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Los chicos disfrutan de la biblioteca en la escuela


Experiencias como las que lleva adelante Esmeralda Majors, bibliotecaria y promotora de lectura de la escuela primaria de Creighton, del estado de Texas, en Estados Unidos, demuestran que -con una propuesta atractiva centrada en los niños, las niñas y los docentes- los estudiantes vinculan la lectura al placer y al cuidado de los libros.

En el marco del Ciclo Bibliotecología y Biblioteca Escolar, organizado por la Biblioteca Nacional de Maestros, Esmeralda Majors brindó una charla, el 23 de abril, en la que compartió con los asistentes las estrategias que despliega para que la biblioteca de la escuela sea un lugar donde los estudiantes sientan ganas de estar.

“Cuando comencé el desarrollo de la colección, para mí era muy importante involucrar a los niños porque es para ellos; yo quiero que los libros estén ahí y les dé emoción llegar a la biblioteca”, enfatizó la Bibliotecaria. Con esa idea hizo una encuesta, diferenciada por edades, para detectar intereses, porque “quise que todos pudieran expresar qué libros querían tener”, afirmó.

La escuela primaria de Creighton es una escuela rural a la que asisten cerca de 900 alumnos. Majors relató cómo transformó la biblioteca vieja y descuidada en un espacio dinámico y animado para sus estudiantes.

También se refirió a las dificultades que habitualmente atraviesan las bibliotecas escolares y los modos que fue encontrando de sortear los obstáculos de manera creativa. Algunos problemas con los que se enfrentó fueron: la pérdida de libros prestados, la falta de presupuesto, el daño de los materiales, el desorden, la desvinculación de los docentes y la comunidad con ese espacio o la desatención por parte del resto de la escuela que ven a la biblioteca como un depósito de computadoras viejas.

Algunas de las iniciativas que tuvo para concretar su proyecto de transformación fueron: evaluar la colección, readecuar el espacio físico, unir las colecciones de textos en español y en inglés, decorar el espacio con objetos atractivos y carteles que hablaran sobre el cuidado de los libros, buscar subvenciones y donaciones para ampliar la colección, producir un boletín informativo y tender redes de comunicación con la comunidad, promover actividades que acompañen la currícula escolar y crear espacios creativos.

El criterio para armar una colección es central en una biblioteca. Majors explicó que ella define qué libros quiere sumar y luego va encontrando modos de conseguirlos con la participación de la comunidad, a través de donaciones de empresas y organizaciones, sorteos, feria del libro, entre otras ideas que impulsa. Además de la opinión de los y las chicas, incorporó al listado libros premiados o destacados por distintas organizaciones. “Así, yo hago una lista con los libros que quiero y luego busco el modo de comprarlos”, señaló.

Majors enfatizó en la importancia de situar en el centro de estas transformaciones a los niños y las niñas y cerró su charla afirmando: “Nada de lo que hago tiene sentido si no tiene sentido para los niños”.

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