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Raúl González Tuñón, el poeta popular y sensible

A 117 años de su nacimiento, recordamos al hombre que marcó un antes y un después en la poesía argentina.


Un 29 de marzo de 1905 nació en Buenos Aires Raúl González Tuñón, poeta y periodista, uno de los nombres imprescindibles de la poesía argentina.
Con menos de 20 años publicó sus primeros poemas en Caras y Caretas, y en 1923 participó de Proa, revista mural fundada por Jorge Luis Borges. Poco después entró a trabajar como periodista en el diario Crítica. Este puesto, que consiguió en gran medida gracias a su hermano Enrique González Tuñón (célebre narrador y periodista), resultaría central en su formación. Es considerado uno de los fundadores de la corriente moderna de poesía urbana y creador de una entonación rioplatense para el discurso poético. Afiliado al Partido Comunista y activo militante, publicó su primer libro "El violín del diablo", en 1926, y el segundo, "Miércoles de cenizas", en 1928.


Raúl González Tuñón es un poeta imprescindible para la poesía argentina.

Fue corresponsal en la Guerra Civil Española, para el diario Crítica. En Madrid comenzó una amistad con Federico García Lorca, Miguel Hernández y Pablo Neruda. Al terminar la guerra se trasladó a Chile, junto a su esposa, y compartió casa con Neruda, con quien fundó la sede chilena de la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura, organización antifascista surgida del Congreso de Escritores de Valencia, realizado en Barcelona.

La temática de su poesía alude a viajes, barrios de París y Buenos Aires, pueblos de la Cordillera de los Andes o Patagonia, personajes de circo, lugares lejanos, tugurios extraños, marineros, hampones o contrabandistas. Fue uno de los precursores de la poesía combativa en la Argentina con sus poemas civiles, referidos a acontecimientos políticos y sociales.
Raúl González Tuñón escribió, también, varias obras de teatro: El descosido, La cueva caliente y Dan tres vueltas y luego se van, en colaboración con el poeta Nicolás Olivari.
En 1974, a los 69 años, muere en Buenos Aires.


"El violín del diablo", publicado en 1926, fue su primer libro.

Algunas de sus obras
  • El violín del diablo (1926).
  • Poema del conventillo (1926).
  • Miércoles de Cenizas (1928).
  • La calle del agujero en la media (1930).
  • Dan tres vueltas y luego se van (teatro, escrita con Nicolás Olivari) (1931, estrenada en 1958).
  • Todos bailan, poemas de Juancito Caminador (1934).
  • El otro lado de la estrella (1934).
  • La rosa blindada (1935).
  • Ocho documentos de hoy (1936).
  • Las puertas del fuego (1938).
  • La muerte en Madrid (1939).
  • Canciones del tercer frente (1939).
  • La calle de los sueños perdidos (1941).
  • Nuevos poemas de Juancito Caminador(1941).
  • Himno de pólvora (1943).
  • Primer canto argentino (1945).
  • Hay alguien que está esperando (1952).
  • Todos los hombres del mundo son hermanos (1954).
  • La cueva caliente (1957).
  • La luna con gatillo (1957).
  • A la sombra de los barrios amados (1957).
  • Demanda contra el olvido (1963).
  • Poemas para el atril de una pianola (1965)
  • Crónicas del país del nunca jamás (1967).
  • La veleta y la antena (1969).
  • El Rumbo de las islas perdidas (1969).


Pablo Neruda abrazando a Raúl González Tuñón, con quien compartió casa en Santiago de Chile después de la Guerra Civil.

Para recordar a Raúl González Tuñón, Carlos Barnatek, Coordinador de control de Gestión de la Biblioteca Nacional, comparte sus reflexiones sobre el autor y por qué su obra fue fundamental para la poesía argentina.

-¿Cómo llegó a la obra de Raúl González Tuñón?

-La lectura de la poesía argentina, desde los '20 en adelante, su inscripción en una etapa histórica innovadora en la lírica social, urbana, sus vínculos con la poesía española (Lorca, Mirguel Hernández), y su parentesco poético y amistad con Neruda, sumados a su labor periodística en el diario Crítica, le dieron a González Tuñón una gran difusión, e instalaron su estética como una ruptura en la literatura nacional, un desplazamiento que lo vinculó al cancionero, donde sus textos ampliaron los horizontes de llegada hacia un gran público, manteniendo un particular vuelo poético.

-¿Por qué era considerado el gran poeta de Buenos Aires?

-Como hijo de inmigrantes, sensible y atento a los problemas sociales,Tuñón fue un gran intérprete expresivo de ese sector urbano marginal, un observador meticuloso que renovó la voz poética de su tiempo, atravesado por resabios del surrealismo y la poesía social, permeado por la política, con una delicada sensibilidad cuidadosa de la palabra. Su poética supo enraizar de modo profundo en lo popular, como una apropiación de la ciudad invisibilizada hasta entonces, a la que le otorgó una voz inédita.


Carlos Bernatek es coordinador de Control de Gestión de la Biblioteca Nacional.

-¿Cuál fue a su criterio el aporte de González Tuñón a la literatura argentina?

-El tiempo es habitualmente el que corrobora el aporte literario. En el caso de Tuñón, más allá de la lectura de época, ha operado sobre la lengua de una manera decisiva, del mismo modo que los grandes poetas del tango: Contursi, Cátulo Castillo, Homero Manzi. Tuñón despliega una poesía popular significativa, que lo proyecta al modernismo urbano en su temática que devela lo fantástico cotidiano, en una crítica mirada social descarnada pero esperanzada. De algún modo, visibiliza y exalta una voz ausente en la poesía argentina.

Fuentes: Educ.ar, Literland.

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