiones que siempre nos ocupan, pero visto desde otro lado, desde un lado más punk, como ella misma se define, más rockero, más intransigente.

Alejandra Flechner: Lo leí hace varios años. En su momento, el material me pareció interesante por su calidad de manifiesto. Los manifiestos son muy radicales. Entonces, es un material muy radical, que manotea de muchas cosas y hay muchas cosas que son de una vigencia absoluta y hay muchas cosas que están perimidas. O que ya no tienen esa validez.

-¿Y qué les pasó con la lectura actual?

AF: Los feminismos que nosotras vivimos acá en Argentina, en América, son una experiencia muy fuerte y de los últimos años. Son una experiencia muy diferente al relato de lo que vivió una francesa en los años ochenta. Como el material es un relato en primera persona desde donde se desprenden algunos pensamientos más teóricos, entres comillas, hay cosas de esa experiencia que que nos atraviesan más y hay cosas que no. No es lo mismo ser francesa que ser argentina. Es otro tipo de realidad. Ser proletaria francesa no es ser proletaria argentina.

GC: Lo que observo ahora, al paso de los años, es su lado más subjetivo, más individualista, de su experiencia. Cuando me volví a encontrar con el texto, lo leí con más distancia de aquel origen y vi un panorama distinto, ya que en el medio nos pasó la movilización colectiva de los últimos años. Parecía que este discurso quedaba un poco atrás de eso, en el sentido que no había ocurrido todavía esa experiencia. Entonces, mi problema era cómo tratar ese texto, que finalmente es un manifiesto, y tiene todo su valor como manifiesto, pero cómo tratarlo en la actualidad. Era una disyuntiva que se me planteó no bien lo retomé porque lo estamos leyendo después de la marea, de la huelga general de las mujeres, después de un montón de cosas que son desde lo colectivo, pensadas desde lo colectivo y entonces lo que hice fue ocuparme de ver qué escribía Virginie ahora.

-¿Y con qué te encontraste?

GC En algunos reportajes y notas que ella dio, pude ver que también ella hizo una evolución, en su lenguaje sobre todo, y la encontré más próxima a cómo se están pensando las cosas ahora, cada uno de los temas. Desde la prostitución a la violación a la violencia doméstica. Como nos pasó a todas, estos años hemos sumado experiencia. En el sentido de la militancia, a mí me vino fenómeno porque me colocó ante un panorama que no pensaba: cómo pasó el tiempo, cómo los escritos se resignifican y cómo los pensamos ahora. En lo personal, fue una ganancia que me dio este trabajo, un plus.

La actriz Alejandra Flechner en “Imposible violar a esta mujer llena de vicios”.
La actriz Alejandra Flechner en “Imposible violar a esta mujer llena de vicios”.

Alejandra Flechner en Imposible violar a esta mujer llena de vicios

-¿Cómo fue el trabajo que hicieron sobre el texto?

GC: Entre que me convocaron y el estreno, pasó la pandemia, así que mientras todo esto sucedía, yo fui trabajado mucho en la edición del texto. No sólo en el original, sino incluso en la versión teatral. Con la idea de colocarlo, sobre todo, en un territorio y en una temporalidad más cercana a nosotros. A nuestra actualidad. Después empezó la última parte del trabajo, que fue el montaje, los ensayos y todo lo que tiene que ver con el dispositivo escénico. Esta idea la compartí con Alejandra, hablamos mucho, tuvimos largas conversaciones sobre el texto. Entonces, sobre ese primer trabajo de edición que yo había hecho y de puesta actual, ella también colaboró muchísimo porque como es una actriz que tiene muchas herramientas y tiene mucha experiencia, en las sucesivas lecturas en voz alta del texto, ella lo fue limpiando también, de las formas más imperfectas, en lo que sería una lectura para ser escuchada, no para ser leída. Eso tampoco lo convirtió en un texto teatral, porque no lo es, pero sí lo puso de un modo más audible, menos farragoso, menos cansador, porque es mucho rato de lectura. Ese trabajo ella lo hizo casi espontáneamente. A mí me gustaba mucho verlo en los ensayos porque ella iba, no corrigiendo, pero sí lo que nosotros llamamos “peinar el texto”: hacerlo fluido.

-¿Cómo les parece que quedó el material?

AF: Es un material que lo escuchás y resuena por todos lados. **Hay cosas que te pueden parecer muy brutales, muy bestiales, cosas con las que podés no coincidir inclusive, pero no deja de ser un material que tiene, en muchos aspectos, un diálogo con la realidad de hoy, muy actualizado. Por lo menos fue lo que intentamos con Graciela, porque necesitábamos reactualizar ese diálogo con la realidad del material. No ponerlo como una obra de museo: esto fue lo que escribió Virginie Despentes en 2006. Además, las feministas, las que tenemos algún tipo de activismo, tenemos un montón de referencias, nuestras propias voces criollas. Estaba esa cuestión de cómo lo teórico tiene una hegemonía, que suele venir de un lugar blanco y de poder. Entonces, todo bien con la teoría europea, pero nosotras también tenemos cosas para decir. Con Graciela coincidimos en que necesitábamos encontrarle el lugar por donde a nosotras el material nos atravesara en nuestra experiencia. Hay algo que está muy atravesado por nuestra experiencia de este lugar. Nosotras necesitábamos hacer con el material eso para que nos pudiera resonar de otro modo.

-¿De qué se tratan esas partes?

GC: La idea era territorializar el material, ponerlo en un lugar cercano para que no sólo fuera comprendido como un manifiesto general. Por eso yo decidí, desde la dirección, hacer unas incrustaciones en el texto, que no son de Virginie, que tuvieron su evolución, pero finalmente terminaron siendo dos testimonios, también documentales, reales. Uno es de **Thelma Fardin, porque justo en el momento en que estábamos empezando los ensayos, apareció esta modificación en el enjuiciamiento a (Juan) Darthés, donde formalmente la causa casi vuelve a cero, después de la semejante exposición que tuvo Thelma y de todo lo que combatió y que se expuso. La justicia dice, por una cuestión de territorio, “no ha lugar”. Lo que demuestra que el texto que estamos diciendo, hablando y enunciando es completamente actual. Está ocurriendo hoy aquí y ahora de una manera insoslayable. Entonces le pedimos a Thelma que grabara un pequeño testimonio, lo pusimos en el montaje y aparece su voz.

La actriz Alejandra Flechner en “Imposible violar a esta mujer llena de vicios”.
La actriz Alejandra Flechner en “Imposible violar a esta mujer llena de vicios”.

Alejandra Flechner en Imposible violar a esta mujer llena de vicios

-¿Y el otro testimonio?

GC: Hay otro momento de otro testimonio que a mí me pareció importantísimo que apareciera así, que lo pudiéramos iluminar, que es el de algunas mujeres que estuvieron secuestradas en la última dictadura en la ESMA. El tema de la violencia sexual en los campos clandestinos durante la dictadura es tema muy delicado. Para opinar y también para testimoniar. Para la mayoría de las compañeras, yo soy de esa generación por eso estoy involucrada directamente, ha sido una cosa que costó muchísimo que empezara a abrirse, a salir a la luz. A partir del libro Putas y guerrilleras que hay editado con algunos testimonios, me fui poniendo en contacto con amigas y compañeras, y logramos armar una cosa que es como un pequeño testimonio de tres voces distintas que narran muy brevemente, y muy discretamente también, su experiencia en relación a violencia sexual en los campos. Así como Virginie cuenta su violación en primera persona, están las palabras de esas compañeras para dar ese testimonio. Es la primera vez que se escuchan en público algunas declaraciones de esta experiencia brutal del tratamiento de los cuerpos de las mujeres en los campos.

-¿Cómo es la reacción del público?

GC: Es un momento muy conmovedor. Nosotras estamos atrás y vemos al público, y hay entre un desconcierto y una atención que me parece que al menos abre un sentido.

-El espectáculo no se hace en el teatro, sino en la explanada de la Biblioteca Nacional, ¿qué se modifica con el cambio de escenario?

AF: Primero que no es una obra de teatro convencional, es una especie de "perfo", de situación donde se hace una lectura del texto de Despentes. La situación de la Biblioteca le proporciona otro diálogo. Un material tan fuerte, que tiene tanto de manifiesto y que tiene tantas cosas para dialogar, en el sentido de un material que te interpela de algún modo. Entonces, establecer un diálogo con ese material en el lugar que no sea un teatro, se puede establecer otro tipo de diálogo artístico con las personas que lo ven. No es lo mismo estar en una butaca del Cervantes en la sala principal, con los balcones de brocatto, que estar en la Biblioteca con el viento que corre. Para mí, lo hace al material más cercano.

GC: Estos textos se corresponden mucho más con la intemperie que el amparo que te da el teatro. Corresponden más el exterior: al viento, las inclemencias. Estar un poco menos confortable tiene más correspondencia con lo que se va a ver que la instancia de la convención teatral de ir a la boletería, tomar la entrada y sentarse en la butaca. Está bueno y que habría que hacerlo mucho más al aire libre, que lo escuchen otros oídos, lo pienso así como algo menos formal.

Las entradas son gratuitas y se reservan por Alternativa Teatral (hasta dos ubicaciones por persona). El espectáculo contiene escenas y lenguaje adulto.

Fotos de la nota: Ailén Garelli.

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