Presidencia de la Nación

A 55 años de La Noche de los Bastones Largos

El día que la dictadura del general Juan Carlos Onganía arremetió contra docentes, estudiantes e investigadores de la UBA que defendían la autonomía universitaria.


El 29 de julio de 1966, la dictadura del general Juan Carlos Onganía decretó la intervención de las universidades nacionales y ordenó reprimir a estudiantes y profesores que defendían la autonomía universitaria. Comenzó así una nefasta época de persecuciones, cesantías y renuncias en la Universidad de Buenos Aires, lo que desembocó en el mayor éxodo de científicos e investigadores argentinos en toda la historia. Se cumplen 55 años de “La Noche de los Bastones Largos”, que terminó con un saldo de 300 heridos y 400 detenidos.

La violencia en cinco facultades de la UBA en aquella noche fue feroz. Palos de la Guardia de Infantería de la Policía Federal contra profesores, estudiantes y no docentes que ocupaban los edificios en defensa de la autonomía y la libertad de cátedra. Palos a los que la recientemente instaurada dictadura militar de Onganía consideraba opositores.

El precio que pagó la Argentina por esa noche fue el más alto de su historia: entre despedidos y renunciantes fueron 700 los docentes que se alejaron de la universidad, muchos para seguir sus carreras en el extranjero.

La fuga de cerebros

La noche de los bastones largos resultó el cierre de un ciclo de continuo crecimiento universitario. En las aulas e incluso los laboratorios se estaba diseñando un proyecto científico y tecnológico inédito en el país.

Así, se cerraba un ciclo brillante de la Universidad en cuyas aulas y laboratorios se discutía y diseñaba un nuevo proyecto para el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país.

Pero esa noche trágica también significó un inicio, el de los ciclos de éxodos, motivados por persecuciones políticas o crisis económicas, que redundaron en un debilitamiento sostenido del sistema científico y tecnológico de la Argentina.

A su vez, lo aprendido en noches como la de los bastones largos le permitió al sistema de ciencia y técnica de nuestro luchar contra estos embates cíclicos que se fueron sucediendo década tras década hasta hace muy pocos años. A pesar de todo, la calidad de la enseñanza universitaria y de la formación de posgrado garantizan la cointinuidad de un sistema, considerado de los más importantes de Latinoamérica.

Pero hay que reconocer que cada golpe que recibe este sistema repercute siempre en la ardua tarea de la recuperación. Volver a empezar. Por todo esto es tan importante recordar lo que sucedió aquel 29 de julio de 1966. Para que no se repita.

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