Royon: “Atucha II se reparó en tiempo récord gracias al talento argentino”
A partir de un proyecto planificado por especialistas locales y novedosas herramientas construidas en nuestro país se logró solucionar en 10 meses el inconveniente mecánico que obligó a detener las operaciones de la planta. La técnica elaborada por el sector nuclear argentino produjo un ahorro superior a los 1.000 millones de dólares y posiciona al país como exportador de una solución inédita a la hora de realizar intervenciones al interior de un reactor
Tras diez meses sin entregar energía al sistema, la Central Nuclear Atucha II fue nuevamente puesta en servicio gracias a la capacidad técnica del sector nuclear argentino y a la integración con la industria nacional, que permitió reparar el desperfecto en un plazo mucho menor al estimado por el diseñador original.
“Una vez más nuestro sector nuclear está escribiendo la historia, lograr esta reparación que parecía imposible marca un hecho histórico en la Argentina. En momentos en que la transición energética vuelve a poner de relieve la energía nuclear en la agenda global, los científicos y las empresas argentinas le demuestran al mundo su capacidad de innovación y demuestran que la Argentina está preparada para ese desafío” sostuvo la titular de Energía, Flavia Royon al participar junto a las autoridades de Nucleoeléctrica Argentina S. A. (NA-SA) del acto de reactivación de la central en el partido bonaerense de Zárate.
Royon transmitió el saludo y la felicitación del ministro Sergio Massa “que no pudo estar por cuestiones de agenda” y recordó que “en el mundo nos decían que esta reparación iba a necesitar cuatro años y que iba a ser necesario desarmar el reactor con el costo y el riesgo que esto conlleva, ya que se trata de la máquina más grande de nuestro sistema. Y nosotros la llevamos adelante en diez meses”.
La secretaria explicó: “Lo que hubiéramos tenido que gastar si Atucha II hubiera estado parada cuatro años asciende fácilmente a más de 1.000 millones de dólares, por eso es una alegría que Atucha II haya reparado en tiempo récord gracias al talento argentino: no trajimos empresas de afuera a ver cómo lo podían resolver, fueron científicos, ingenieros, el trabajo en colaboración con la CNEA y con las empresas vinculadas al sector nuclear y también de pymes de la zona”.
En otro tramo de su discurso Royon hizo hincapié en la importancia fundamental de sostener políticas públicas que incentivan el desarrollo científico nacional: “Cuando otros modelos dicen que esto debe ser eliminado como política pública y que solo el sector privado se haga cargo tenemos que saber que no hay país desarrollado que no sostenga políticas públicas en investigación, desarrollo e innovación tecnológica. Y hoy Atucha se reactiva con su reactor reparado en tiempo récord, eso es una muestra de la capacidad del sector nuclear cuando tiene una política pública que sostiene una mirada estratégica que apuesta a la innovación y al desarrollo tecnológico. Y esa mirada hacia las políticas públicas es la que vamos a seguir sosteniendo”.
Y concluyó: “Mi reconocimiento a los más de 3.000 trabajadores de la Central. Son un motivo de orgullo por el sentimiento y el compromiso que ponen, como todos quienes estamos involucrados en el sector energético argentino. El ecosistema científico tecnológico argentino está a la altura de cualquier país desarrollado. Argentina no solo tiene los recursos naturales que el mundo necesita, sino que cuenta con un recurso humano privilegiado, por todos los trabajadores formados y capacitados en su sector nuclear y también vamos a exportar el desarrollo medicinal a partir de la energía nuclear”.
En el mismo sentido, el presidente de Nucleoeléctrica Argentina, José Luis Antúnez, afirmó: “Hemos hecho un enorme esfuerzo, pero lo que yo aprecio más es que ha sido un esfuerzo colectivo, ha sido un esfuerzo total de NASA, la Secretaría de Energía, la Comisión Nacional de Energía Atómica y toda la cadena de valor de nuestros proveedores, en particular los del sector nuclear”.
La necesidad de parar la planta se debió a un inconveniente detectado en octubre de 2022 cuando, en el marco de una inspección periódica, se constató el desprendimiento de uno de los cuatro separadores internos del reactor.
La ubicación del desperfecto mecánico se identificó en la parte inferior del reactor, en una zona considerada inaccesible a 14 metros de profundidad. Antes esta situación la solución de diseño indicaba proceder al desarme completo del reactor, lo que hubiera implicado mantener a la central nuclear fuera del sistema por un plazo de cuatro años.
Frente a ese panorama Nucleoeléctrica Argentina, en coordinación y con el apoyo de la Secretaría de Energía y la CNEA, tomó la decisión de implementar una decisión alternativa sin precedentes en el mundo: diseñó un plan de trabajo consistente en la reparación remota a través de los orificios para carga y descarga de combustible.
Diego Garde, ingeniero a cargo del proyecto de reparación, consideró que “este desafío, que llevó a cabo Nucleoeléctrica Argentina con toda la industria nuclear argentina y todas las empresas que participaron, nos muestra de lo que somos capaces los argentinos, reparar un reactor nuclear prototipo en el mundo, que ninguna otra empresa se hubiera animado a hacer en los tiempos en que lo hicimos”.
La elaboración de una estrategia y una logística propias para resolver el inconveniente, junto con la realización del conjunto del proceso en un plazo récord, pone de relieve la capacidad de los científicos e ingenieros formados en la universidad públicas e insertos en las áreas del sector nuclear nacional.
El plan fue objeto de estudio y análisis por parte de un equipo interdisciplinario conformado con personal de Nucleoeléctrica Argentina, quienes se abocaron de inmediato a pautar y ejecutar una serie de fases que permitieran operar al interior del reactor.
Para cumplir con la reparación se desarrolló un conjunto de herramientas que habilitaran el trabajo en las condiciones particulares del reactor y su desperfecto. La planificación y construcción de estos materiales corrió por cuenta de diversos sectores de la empresa en colaboración con proveedores locales, siendo un ejemplo concreto de la sinergia productiva entre la ciencia argentina y el entramado tecnológico y productivo nacional.
La opción alternativa, llevada adelante por el conjunto del sector nuclear argentino y la asistencia de proveedores locales, evitó el desarme del reactor y redujo el plazo de la reparación a diez meses. Gracias al acortamiento de los plazos la Argentina ahorro más de 1000 millones de dólares de costo de energía no suministrada. Además, el costo de la solución nacional resultó veinte veces inferior al que hubiera demandado la respuesta de diseño.
La reparación del desperfecto en tiempo récord permitió volver a poner en funcionamiento la Central Nuclear Atucha II en condiciones de plena seguridad. Es el fruto del trabajo y la capacidad científico-técnica del complejo nuclear argentino, y confirma la integración virtuosa con el sector privado en el desarrollo de una cadena de proveedores de calidad.
La solución ejecutada confirma el prestigio del sector nuclear argentino en el mundo y lo posiciona nuevamente como un exportador de alto valor agregado en la materia.
Del acto de puesta en marcha de la central participó la subsecretaria de Planeamiento Energético, Cecilia Garibotti, quien estuvo acompañada por directores nacionales de la subsecretaría de Energía Eléctrica y asesores de su área y de la subsecretaría Coordinación Institucional de Energía.
También concurrieron la presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Adriana Serquis; las diputadas nacionales Micaela Moran y Agustina Propato; el secretario general de la seccional Zárate de la UOCRA, Julio González. A ellos se sumaron otras autoridades de Nucleoeléctrica Argentina y representantes de las empresas pyme que intervinieron en la reparación del reactor.