Rocío Ledesma: "Voy a Santiago a buscar la clasificación para París 2024"
La fueguina tenía apenas 16 años cuando dejó a sus padres y a sus cuatro hermanos en Río Grande para instalarse en Buenos Aires y formar parte del seleccionado argentino de judo para personas con disminución visual. Así, tuvo que aprender a convivir en un mundo desconocido hasta entonces, rodeada de atletas. El Centro Nacional de Alto Rendimiento (CeNARD) le abrió sus puertas y se transformó, entonces, en su segundo hogar.
La judoca argentina, que hace pocas semanas se colgó la medalla de bronce en el Mundial de IBSA de Birmingham, nació con una disminución visual, que con el paso del tiempo se fue agravando. Sin embargo, esta situación no fue un escollo en su vida. Rocío entendió que inclinarse hacia el deporte podía ser un buen camino para construir sueños. “La discapacidad no es una barrera. Sé que hay cosas que no puedo hacer, pero también que hay muchas más que sí”, dice minutos antes de recoger su bolso para ir hacia su clase de danza, como cada martes.
“Cuando era chiquita quería estudiar medicina, pero sabía que iba a ser imposible. Las limitaciones existen, pero aprendí que hay que encontrarle la vuelta a la situación. Se trata de eso: de no poner excusas”, explica la deportista de 25 años. “A veces la sobre protección es un problema y lo viví en carne propia. Mi familia no me dejaba cocinar porque temían que me quemara. Pero pocas veces me sentí tan feliz como cuando empecé a cocinar sola”, agrega. Hoy, Rocío cocina galletitas, bizcochuelos y pastafrolas. Sueña con tener su propio negocio de comida saludable.
Además de entrenarse, de combatir con judocas de todo el mundo, practicar danza y cocinar, Rocío Ledesma también compone canciones y cursa la carrera de Trabajadora Social. “Estudiar es muy importante. Tengo la posibilidad de estar viviendo en el CeNARD, donde pude finalizar la secundaria y donde sé que tengo un servicio médico, las comidas y mi propio espacio. Sin el CeNARD muchos y muchas deportistas no tendríamos la posibilidad de entrenarnos”, explica.
Rocío Ledesma, ubicada en el quinto puesto del ranking en la categoría hasta 48 kilos, ya palpita Santiago 2023, que será su tercera participación parapanamericana. “Debuté en Toronto 2015 y gané la medalla de bronce. Me encantaría repetirlo”, dice. También, claro está, piensa en la clasificación a París 2024: “Es un objetivo alcanzable. Sé que desde lo técnico estoy cerca y los últimos resultados me alientan a seguir trabajando para lograr la clasificación”.
Su entrenador, Guillermo Traba, la define a la perfección. “Es responsable y aplicada. Supo acomodarse al desarraigo ya que llegó al CeNARD cuando tenía 16 años. Hoy ama el judo y cuando entra a luchar se transforma. No es casualidad que haya ganado el bronce en los dos últimos Mundiales”.