Presidencia de la Nación

El circo

Oscar Soldati


Artista: Oscar Soldati (Argentina, Rosario, 1892 – Buenos Aires, 1965)
Título: El circo
Origen: Adquisición (Art. 26 del Reglamento) XLIV Salón Nacional de Artes Plásticas, 1954
Fecha de creación: 1954
Tipo de obra: Pintura
Técnica | Materiales: Óleo sobre tela
Medidas: 80 x 85 cm

Oscar Soldati fue crítico de arte, pintor y caricaturista. Se formó con Enrique Schwender, un pintor académico especializado en la pintura de paisajes, retratos y naturalezas muertas. También pasó por el Instituto de Bellas Artes Domenico Morelli, un reconocido centro de estudios fundado en Buenos Aires en 1900 que tuvo sede en Rosario gracias a Mateo Casella, un pionero de la docencia rosarina. Estas dos instancias le sirvieron a Soldati como sus primeros pilares para dominar las bases del dibujo y la pintura, técnicas que, como grandes aliadas, lo acompañarían durante toda su vida. Más tarde decidió radicarse en Buenos Aires y estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes. En la capital trabajó como periodista y caricaturista para varios medios gráficos, entre ellos el diario Crítica y las revistas Atlántida y Mundo Argentino. Fue director artístico de El Hogar, una revista argentina fundada por Alberto M. Haynes en la que se retrataban los acontecimientos sociales de la sociedad porteña, la fotografía de damas, objetos decorativos y la difusión de literatura a nivel nacional e internacional. Aquí Soldati se encargó de diagramar las secciones, ilustrando al mismo tiempo y convocando a otros caricaturistas para hacer de la relación entre texto e imagen un sello distintivo de la publicación. El contacto con los lenguajes de la historieta, la caricatura y la sátira gráfica serán claves a la hora de desarrollar su pintura. Al humor propio de la gráfica, se le suma una fascinación por los paisajes y las escenas del barrio de La Boca, el riachuelo y todo aquello que sucede en los circos.

El circo es un óleo que intenta evocar algo muy importante para la pintura moderna, ese vínculo tan particular entre los espectadores y el espectáculo, entre aquellos que entretienen y son entretenidos. La pincelada deja de lado los detalles y se vale de la construcción de un paisaje sutilmente figurativo, creado a partir de delicados planos de color y algunas manchas modestas. A su vez, como si fuera un espía o un fotógrafo, pareciera que Soldati se aleja de la escena que retrata: la observa, la analiza y la representa con prudente distancia. En esta escena y en muchas otras donde son representadas las calles, las veredas y las casas de los barrios de Buenos Aires hay una extrema sensación de silencio, un elemento opuesto al de las historietas y los dibujos de su temprana carrera, donde la expresión y la gestualidad desbordante eran el vector principal. El silencio, la calma o cierto grado de inquietud se evocan en una cuadra sin transeúntes o, como en la obra mencionada, en un circo que recibe a un público expectante y que se retrata desde la lejanía, como si el artista estuviera escondido pero atento.

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