Presidencia de la Nación

Boeing 707: Un avión sin final

Recordamos el rol fundamental que cumplió la última aeronave de transporte aéreo estratégico


Por 1er Ten Gustavo Liébana

En el actual contexto de pandemia mundial del COVID-19, las naciones del mundo se han visto sacudidas sin excepción por las múltiples necesidades y urgencias de todo tipo. En esta situación, es imposible no evocar las capacidades del Escuadrón V Boeing de la Fuerza Aérea Argentina, que contó con una flota de aeronaves Boeing 707, transporte de largo alcance, utilizado por muchas empresas aerocomerciales en el mundo por su gran autonomía y radio de acción.

Actualmente la Fuerza Aérea Argentina no cuenta con un recurso rápido para transporte de pasajeros y carga, situación que ha hecho aún más compleja la tarea de repatriación de los ciudadanos varados en el exterior del país. El último Boeing 707, el TC-91, que también fue el primero en ser adquirido por nuestro país, fue restaurado para ser utilizado en la formación técnica de los alumnos de la EET N°4 El Palomar, quienes día a día custodian con orgullo la leyenda del mítico Escuadrón de la Institución. Hoy recordamos el legado de la última aeronave de transporte aéreo estratégico.

La historia del Escuadrón Boeing

La historia de los Boeing 707 en la Fuerza Aérea Argentina comenzó con un requerimiento presidencial. Hacia 1973, la flota presidencial no contaba con aviones reacción, siendo elegido el Boeing 707 como el avión que mejor cumplía con los requisitos al tener la capacidad de cubrir largas distancias con rapidez.

De esta manera, en 1975 fue adquirido por la Presidencia de la Nación el primer Boeing 707-387B con la matrícula T-01, cuatrirreactor de transporte mixto (pasajeros y carga) con motores y tren de aterrizaje del modelo carguero, el cual pasó a formar parte de la dotación de la I Brigada Aérea.

El peso básico operativo de la versión pasajeros era de 62.870 kg. y de los cargueros 66.220 kg., con capacidad para trasladar 188 pasajeros, llevada a 365 pasajeros para el traslado de tropas. El TC-91 fue utilizado para el traslado de autoridades presidenciales a distintas partes del mundo hasta su reemplazo por el B-757 T-01, adquirido por la Presidencia de la Nación en 1992.

En 1977 fue trasladado nuevamente a los EEUU para la colocación de la compuerta de carga. En su regreso a la Argentina recibió la matrícula por TC-91.

En 1979 se incorporó la segunda aeronave, un B-707 372C con la matrícula TC-92, adquirido a Aerolíneas Argentinas. En octubre de 1982 se agrega el B-707 387C con la matrícula TC-93, también adquirida a la aerolínea de bandera, igual que las aeronaves incorporadas al año siguiente, un B-707 372C con la matrícula TC-94 y los B-707 387B (versión pasajeros), matriculados T-95 y T-96 a principios de 1983, los que mantuvieron los colores originales, blanco en la parte superior, una franja celeste sobre las ventanillas y metalizada la parte inferior.

Durante su trayectoria en la Fuerza Aérea, además del traslado de tropas y carga, el Boeing 707 se convirtió en un medio apto para empleos de búsqueda, exploración y reconocimiento lejano en Malvinas, a pesar de no estar provisto inicialmente de equipos especiales de búsqueda electrónica. En este sentido, esto llevo a que uno de los B-707 fuera en 1984 el primer avión equipado con un Sistema de Inteligencia de Emisiones, y en el año 1992 formó parte del primer Grupo de Guerra Electrónica de Argentina.

Fotos tomadas desde el B-707 a un avión Sea Harrier británico en misión de interceptación

Fotos tomadas desde el B-707 a un avión Sea Harrier británico en misión de interceptación

En 1982, durante el Conflicto del Atlántico Sur las dos aeronaves de dotación (el TC-91 y TC-92) sirvieron a la Fuerza Aérea Argentina como avión de reconocimiento de tropas inglesas con sus radares, así como también para el trasporte de carga y soldados. Estos vuelos partían desde Palomar con destino a Comodoro Rivadavia, Río Grande o Río Gallegos. Desde allí se trasladaban a bordo de C-130 Hercules o por vía marítima hacia las Islas Malvinas antes de iniciarse el Conflicto, debido a que la pista del aeropuerto de Puerto Argentino era demasiado corta para ser operada por los 707.

El final de la contienda dejó en evidencia el magnífico accionar de las tripulaciones y aviones B-707, quienes desempeñaron una espléndida campaña en un rol para el que no fueron entrenados y para el que sus máquinas no fueron diseñadas. dando muestras de su gran profesionalismo, destreza y valentía, pero también con cierta osadía al enfrentar a la Task Force y a los Sea Harriers sin ni siquiera tener contramedidas electrónicas en pleno mar abierto, a miles de kilómetros de sus bases.


TC-93 configurado para Guerra Electrónica

En diciembre de 1982 se creó el Escuadrón V dependiente del Grupo 1 de Transporte, eliminándose la Escuadrilla Boeing 707 en la orgánica del Escuadrón II. Así, a principios de 1983 el Escuadrón V contaba con una dotación de 6 aeronaves B-707, cuatro de ellas en la versión mixta (pasajeros o carga) y dos exclusivamente de pasajeros (T-95 y T-96).

Desde el año 1992 este Sistema de Armas participó bajo el mandato de las Naciones Unidas en misiones de ayuda humanitaria en Mozambique, Chipre y Haíti, y en operaciones en la guerra de los Balcanes y del Golfo, destacándose esta última especialmente, debido a que entre enero y mayo de 1991, un B-707 argentino realizó el 100% de las operaciones aéreas planificadas por Naciones Unidas, volando en muchas oportunidades bajo condiciones meteorológicas marginales y con los obstáculos propios de un conflicto que acababa de finalizar.
En este período, el B-707 voló 270 horas y recorrió cerca de 230.000 kilómetros. Además de trasladar a las autoridades de la ONU y de la Cruz Roja Internacional, la aeronave acarreó 660 toneladas de carga, incluyendo víveres, medicamentos y equipos de supervivencia.

Con esta misión las tripulaciones de la Fuerza Aérea ampliaron su cuota de crédito y prestigio ante las demás fuerzas aéreas del mundo, y el respeto de la comunidad internacional, siendo el B-707 argentino el primero y único en operar en territorio iraquí entre los de 28 países que integraron la coalición de las Naciones Unidas.

Avión Escuela

Hasta su último vuelo, fechado el 15 de mayo de 2006, el TC-91 había alcanzado las 24.800 horas de vuelo realizadas, un cuarto de su vida útil, dado que se encontraba preparado para volar más de 100.000 horas.

Este avión cuenta con el 85% de la inspección realizada, pero por cuestiones de presupuesto y de asignación de recursos se encuentra preservado para el aprendizaje de los alumnos de la Escuela Técnica Nº 4 del Palomar, con participación además de algunas de las 14 escuelas aeronáuticas del interior del País que viajan hasta la localidad bonaerense para poder realizar distintas prácticas en este avión, debido a que en sus provincias ya no existen este tipo de aeronaves.

En la actualidad los alumnos de la Escuela Técnica N° 4 realizan el mantenimiento general del al TC-91, con distintos niveles de restauraciones, y se encargan de energizarlo para garantizar el pleno funcionamiento de los sistemas y cableados internos, evitando el deterioro y la corrosión de los materiales con el paso del tiempo.

La importancia de una nación de contar con transporte aéreo estratégico

La situación de crisis sanitaria internacional pone de manifiesto no solamente las necesidades y urgencias más obvias en materia de disponibilidad de recursos y planificación en las naciones del mundo, sino el abanico de posibilidades que se presentan al momento de realizar inversiones en sectores tan complejos como el de las Fuerzas Armadas.

En este sentido, las aeronaves de transporte aéreo estratégico permiten:

  • Disponer de gran movilidad y capacidad de respuesta al estar dotados de velocidad, contundencia y capacidad de maniobra, que ofrecen libertad de acción y flexibilidad en el diseño y ejecución de diversos modos de acción.
  • Responder con total libertad a requerimientos propios del Estado nacional, y a los contribuyentes a las misiones principales no sólo de la Fuerza Aérea, sino también de las demás FFAA argentinas.
  • Contribuir a cumplir de forma activa e inmediata con los compromisos que se presentan y se han adquirido a nivel político internacional.
  • Servir a las políticas diplomáticas y económicas de la Nación, considerando que en innumerables oportunidades se ha tenido que recurrir a negociaciones con Fuerzas Aéreas de países que cuentan con medios aéreos adecuados y operativos para la realización de tareas de naturaleza estratégica.
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