En el primer caso, puntualmente, se apunta la necesidad de “evaluar el desarrollo de normativa dirigida a los talleres aeronáuticos sobre la necesidad de implementar ensayos no destructivos, en intervalos de inspección oportunamente determinados, para aquellos componentes que son críticos para la seguridad operacional” y que hasta ahora están únicamente sujetos a tareas de inspección visual. (RSO 1593)

Además, el informe solicita la elaboración e implantación de un plan de difusión por los medios más efectivos, referido a la responsabilidad en la notificación de accidentes y a la preservación de evidencias; así como también en cuanto a contribuir con el aporte de documentación esencial para la investigación del accidente. (RSO 1594)

Las deficiencias en la notificación de accidentes y en la preservación de los restos de las aeronaves accidentadas son situaciones que se dan con frecuencia en el contexto aeronáutico argentino. Ambos factores fueron incluidos en la lista de los 5 “Sospechosos de Costumbre” publicado por la JIAAC (Ver Informe).

Por último, se recomendó también a la ANAC que revise y ajuste los criterios y procedimientos de fiscalización de actividades aeronáuticas, especialmente en aquellos casos donde el propietario de una aeronave tenga una licencia de piloto, “para que ejerza las atribuciones y limitaciones” de esa licencia, conforme a las normativas establecidas. (RSO 1603).

Estas recomendaciones fueron emitidas después de la investigación del accidente de la aeronave Beechraft BE-55 Matrícula LV-JGH ocurrido el 21 de marzo de 2015, durante la carrera de aterrizaje en la pista 11 del Aeródromo de Avellaneda, provincia de Santa Fe.

En él se detectó una falla en el componente principal de sujeción de rueda del tren de aterrizaje de nariz, a la par de advertirse “dificultades” para detectar desperfectos o fisuras de material durante las inspecciones de componentes cuyo plan de inspección está basado en el concepto “on condition”.

El Informe de Seguridad completo se puede ver haciendo click aquí