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“Saocom es el mayor desafío que tuvo el país en el área satelital”


Laura Frulla, investigadora principal de la misión, destacó el carácter estratégico del primer satélite de radar que medirá la humedad del suelo en la región Pampeana y los aportes para el agro. Recibió la medalla de oro en el Premio Ternium Expoagro a la Innovación Agroindustrial.

El desarrollo de la misión SAOCOM representa un desafío para la ciencia espacial argentina y pone a los ojos del mundo la capacidad de las científicas y científicos para diseñar un satélite que proveerá información en cualquier condición meteorológica, tanto de día como de noche, a través de microondas en banda L. En Expoagro, el satélite recibió la medalla de oro en el Premio Ternium Expoagro a la Innovación Agroindustrial.

El SAOCOM 1A ya se encuentra en órbita para la observación de la tierra desde el espacio y a la espera de su gemelo SAOCOM 1B. Cuenta con características que superan a los satélites-radar desarrollados por Japón, una potencia aeroespacial.

A los ya posibles aportes sobre la reserva de humedad en el suelo y su disponibilidad, índices de vegetación y control de plagas, suma aplicaciones para las alertas sobre potenciales inundaciones, incendios y enfermedades de interés agrícola. “Es información estratégica y de relevancia para los productores”, dice Laura Frulla –doctora en física– y agregó: “Contar con estos datos en tiempo real podrá marcar la diferencia en una campaña”. Este es un factor crítico para la producción agropecuaria y clave para decidir cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol.

Y si bien tomará datos de todo el mundo, con el aporte del INTA, podrá saber cuál es la humedad del suelo en la región Pampeana en un área de interés de alrededor de 83 millones de hectáreas con una resolución de un kilómetro.

Otros usos de este instrumento de radar polarimétrico, con una antena de 35 metros cuadrados y alta sensibilidad en sus adquisiciones, podrán destinarse en aplicaciones hidrológicas, costeras y oceánicas como también en nieve, hielo y glaciares. Aunque también despierta interés y oportunidades para estudios urbanos, de seguridad y defensa junto a otras áreas de interés productivo.

En la entrevista publicada por la Revista RIA, esta científica reconocida internacionalmente, que se integró hace ya 20 años a la CONAE para trabajar en calibración radiométrica y geométrica del satélite SAC-C, no deja de expresar que se trata de uno de los grandes orgullos de la CONAE y “un gran avance para el país, que nos otorga soberanía tecnológica”.

¿Qué conocimientos fueron necesarios para identificar lo que se quería medir con este satélite? ¿Qué perfiles aportaron y desde qué disciplinas?

Este satélite reúne muchas ópticas. Pero en realidad, el nacimiento del satélite desde los requerimientos y de pensar “qué queremos que mida”, se conforma desde el aporte de disciplinas como la agronomía, la biología, así como del conocimiento de profesionales de disciplinas como el urbanismo, la geología y la meteorología. Se tuvieron que tener en cuenta múltiples elementos porque había que darle al instrumento una versatilidad tal que pudiera identificar distintos aspectos; es decir, no solo que permitiera conocer la humedad del suelo, que la puede detectar, sino además detectar rasgos en las zonas urbanas y medir desplazamientos de la superficie, identificar variaciones de alturas y generar modelos digitales de elevación. Para todo esto, se requieren distintas miradas desde lo que es la aplicación.

Todos estos aportes, ¿qué capacidad le dieron al SAOCOM para que se distinga del resto de los satélites?

Hemos analizado el comportamiento de lo que mide un instrumento de radar en microondas (referido como el coeficiente de retrodispersión) de acuerdo con el tipo de superficie, y también hemos tomado como referencia los valores obtenidos por otros instrumentos de radar en las microondas, sumado a lo que predice la teoría. En función de esto, pudimos definir la capacidad que le daríamos al instrumento para identificar distintos elementos de la superficie terrestre y la sensibilidad a las variaciones de los mismos. Esto está relacionado, entre otros parámetros, con lo que se llama rango dinámico de un instrumento. Este parámetro es justamente el que distingue al instrumento que lleva el SAOCOM del resto en su tipo y lo pone por encima de cualquier otro instrumento de radar. Para entender la importancia de contar con un instrumento con un rango dinámico tal que permita identificar todos los elementos de la superficie terrestre y que además sea sensible a las variaciones de los mismos, podemos recurrir a un ejemplo. Si necesitas medir una mesa que mide 1 m y te damos una regla de 10 cm graduada al milímetro, se puede medir, pero necesitarás realizar al menos 10 mediciones consecutivas para medir 1 m y vas a tener un error de al menos 1 milímetro. Ahora bien, si en cambio te damos una regla de 1 m graduada a 1 décima de mm, podrás medir 1 metro de una sola vez y la medición se hará con una décima de mm de error. Esto llevado a lo que nos ocupa, es decir, el rango dinámico de un instrumento, es entonces el rango de valores de coeficiente de retrodispersión posibles de ser medidos por el instrumento (ejemplificado con la regla de 1 m) junto con la capacidad de distinguir elementos o la sensibilidad a las variaciones de los elementos (ejemplificado con la graduación de la regla a la décima de mm).

Con toda esta experiencia y camino recorrido, ¿qué conocimientos quedan para el equipo formado en el país?

Si bien somos pequeños frente a las potencias del sector, pudimos hacer un satélite como lo hacen las potencias y esto nos genera orgullo.

Argentina desarrolló un satélite de avanzada que supera con su tecnología a los que están en funcionamiento…

Cuando decimos que es superior al satélite japonés en banda L, podemos probarlo. No tiene nada que envidiarle y es superior por el rango dinámico del SAOCOM. Hay algo más y tiene que ver con la relación señal a ruido que, al ser mejor, ayuda a la identificación de los distintos aspectos de la superficie terrestre.

Desde esta visión, ¿cómo se llega a un desarrollo de vanguardia?

Solo se puede explicar porque somos argentinos… creo que esta es la primera respuesta. Por supuesto que hemos tenido colaboración de la Agencia Espacial Europea y de la NASA. Esta última a nivel de campo, en lo que hace a los procesos de validación y a las mediciones en el terreno de humedad en el suelo. La NASA tiene una misión que se llama SMAP que puede identificar humedad de suelo con 9 km de resolución espacial. A pesar de que ya habíamos hecho otros intentos de instalación de sitios para medición de humedad del suelo, en Argentina instalamos con la NASA el primer sitio efectivo en la localidad cordobesa de Bell Ville, espacio facilitado por el productor Romagnolli. NASA nos sugirió dónde y cómo teníamos que instalar los instrumentos para que las mediciones resulten mejores. Cabe destacar que este sitio fue el único elegido por la NASA para Latinoamérica y se utilizó como sitio modelo para la calibración y validación del producto humedad del suelo generado por SMAP. Así, al día de hoy se cuenta con más de 100 sensores distribuidos en toda la región pampeana a imagen y semejanza del sitio piloto de Bell Ville.

“Saocom es el mayor desafío que tuvo el país en el área satelital”

Los datos que aportará son muy esperados, por el impacto que tendrán desde lo productivo…

Nosotros no solo vamos a obtener la humedad en el suelo en un área, sino que vamos a contar con las capas del mapa a 2 m de profundidad. Esto dará una idea de si hay napa freática y dónde, siempre y cuando no esté a mucho más de 2 m de profundidad, y también permitirá la identificación de acuíferos. Se trata de un aporte importante que además se lo puede vincular con otro tipo de información. Es un desarrollo que sostiene las políticas públicas y, en el caso del INTA, es un usuario primario de la información que genere.

¿Qué representa este desarrollo para la soberanía tecnológica nacional?

Es un orgullo para Argentina poder ser parte de este desarrollo, en el sentido de que las agencias espaciales nos respetan. Nos consideran y están esperando esta información. Pero tenemos que pensar cómo ponerla a disposición, porque no la podemos brindar sin una contraprestación, no la podemos regalar. Contrariamente, en el exterior se está instalando el concepto de uso libre y abierto de la información lo que nos lleva a considerar los usos posibles: gubernamental, emergencias o académico, a partir de destinarles una cuota. De ahí en más el uso que podamos hacer del resto de la información será comercial. En este punto, estamos en una instancia de negociación con las agencias. Otra cuestión surge del soporte que hemos recibido de éstas, por lo cual, y de alguna manera, se tiene que hacer una devolución.

¿Cómo se vivió la puesta en órbita del SAOCOM en el país y el mundo? Más allá de lo que significa como noticia y yendo a lo que genera en cuanto a la producción de nuevos datos…

Lo primero que surge es que para que en el país se incorpore el uso de esta información, hay que trabajar y mucho. No están muy instalados sus posibles usos exceptuando al INTA, un caso particular porque tiene trayectoria en el uso de dato satelitales. En ese aspecto es una de las más adelantadas entre todas las instituciones. Del resto no está del todo claro si están en el proceso de transformación, porque todavía dependen del dato acotado.

En el mundo, ¿quiénes esperan esta la información? ¿Y qué sucede con los productores argentinos?

En el exterior la demandan las agencias espaciales, las instituciones y las empresas, estas últimas para vender la información. Ésta es información que se consume. Pero tenemos que reconocer que en el exterior hay una trayectoria en lo que hace al uso de información satelital y por lo tanto al conocimiento sobre los posibles usos de los satélites. En nuestro país el lanzamiento y la puesta en órbita del SAOCOM tuvo una repercusión muy importante que no la esperábamos. Y si bien ya habíamos lanzado los satélites SAC-B (1996), SAC-A (1998), SAC-C (2000) y SAC-D (2011), eran más bien de uso académico. Ahora, con el SAOCOM, hay mucho por trabajar para lograr incorporar el uso de la información satelital en la sociedad y tener así un mayor reconocimiento a la necesidad de contar con este tipo de información.

De ahora en más, ¿cómo se continua y con qué proyectos a futuro?

El futuro hay que trabajarlo, construirlo. En esa línea está el SAOCOM 2, pero nos tenemos que adaptar a la realidad del país. El SAOCOM 1A se llevó mucho presupuesto y aún falta lanzar el 1B. Para que tengamos presupuesto depende de nuestro trabajo generando productos y que la gente los demande y se acostumbre a usarlos. Si hay requerimientos, seguramente vamos a tener el presupuesto necesario para atenderlos.

¿Hay otros proyectos para los próximos años que nos puedan poner a la vanguardia en esta tecnología?

Desde ya está el SAOCOM 2 y hay que empezar con su desarrollo. Seguramente no demandará el mismo tiempo porque hay un camino recorrido. Estamos en una línea de desarrollo para acortar aún más las distancias temporales, en algo que se reconoce como arquitectura segmentada. Y me refiero a que este satélite tiene una antena de 10 m de largo y un peso de 3 toneladas. La idea es estudiar, y en eso estamos, la posibilidad de lanzar satélites que sean más pequeños: entre 250 kg y 700 kg con antenas más chicas, por ejemplo, de 1 m. Entonces, con 10 satélites con antenas de 1 m operando de manera coordinada, queremos ver si podemos reproducir, con éstos, lo que puede hacer uno con una antena de 10 m.

Estos satélites más pequeños y livianos son mucho más fáciles de manejar, desde el punto de vista del desarrollo y del recurso económico requerido, y además si se rompen se pueden reemplazar. Por otro lado, el lanzamiento de estos satélites está vinculado con el proyecto de lanzadores que tiene la CONAE. El objetivo es estar en condiciones para lanzar nuestros satélites de arquitectura segmentada con nuestros lanzadores desde nuestro territorio.

Para leer la entrevista completa, visitá el sitio de noticias de la Revista RIA.

Medalla de oro

En el marco de Expoagro, y en el rubro Robótica aplicada a la agroindustria, el satélite recibió la medalla de oro en el Premio Ternium Expoagro a la Innovación Agroindustrial. El reconocimiento busca promover y estimular el desarrollo de la tecnología vinculada con la maquinaria de origen argentino.

“La misión satelital SAOCOM 1 de la CONAE aporta información novedosa, precisa y de manera operativa, sobre el ambiente donde se desarrolla la actividad agropecuaria”, resume el sitio oficial del premio.

En la 6ta edición del Premio Ternium Expoagro a la Innovación Agroindustrial, la entrega de medallas se realizó durante la exposición. Se premiaron los desarrollos de origen nacional donde más del 60 % del valor de sus componentes son de fabricación argentina, además se destacaron otros dos desarrollos con mención de origen extranjero.

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