Pautas para una gestión integral del fuego
En las Sierras de San Luis, la posibilidad que se registren incendios severos es constante, con mayor probabilidad que ocurran entre agosto y diciembre. Por ello, desde el INTA, brindaron recomendaciones para disminuir los efectos nocivos que los incendios provocan en la estructura y diversidad de la comunidad vegetal y en la infraestructura de los establecimientos rurales y urbanos.
En agosto, las cercanías de la ciudad de San Luis se vieron afectadas por fuegos que provocaron importantes daños. Desde el Laboratorio de Geomática del INTA y a través de la utilización de imágenes satelitales, delimitaron el área afectada. El cálculo determinó que la superficie afectada ascendió a 14.400 hectáreas.
Ante las previsiones climáticas y con la posibilidad que se registren nuevos focos, desde el INTA San Luis recomiendan realizar una gestión integral del fuego con el objetivo de minimizar el impacto de los daños y prevenir futuros incendios.
Manuel Demaria -Especialistas del Laboratorio de Teledetección y Sistemas de Información Geográficas (SIG) de INTA San Luis,- afirmó: “En las sierras de San Luis el fuego siempre ha sido un factor ecológico natural que ha tenido una influencia muy importante en la evolución de las especies y en la dinámica de la vegetación de los ambientes naturales”, y agregó: “Es prácticamente imposible anular su presencia, ya que las características climáticas y el tipo de vegetación los hacen propensos a quemarse”.
Además de los incendios naturales, los fuegos accidentales de alta intensidad, frecuencia, y que se producen cubriendo grandes extensiones de terreno pueden ocasionar importantes daños socioambientales: “Por un lado, la degradación de la flora, la fauna y los suelos; y, por otro lado, el impacto para el ser humano”, indicó Demaria.
“Por lo tanto es fundamental realizar una gestión adecuada del fuego a través del control, las quemas prescriptas y planes de manejo que garanticen restaurar y ajustar los regímenes de incendios para enmarcarlos en rangos ecológicamente aceptables, y que al mismo tiempo garanticen una convivencia sostenible desde el punto de vista humano”, puntualizó.
En ecosistemas proclives al fuego es importante realizar un manejo de los combustibles con el objetivo es disminuir los efectos nocivos que potenciales fuegos descontrolados de elevadas temperaturas puedan provocar en la estructura y diversidad de la comunidad vegetal y en la infraestructura de los establecimientos rurales y urbanos. “Estos manejos pueden incluir el ajuste de las cargas ganaderas, control y prevención de los incendios, disminución mecánica de la cobertura vegetal, y quemas prescriptas”, señaló Demaria.
En relación con los cortafuegos, explicó que su realización es fundamental para minimizar los daños potenciales de fuegos descontrolados. Sin embargo, “las grandes extensiones de campo cubiertas por bosques, las profundas pendientes y la inaccesibilidad de las áreas montañosas dificultan la posibilidad de preparar contrafuegos adecuados en este tipo de ambiente”.
“El uso de fuegos controlados conducidos bajo condiciones ambientales moderadas por personal idóneo puede favorecer a las gramíneas forrajeras más importantes en desmedro de las gramíneas no forrajeras como las pajas”, indicó Demaria. Asimismo, al disminuir la severidad del fuego, “la mortandad tanto de gramíneas como arbustos y árboles disminuye considerablemente”.
En los campos afectados por los incendios, se recomienda “realizar un nuevo ajuste de las cargas ganaderas que prioricen los descansos adecuados de las áreas quemadas”.