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El Libro Absoluto: en búsqueda del conocimiento total


¿Hay un volumen, un libro, un elemento, que pueda contener todo el saber del mundo? ¿Es internet el lugar actual donde podemos encontrar todo? ¿Y qué encontramos en internet: información o conocimiento? ¿Cómo se construye y cómo atrapamos el conocimiento? Estas fueron algunas de las preguntas que circularon en la presentación de la obra El Libro Absoluto, una instalación artístico-tecnológica de Joaquín Fargas, que tuvo lugar en el Ministerio de Educación de la Nación el martes 21 de agosto.

El Salón Leopoldo Marechal del Palacio Sarmiento fue el escenario para presentar la instalación de Fargas, como parte de las actividades organizadas por el Ministerio de Educación en el marco del próximo Congreso Internacional de la Lengua Española.

La directora de la Biblioteca de Maestros, Graciela Perrone, dio la bienvenida al artista, a autoridades de la casa y del Ministerio de Cultura de la Nación, y al público en general: “Hoy, tenemos la oportunidad de ver el conocimiento de una forma diferente, de explorar por lo infinito y lo finito, a través de un artefacto que diseñó Joaquín inspirado en las lecturas de los relatos de Borges. Esperamos, también, que sea fuente de inspiración para las escuelas”, expresó Perrone.

El Libro Absoluto es una instalación basada en dos cuentos fantásticos de Jorge Luis Borges: La biblioteca de Babel y El libro de arena. Como en los relatos, esta obra aborda la idea de lo efímero del conocimiento y el deseo de atrapar el saber por parte de la humanidad.

La artista visual Elia Gasparolo acompañó, como asistente de producción, a Joaquín Fargas en la presentación. La obra contó con la colaboración de la Universidad Maimónides.

La obra es un objeto formado por hexágonos cuyos lados representan una disciplina y rotan sobre un eje. Según el relato borgiano La Biblioteca de Babel: “El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente”. En el cuento, no hay problema personal o mundial cuya solución no exista en algún hexágono. Recuperando esta idea, quien gira los prismas de las piezas de El Libro Absoluto se vuelve ese bibliotecario de la Biblioteca de Babel que recorre los hexágonos buscando ese volumen capaz de contenerlo todo.

Al girar los hexágonos que componen la pieza artística de Fargas, se forma una serie de combinaciones que disparan una búsqueda por internet y generan una página relacionada con las temáticas seleccionadas. El resultado de la búsqueda se visualiza en una pantalla, a modo de una página efímera. La información, a la que no se puede volver a acceder, desaparece al cabo de unos segundos, tal como en El Libro de arena, cuyas páginas, luego de ser consultadas, se desvanecen.

El artista explica que su obra “pretende que tomemos conciencia de lo inalcanzable que es el conocimiento para el ser humano. Podemos tener parte del conocimiento, pero no podemos acceder a la totalidad”. El Libro Absoluto propone explorar caminos diversos en una búsqueda a través de internet, que presenta alternativas infinitas que exceden la comprensión humana.

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