Presidencia de la Nación

“Es importante cambiar el paradigma de la adopción”

Adriana Donato, titular del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, afirma que es imprescindible cambiar la tendencia histórica de la preferencia de niños y niñas muy pequeños para adoptar.

La voluntad de afrontar el camino de la adopción es una decisión trascendental. Las estadísticas que difunde la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (DNRUA) señalan que la mayoría de los inscriptos como aspirantes a guarda con fines de adopción apunta a adoptar a un niño o niña de hasta un año de edad. Esa preferencia no guarda relación con la situación real de las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en situación de adoptabilidad: un porcentaje ínfimo son menores de un año, mientras que abundan los casos de grupos de hermanos, o niños, niñas y adolescentes de mayor edad o que presentan alguna discapacidad o enfermedad.

Por lo tanto, es imprescindible cambiar el esquema vigente que torna más complejo la resolución satisfactoria de los procesos de adopción. Así lo cree la abogada Adriana Donato, directora de la DNRUA. “Sigue manteniéndose esa tendencia histórica de la preferencia de niños pequeños para adoptar. Aproximadamente, el 89 por ciento de los postulantes prefieren bebés de hasta un año. Luego, hasta 4 años, hay alrededor de un 74 por ciento. Ahora, si amplían la edad, habrá más posibilidades de concretar la adopción. Esos porcentuales van decreciendo notoriamente cuanto más nos acercamos a la adolescencia”, detalla.

“Sólo el 0,92 por ciento acepta niños de más de 12 años. Por eso, desde la DNRUA sostenemos que es importante cambiar el paradigma, el de ‘buscar un niño para una familia’. En la actualidad postulamos ‘buscar una familia para un niño, niña o adolescente’”, explica Donato.

Charlas informativas

El modo de lograr ese cambio sociocultural, entiende Donato, es comunicar claramente esa situación a los ciudadanos. “Brindamos charlas informativas para todos aquellos que comienzan a transitar el camino de la adopción, instándolos a ampliar la disponibilidad de adopción, sobre todo en un contexto en el que todavía sigue funcionando el mito de que en la Argentina la adopción es complicada: hay que visibilizar que existen muchas personas que han adoptado adolescentes y han formado familias maravillosas”.

Y agrega: “También, hay que destacar que cuando la Red Federal no da solución, porque no encuentra adoptantes dispuestos a adoptar niños o niñas que presentan situaciones de discapacidad, de salud, adolescentes o grupos de hermanos, entonces los jueces en muchos casos, ordenan una convocatoria pública, en la que se puede inscribir cualquier ciudadano que quiere adoptar, esté o no inscripto en cada Registro local”.

A las convocatorias, que tienen un carácter federal, puede accederse desde la web, bajo el título “Buscamos familia”.

La Dirección que dirige Donato brinda una charla mensual, dictada por un equipo técnico de psicólogos, abogados y una trabajadora social, destinada a los aspirantes a adoptar. Los encuentros tienen una duración de dos horas, requieren una inscripción previa y muchas de esas convocatorias se difunden a través de las redes sociales del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

“Una cuestión es la charla informativa, pero también permanentemente nos llegan mails con preguntas específicas, y allí nuestros técnicos se comunican con los interesados y les explican que deben inscribirse en el Registro que corresponde a su domicilio”, puntualiza la funcionaria. La inscripción es única, válida para todo el país, gratuita y personal, y no requiere de intermediarios ni abogados.

“Durante las charlas informativas tenemos muy buenas devoluciones de los interesados en relación a la información que les proveemos, y entre las inquietudes más comunes está la pregunta de cuánto tiempo puede insumir el proceso de otorgamiento de la adopción”, grafica Donato.

Las estadísticas de adopción

En cuanto a las dificultades del proceso de adopción, Donato señala que “depende de la impronta de cada juez, su celeridad para tomar una resolución, porque la adopción sólo se puede otorgar a través de una sentencia judicial. Así también la guarda y la situación de adoptabilidad”.

Las estadísticas oficiales -vigentes a febrero último- muestran que los legajos con un solo solicitante alcanzan los 1020, lo que representa un 22%, mientras que los legajos con dos solicitantes (matrimonios, uniones convivenciales, parejas, matrimonios igualitarios) alcanzan los 3560, representando el 78 % del total.

Por otra parte, de un total de 4580 legajos vigentes, el 89 % manifiesta la voluntad de adoptar niñas o niños de un año de edad. Cuando la búsqueda se amplía hasta la edad de 4 años, surgen 3409 legajos (74%). Respecto a la adopción de niñas o niños de 8 años de edad, cuentan con esa disponibilidad adoptiva 763 postulantes (16%) y 42 manifiestan la voluntad de adoptar niños de 12 años de edad (0,92 %).

Es necesario aclarar que los parámetros por edad no son excluyentes. Por ejemplo el que acepta niños y niñas hasta 8 años, también acepta los que estén por debajo de dicha edad.

Finalmente, sobre los 4580 aspirantes inscriptos, 2050 (44,75%) desean adoptar sólo una niña o niño o adolescente, mientras que 2325 (50,76%) aceptarían integrar sus familias con 2 niños, niñas y adolescentes, pero disminuye sensiblemente cuando se trata de 3 niños, niñas o adolescentes, 197 (4,30%) y más de 4, sólo 8 (0,17%) postulantes.

Las etapas del proceso

El Registro fue creado por la Ley 25.854 hace ya quince años. Tiene como objetivo principal formalizar una lista denominada nómina de aspirantes. Esa lista está constituida por las jurisdicciones adheridas a la ley.

Los jueces deben procurar que hermanas y hermanos en situación de adoptabilidad sean recibidos en una misma familia.

A requerimiento de los magistrados, la DNRUA brinda contención profesional a los aspirantes - en el marco del Programa de Acompañamiento y Apoyo Técnico a Familias para los Periodos de Vinculación, Guarda y Adopción- porque deben afrontar una estructura familiar con una historia compartida y vínculos afectivos específicos, y la adaptación a ese sistema no siempre resulta sencilla.

En cuanto a la problemática de la disponibilidad de aceptar la adopción de niños, niñas o adolescentes afectados por una enfermedad o alguna discapacidad, el 84 por ciento de los inscriptos manifiesta su negativa a adoptarlos, mientras que el 16 por ciento restante estaría dispuesto a hacerlo.

Hay tres etapas en el proceso de adopción: la de vinculación, que es una etapa previa al otorgamiento de la guarda; la guarda con fines adoptivos (que es un período legal máximo de seis meses), donde empiezan a convivir con la familia, concluyendo con el juicio de adopción. En esos períodos se acompaña a las familias.

Existen condiciones básicas para poder ser adoptante: debe existir una diferencia de edad razonable -16 años- entre adoptante y adoptado. No tiene ninguna incidencia la condición económica del adoptante o si presenta alguna discapacidad, en tanto “pueda dar contención y amor a ese niño, niña o adolescente que va a integrar a su núcleo familiar”.

Donato concluye que el principal desafío “es instalar en la sociedad la conciencia de que hay que pensar en los niños, niñas y adolescentes, en cobijarlos y acompañarlos en ese desarrollo que no siempre es tan sencillo, pero que indudablemente es un esfuerzo que vale la pena afrontar”.

Scroll hacia arriba