Presidencia de la Nación

Mensaje del presidente de la República Bartolomé Mitre

Apertura de las sesiones del Congreso Nacional
1° de mayo de 1863


Conciudadanos del Senado y de la Cámara de Diputados:

Al inaugurar vuestros trabajos en el presente año, cumplo con el deber que la Constitución me impone de daros cuenta del estado en que se encuentra la República, de los acontecimientos que han tenido lugar en ella durante el período de vuestro receso, anticipándonos a la vez mis vistas sobre las reformas y medidas que juzgo necesario dictar con vuestro concurso, a fin de consolidar nuestras instituciones, impulsar el progreso moral y material de los pueblos, y hacer que sea fecunda y duradera la paz que felizmente hemos alcanzado a costa de tantos sacrificios.

Bien comprenderéis que contraidos los principales esfuerzos del Gobierno a crearlo o reconstruirlo todo, a fin de establecer el orden regular en que al presente marcha el país, la labor ha debido ser y ha sido extraordinaria en el corto espacio que cuenta de existencia la actual Aministración. Después de ciencuenta años de lucha no interrumpida había que organizar por la primera vez la Nación Argentina en toda su integridad, con arreglo a los preceptos de nuestra ley fundamental; había que consolidar la paz, dominando con prudencia y con firmeza las resistencias que podían obstar a ella, a la vez que hacerla gloriosa y fecunda para el progreso de los pueblos; había que crear en cierto modo los recursos, regularizando la renta nacional totalmente desquiciada, atendiendo desde luego a todas las exigencias de una situación normal, y al mismo tiempo que había que organizar a la par de la fuerza pública, todo lo concerniente al material y personal de una vasta Administración, cuya acción tenía que hacerse sentir en todas las extremidades de la República.

Por lo tanto, no ha sido posible al Gobierno en tan corto tiempo y rodeado de tantas tareas, consagrar toda la atención que habría deseado a mejoras de gran utilidad que urgentemente reclama el país, y cuya completa realización por otra parte, solo puede ser el resultado del orden y de la paz que felizmente hemos establecido y consolidado. No obstante, nada de lo que era posible ha dejado de hacer el Gobierno en este sentido, y lo que se ha hecho puede considerarse como inauguración de una nueva era de progreso para la República, cuyo desarrollo gradual a la sombra de la libertad y de las instituciones radicadas ya, será más poderoso y sensible a medida que avance el tiempo, y acrezcan como es de esperarse los recursos que ofrece la Nación para el efecto.

Las Provincias de la República a la sombra del nuevo orden de cosas establecido, marchan gradualmente a su prosperidad, sin que causen mayor entorpecimiento las perturbaciones y alarmas parciales que ocurren en algunos puntos, y que son el resultado unos de no hallarse aun radicados los hábitos constitucionales, y otros producidos por algunos elementos d desorganización que no pueden avenirse con el orden y la paz.

La residencia en la capital de la República, tanto del Gobierno Nacional como del de la Provincia de Buenos Aires, no ha ofrecido obstáculo de ninguna clase. En la frecuente relación en que necesariamente han debido hallarse ambas autoridades, ha reinado una lealtad amistosa que al ofrecer fácil solución a los diversos asuntos de que se ha tratado, ha dejado allanado para el porvenir en camino en que deben seguir los dos Gobiernos, marchando cada uno en la órbita de sus atribuciones y deberes.

BARTOLOMÉ MITRE

Podés escuchar el discurso del presidente Mitre aquí

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