Es frecuente escuchar que muchas personas entienden a la diversidad sexual como aquellas orientaciones sexuales, identidades de género, expresiones de género y diversidades corporales no hegemónicas. Es decir, a la población conformada por lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersex y queer. Sin embargo, en la diversidad sexual estamos incluidas todas las personas.

Todos los seres humanos somos sexuales, sexuados y diferentes. Todxs tenemos una orientación sexual; un cuerpo sexuado, una identidad de género; y expresamos nuestro género de forma particular. Por ello, hablar de diversidad sexual es hablar de todas las expresiones e identidades de género -y diversidad corporal dentro de ellas-, y de todas las orientaciones sexuales, incluyendo obviamente a la heterosexualidad.

En este sentido, hablar de diversidad sexual es hablar de la humanidad. Implica visibilizar y dar sentido a emociones, sentimientos, expresiones e identidades que de otra forma se mantienen ocultas. Hablar sobre la diversidad sexual nos permite hacerla cotidiana, desplegarla, aprender a conocer y con ello comprender que todxs somos diferentes. Nos ayuda a aceptarnos y vivir de forma libre y sin discriminación. Hablar de la diversidad sexual es entender que todxs somos parte de ella.

Si querés más información, podés descargar nuestra Guía Informativa y práctica “Hablar de diversidad sexual y derechos humanos”.