Investigar para solucionar la contaminación de la industria textil
José Bonilla es un biólogo de la Provincia de San Luis que recibió dos becas del Ministerio de Educación: una de ellas con la Comisión Fulbright de Estados Unidos en 2023 y otra con el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) de Alemania en 2018. En esta nota cuenta su recorrido en la investigación en busca de técnicas eficaces para mermar las consecuencias originadas por los efluentes contaminantes derivados de la producción de fibras y productos relacionados con confección de vestimenta.
“Soy becario del Ministerio de Educación y de la Comisión Fulbright y estoy recién llegado a la Argentina luego de una estancia de investigación posdoctoral de corta duración en la University of South Dakota, Estados Unidos. Soy licenciado en Biología Molecular; doctor en Biología; profesor de Química Orgánica en la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL); y hasta el momento de regresar al país era becario posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El día que llegué a San Luis me enteré de mi ingreso a la carrera de investigador en dicho organismo.
Desde mi tesina de grado siempre me dediqué a las problemáticas ambientales de la manera más interdisciplinaria posible. Durante mi doctorado trabajé con contaminaciones por metales pesados producto de las actividades mineras. Hoy, en mi posdoctorado -que realizo en el Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI), dependiente del CONICET y de la UNSL- lo que me ocupa son las contaminaciones originadas a partir de efluentes de la industria textil, sobre todo aquella relacionada con los colorantes azoderivados, que son los más utilizados por esta industria.
Particularmente, en el Grupo de Química Bioorgánica y Biotecnología de INTEQUI, que es dirigido por la doctora Marcela Kurina-Sanz, buscamos nuevas (bio)alternativas para responder en forma sensata, con conocimientos aplicables, a la demanda de revertir el desequilibrio provocado y prevenir futuras contaminaciones. En este sentido, la biorremediación -empleo de microorganismos, plantas o enzimas derivadas de ellos para metabolizar contaminantes- aparece como alternativa y/o complemento a los clásicos procesos fisicoquímicos, ofreciendo tecnologías sustentables muy utilizadas por ser económicas, efectivas y ecoamigables, que aprovechan las capacidades enzimáticas de organismos competentes para la degradación y detoxificación de contaminantes.
La comprensión de los mecanismos de adaptación que los organismos ponen en juego ante la presencia de contaminantes aporta herramientas para plantear estrategias de saneamiento ambiental y tratamientos de efluentes. Es en este punto donde la Proteómica aparece como una herramienta a ser utilizada para el abordaje de las problemáticas ambientales. Si bien esta tecnología se encuentra disponible en algunos centros del país, es una técnica costosa.
Por suerte, desde hace más de ocho años trabajo en colaboración con el doctor Eduardo Callegari, un argentino egresado de la UNSL que trabaja hace más de veinte años en Estados Unidos y que hoy dirige la Unidad de Investigación y Servicios en Proteómica de la Sanford School of Medicine de la University of South Dakota en la ciudad de Vermillion. Este científico me recibió durante mi estancia de investigación y me enseñó el funcionamiento general de la unidad y a manejar los equipos de alta complejidad con los que cuenta, como cromatógrafos líquidos en escala nano y espectrómetros de masas híbridos de alta resolución. Si bien habíamos realizado estudios en colaboración previamente, poder conocer las instalaciones de un centro de estas características y aprender diversos protocolos y estrategias para realizar los análisis proteómicos propuestos fue un gran avance para mi formación profesional y académica. Las colaboraciones establecidas han permitido incorporar los análisis proteómicos como herramienta disponible para el abordaje de los distintos trabajos que el Grupo de Química Bioorgánica y Biotecnología de INTEQUI desarrolla en la actualidad.
Como buen cazador de becas de formación académica y de investigación, considero excelente el abanico de posibilidades que se ofrecen a través del Campus Argentina Global del Ministerio de Educación para la búsqueda de becas en el extranjero. Este cuenta con un buscador de una infinidad de países, duraciones y áreas de conocimiento que brinda una oportunidad inmejorable para seleccionar la beca que mejor se adapte a nuestras necesidades y posibilidades.
Por otro lado, quiero comentar que esta es la segunda vez que tengo la posibilidad de acceder a una beca otorgada por el Ministerio de Educación para realizar una estancia de investigación en el extranjero. Además de la estancia de investigación en South Dakota, en 2018 fui becado por el Ministerio y el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD) con una Beca ALEARG Tipo “A” de investigación doctoral de corta duración. En esa oportunidad, realicé una estancia en el Instituto Bundesanstalt für Materialforschung und -prüfung (BAM), en Berlín, durante cuatro meses.
Ambas oportunidades fueron sumamente provechosas, no solo para fortalecer las tareas de investigación que realizo en el país y establecer colaboraciones con grupos de otros centros de estos países que visité, sino también desde lo cultural. Estar inmerso en distintas sociedades durante algunos meses brinda oportunidades de crecimiento personal y cultural muy enriquecedoras.
Valoro enormemente y celebro que el Ministerio de Educación apueste a la formación de sus docentes e investigadores en el extranjero, con vistas a regresar al país con mayor conocimiento y nuevas relaciones entre instituciones para que nos veamos beneficiados no solo quienes accedemos a las becas, sino también el grupo de investigación del que formamos parte y los/las estudiantes con quienes podemos compartir la experiencia y los conocimientos adquiridos. Establecer relaciones con grupos e instituciones de otros países y combinar recursos humanos, científicos y tecnológicos fomenta el crecimiento de la ciencia y la educación en el país, que son un bien común que nos interpela en su conjunto. Quienes somos parte de las instituciones públicas y que estamos frente a la posibilidad de compartir y aprender junto con los/las estudiantes que inician sus andanzas por la investigación, debemos velar por conservar su calidad educativa, su característica inclusión y defender este derecho que hemos conseguido con tanto esfuerzo a lo largo de la historia.”
Para conocer más acerca de la Beca Ministerio de Educación-Comisión Fulbright de Investigación en Estados Unidos, cuya convocatoria está abierta hasta el 6 de octubre, ingresá aquí y si te da curiosidad la Beca Alearg Tipo “A” entrá a este enlace.