Presidencia de la Nación

Biodiversidad


Ecosistema

El Parque Nacional Campos del Tuyú protege una muestra representativa de la ecorregión Pampa.

Clima

Templado y húmedo, con temperaturas medias de 21° C en verano (con máximas que rondan los 40°C) y 9°C en invierno (con mínimas de 4°C). Alrededor de 1.000 mm anuales de lluvia, con picos en la época invernal. Heladas eventuales entre abril y octubre; vientos predominantes del este, con velocidades medias de entre 11 y 16 km/h.

Se recomienda su visita tanto en primavera como en verano. En invierno las lluvias suelen dificultar el acceso terrestre y el frío torna poco agradables las salidas en lancha.

Aviso al visitante

Por el momento el área protegida no cuenta con visitación.

Flora

En el área protegida la vegetación de estepa de halófitas es el tipo dominante. La pradera de mesófitas, en cambio, corresponde a la vegetación que crece sobre los cordones litorales, ocupando muy pequeñas superficies (menos del 1% de la superficie de la actual Reserva Campos del Tuyú).

La denominada estepa de halófitas (Burkart et al., 2005) reúne una heterogeneidad amplia de comunidades. Los rasgos más comunes son la alta dominancia de especies del género Distichlis y, en los extremos más salino-sódicos, la dominancia de especies de los géneros Spartina y Sarcocornia. Las especies acompañantes más frecuentes son Sporobolus pyramidatus, Hordeum stenostachys, Puccinelia glaucescens, Pappophorum mucronulatum, Spergula sp., Lepidium sp., Acicarpha procumbens, Heliotropium curassavicum y Limonium brasiliense.

La pradera de mesófitas corresponde a la vegetación que ocupa las posiciones topográficas más positivas del paisaje. Se restringe a las lomadas con suelos con textura generalmente más gruesa que los circundantes. Las gramíneas que caracterizan la pradera de mesófitas son Stipa trichotoma, Briza subaristata, Stipa neesiana, Bothriochloa laguroides y Paspalum quadrifarium.

Las comunidades del área protegida se caracterizan por una escasa riqueza específica y una reducida estratificación (Cagnoni y Faggi, 1993). En las comunidades el número de especies presentes varía entre 1 hasta 18 y, excepto en los talares, sólo existe un estrato (el herbáceo).

Las comunidades vegetales se asocian a los desniveles topográficos, los que representan a su vez marcadas diferencias edáficas. Los espartillares de Spartina densiflora cubren casi el 50 % de la unidad de conservación. Estos se asocian a suelos muy arcillosos e inundables. Suelen alcanzar alturas de canopeo de hasta 1 metro. Su composición es variable, pudiéndose encontrar espartillares prácticamente puros y otros donde S. densiflora es dominante y se asocia con otras gramíneas y hierbas tales como Elymus scabrifolium, Cortaderia selloana, Distichlis spicata, Apium sellowianum, Malvella leprosa, Sarcocornia ambigua, etc. Presentan también inclusiones de parches de cortadera (Cortaderia selloana), junco (Juncus acutus) y Sarcocornia (Sarcocornia ambigua).

Es práctica usual entre los lugareños el quemar los espartillares hacia finales de verano para generar brotes nuevos que sirvan de forraje al ganado (Vervoost 1967). El fuego genera una reducción de la cobertura y altura vegetal, aunque el espartillar se regenera rápidamente (Cagnoni y Faggi, 1993; Cagnoni, 1999). Esta práctica se implementaba históricamente en la zona.

Los pastizales de Spartina alterniflora se extienden sobre la costa. Esta formación es sumamente homogénea y monoespecífica, presentándose -al igual que los pastizales de Sarcocornia- en áreas inundables y salinas, al borde de ríos, canales y arroyos, donde otras especies no pueden prosperar (Gimenez Dixon, 1991).

En las tierras más altas, en suelos secos y profundos con conchilla y horizontes superficiales arenosos suele presentarse el bosque xeromórfico subclimático (Cabrera y Zardini, 1978), comúnmente denominado talar, donde dominan el tala (Celtis tala) y el coronillo (Scutia buxifolia) con un estrato arbustivo donde aparecen la sombra de toro (Jodina rhombifolia) y el duraznillo negro (Cestrum parqui) y algunas enredaderas como Passiflora caerulea. En el estrato herbáceo dominan cebadilla criolla (Bromus catharticus), rey grass (Lolium sp.), pasto miel (Paspalum dilatatum), trébol de olor (Melilotus albus y M. officinalis), trébol (Trifolium sp.) y gramillón (Stenotaphrum secundatum), Euphorbia peplus y Ambrosia tenuiflora. En la periferia de los bosques de tala puede encontrarse una comunidad de matorral dominado por Colletia spinossisima. Los talares son formaciones boscosas discontinuas de poca extensión.

Estas formaciones son explotadas a nivel regional para obtención de leña y el ganado usualmente se refugia en ellos, provocando serios cambios en el sotobosque.

Otra formación presente en el área son los cortaderales, los cuales se encuentran en zonas intermedias, anegables sólo temporalmente. Estas formaciones son compactos manchones de 1 metro o más de altura de Cortaderia selloana, asociados en algunas oportunidades con otras gramíneas tales como Elymus scabrifolium, Paspalum dilatatum y Spartina densiflora, y con hierbas como Limonium brasiliense, Apium sellowianum, Baccharis pingraea. También forma manchones compactos en las zonas más elevadas de los sarcocorniales y espartillares.

En las zonas donde se forman lagunas en forma periódica o permanente aparecen espadañales (Zizaniopsis bonariensis), juncales (Schoenoplectus californicus) y totorales (Typha latifolia), a veces como formaciones puras o asociadas a otras comunidades.

Fauna

La fauna característica responde a la convergencia de elementos del Dominio Pampásico, la influencia marina del Océano Atlántico, el estuario del Río de la Plata y los numerosos arroyos y ríos que la atraviesan, sus lagunas y bañados.

Debido a la heterogeneidad ambiental existente, se conjugan aves típicamente de pastizal como el ñandú común (Rhea americana) y los inambúes (perdices) (p.e. la colorada, Rynchotus rufescens, y el inambú común, Nothura maculosa); aves típicas del bosque xerófilo como zorzales (p.e. Turdus rufiventris), calandrias (p.e. Mimus saturninus) y monjitas (p.e. Xolmis dominicanus); aves acuáticas de ambientes lénticos y costeros, tanto residentes como migratorias, incluyendo especies neárticas y patagónicas como distintas especies de patos, garzas, gallaretas, flamencos (Phoenicopterus chilensis), cisnes (p.e. Cygnus melancoryphus, Coscoroba coscoroba), becasinas (p.e. Limosa haemastica), rayadores, gaviotines, gaviotas y playeros. Es destacable la gran riqueza de aves de humedales presente en la Bahía, lo cual ha llevado a declararla Sitio Ramsar de Importancia Internacional.

Entre los reptiles, los ofidios merecen una atención especial, ya que es posible encontrar algunos de interés médico toxicológico como la yarará grande o de la cruz (Bothrops alternatus), así como distintas especies de culebras (Listrophis dorbignyi, Phylodrias patagoniensis, Clelia rustica, etc.); además de lagartos como el overo (Salvator merianae) y diferentes tortugas marinas avistadas ocasionalmente.

Dentro de las especies de anfibios encontramos al sapo común (Rhinella arenarum), el sapo de las cuevas (Rhinella granulosus) y la rana criolla (Leptodctylus latrans), entre otros.

En lo que respecta a la fauna íctica, representa un área de desove de una ictiofauna relevante desde el punto de vista comercial, siendo la corvina rubia (Micropogonias opercularis) la especie que merece mayor atención por ejercerse sobre ella una mayor presión de captura. Otras especies registradas en la costa y en los arroyos y canales de la bahía son los pejerreyes (Odontesthes sp.), lisas (Mujil platanus) y bagres (Gimenez Dixon, 1991; López et al., 2002).

Entre los mamíferos de la región pueden citarse como ejemplos a las comadrejas (p.e. Lutreolina crasicaudata, comadreja colorada), los zorrinos (Conepatus chinga), el zorro gris pampeano (Lycalopex gymnocercus), el gato montés (Leopardus geoffroyi), la mulita (Dasypus hybridus), el coipo (Myocastor coypus) y el venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus), entre otros. Además de los mamíferos marinos que suelen verse en la región como el lobo marino (p.e. Otaria flavescens, lobo marino de un pelo) y la franciscana (Pontoporia blainvillei).

Debe mencionarse la presencia de animales exóticos en la región, los cuales inciden de diferente manera en la vegetación y la fauna nativa, pudiendo citar como ejemplo a los chanchos cimarrones (Sus scrofa), perros asilvestrados (Canis familiaris), gatos domésticos asilvestrados (Felis catus), liebres (Lepus europaeus) y ciervos introducidos con fines cinegéticos (Axis axis).

Conocé más información técnica en el Sistema de Información de Biodiversidad

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