Este lunes 4 de abril se realizó el Concierto de la Hermandad argentino chilena en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner, protagonizado por artistas de ambos países. Desde el público estuvieron presente los mandatarios de Chile, Gabriel Boric –en su primera visita internacional como Presidente–, y de Argentina, Alberto Fernández, y ministros, autoridades nacionales y provinciales y representantes de la cultura.

Las gigantes banderas de Argentina y Chile como telón de fondo funcionaron como la síntesis perfecta del concierto: la fraternidad entre los países, representada en la participación de figuras de ambas escenas musicales, artistas de diferentes generaciones y corrientes que se presentaron junto a un ensamble orquestal con arreglos originales compuestos para la ocasión.

La presentación propició encuentros y cruces en escena, como así también exhibió la historia artística en común y el espíritu de unión entre las naciones.

Todo empezó con la Obertura interpretada por una orquesta creada para el concierto, que continuó con el ingreso de Víctor Heredia para interpretar Todavía cantamos –emblema del regreso democrático en la Argentina– y con El pueblo victorioso, canción que Víctor musicalizó a partir de un poema de Pablo Neruda, a quien definió como el “más grande poeta de toda América”.

Luego llegó un bloque comandado por el carismático artista chileno Nano Stern. El cantante y guitarrista ofreció Inventemos un país acompañado por el multi-instrumentista tucumano Manu Sija, y luego convocó al Chango Spasiuk para una emocionante versión de Volver a los 17. El acordeonista misionero también se lució en trío con su composición Chamamé crud.

El siguiente tramo del concierto estuvo dedicado a obras memorables: Nadia Larcher hizo una versión de Plegaria para un niño dormido, de Luis Alberto Spinetta*, **Valen Bonetto interpretó La jardinera, de Violeta Parra, y Nahuel Pennisi conmovió con Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, junto a la orquesta dirigida por Carlos David Jaimes. En el medio, el dúo indie chileno Yorka, integrado por las hermanas Yorka Pastenes y Daniela Pastenes, cantó Mira niñita.

El cruce entre música de raíz y sonidos actuales, entre tradición y electrónica, quedó reflejado en la interpretación de Beatriz Pichi Malen de We Küjen (Luna Nueva) de Sergio Marihuan, y de Mi ser mapuche, a cargo de MC Millaray. Diferentes generaciones y estéticas musicales confluyeron en un encuentro a dos voces entre los ritmos ancestrales, el rap y la música como vehículo de expresión y unión. La presentación de Shitsem** acompañada por DJ Gizza, con la interpretación de *Mi nombre lo dice, completó un pasaje a puro flow y energía.

El cantante chileno Manuel García y la argentina Georgina Hassan cantaron y bailaron con el tema romántico La danza de las libélulas, que escribió Manuel junto a Mon Laferte, y que aquí interpretaron junto a la pianista Carmen Paz González. Y luego Elizabeth Morris ofreció Darte luz, otro remanso musical antes de las sorpresas que aún depararía la noche, llena de figuras históricas.

Tres de los legendarios integrantes de Inti Illimani –emblema del canto popular chileno y de la resistencia frente a la dictadura militar pinochetista– presentaron un popurrí de sus canciones, con Alturas, El mercado testaccio y Samba landó. Y la cantante Teresa Parodi se unió a Nano Stern para interpretar La lucha, un poema sobre el compromiso social de Armando Tejada Gómez, que ella misma musicalizó.

Como cierre del concierto, volvieron a escena todos los artistas para una versión coral del himno Gracias a la vida, de Violeta Parra, y con otra sorpresa más: la presencia de León Gieco, ovacionado por el público. “¡Viva Chile! ¡Viva Argentina! ¡Viva América Latina!”, manifestó Alberto Fernández, quien subió al escenario junto a Gabriel Boric para saludar a los artistas, en un emocionante final de fiesta, mientras el público coreaba “El pueblo unido jamás será vencido”.