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Mauricio Kartun: "La gente joven encuentra un refugio alternativo en el teatro"

Mauricio Kartun con su "Manual de supervivencia teatral" se presenta este viernes 28, a las 18 h, en el Centro Cultural Borges, con entrada libre y gratuita. En esta nota, dramaturgo y director nos cuenta de qué trata esta reflexión acerca del futuro del teatro y la actuación.

“Cuando en veinte o treinta años los cines ya no existan, cuando todas esas salas sean templos evangelistas o supermercados, volverá el teatro. Habrá demanda de ese teatro, porque para entonces necesitaremos más que nunca juntarnos alrededor del fuego para contarnos historias y representarlas. El teatro será un fenómeno contracultural y antisistema como meter las manos en la tierra”, le dice a su público Mauricio Kartun en esta conferencia, charla compartida, reflexión distópica que propone en Manual de supervivencia teatral.

Mauricio Kartun cuenta que Manual de supervivencia teatral nació en la preocupación y en la reflexión cotidiana sobre el devenir del teatro en los últimos 20 años y en la hipótesis de que sucedería en los próximos 20. “El teatro ha vivido en el último siglo modificaciones fundamentales en su contexto, en principio por la aparición del cine, de la televisión pero en los últimos años, la presencia de la actividad virtual le ha dado un nuevo giro a su presencia. Me parece que es interesante que cada uno de los artistas que pasamos por el campo del teatro dejemos nuestras reflexiones sobre esa condición dinámica que tiene el teatro, sobre cómo ha cambiado, cómo puede cambiar y sobre todo, cómo podemos prepararnos para los cambios que se vienen”, sostiene el dramaturgo.

-En Manual de supervivencia teatral usted toma la noción de hombre posorgánico, nos puede contar un poco de que trata esa idea?

-Lo que nosotros hemos conocido durante siglos como tiempo se ha modificado de una manera violenta, brutal e ingenua porque no terminamos de entender cómo se ha modificado ese tiempo. En los últimos años, nuestra vida, en tanto virtualizada, pasada a un estado pasivo en el que podemos conectarnos sin movernos, empieza a provocar algo que yo refiero a lo posorgánico. Hay algo en la vida cotidiana, en el presente humano en el que empiezan a aparecer situaciones posorgánicas en las que nuestro cuerpo se modifica por la presencia de lo virtual, empiezan a aparecer enfermedades, síndromes, síntomas por las producciones agrícolas con semillas modificadas, por ejemplo. Esa condición de tiempo posorgánico, de un tiempo modificado, de una forma de vida que obliga al cuerpo a cosas que durante cientos de miles de años respondió de manera diferente, es algo que inevitablemente tenemos que tomar en cuenta. En ese sentido, me interesa pensar en cómo algunas actividades, sobre todo las artísticas, tienen la condición de volver a la cabeza a cierto estado natural, a los tiempos de la naturaleza, del pensamiento, de la reflexión, de la conexión con uno mismo, independientemente de ese otro estado posorgánico.

-La pandemia provocó que muchas personas se conecten con el tiempo y con el hacer de una manera diferente a la habitual. Comenzaron a cocinar, a hacer una huerta.. ¿qué de contracultural hay en esas acciones?

-Es definitivamente contracultural en tanto aparece una actividad alternativa a la que se nos impone. No nos olvidemos que lo virtual, que disfrutamos, naturalmente, es una imposición establecida por un sistema y por una serie de conveniencias económicas. Lo virtual nos pone en manos de las empresas. Cualquier actividad que el ser humano pueda hacer en termino reactivos, es decir, fuera del marco de lo empresario, de la corporación, está su condición contracultural, y lo devuelven, de alguna manera, al tiempo de la tierra.

-Durante cientos de años, el teatro tuvo el monopolio para contar una historia que se vea, después apareció el cine, la tv, la internet, sin embargo, el teatro sigue existiendo y miles de jóvenes año a año eligen estudiar teatro, desde su experiencia docente, ¿a qué se debe esta elección?, ¿qué los motiva?

-En los últimos años, los jóvenes y no tan jóvenes descubren que hay pocos lugares de libertad, hay pocos lugares donde uno pueda salir de la corporación. ¿Cuándo podes salir de la corporación si uno está conectado todo el tiempo? Si te levantas y no tenés internet, sos capaz de tirar un sillón por la ventana. Estamos en un estado ansioso de dependencia y frente a eso, aparecen lugares donde se siente la libertad de lo que puede crearse desde el propio espacio corporal. El teatro es una de esas condiciones, el teatro no es otra cosa que un cuerpo emocionado, atravesando un espacio y bañado por una luz. Es un acto de omnipotencia extraordinaria.

Veo que los próximos años son años en los que se va a valorar más lo que pueda hacer la mano, lo que pueda hacer el cuerpo. La mano ha perdido su condición mágica extraordinaria y sorprendente de hacer, de crear obras de arte, crear tanto desde la palabra como desde la grafía, desde el dibujo, desde lo icónico. La mano ha sido reemplazada por el dedo, vos elegís con los dedos en tu teléfono algo que ya está. La mano crea, el dedo elige. Así como la mano es reemplazada por el dedo, el cuerpo es reemplazado por la cabeza. Frente a eso, encontrarse actividades extraordinarias donde uno no necesita mas que a uno mismo para crear sentido, sorprender al otro y generar arte, es poderosísimo. Entonces cómo la gente joven no va a encontrar refugio alternativo en una actividad como el teatro.

-En esta reflexión distópica, como usted la llama, se pregunta ¿cómo y por qué seguiremos subiendo a un escenario, el hacer manual es alguna de las respuestas a esos interrogantes?

Sin duda es una de las respuestas. No las cuento todas porque sino nadie va a ir a ver la conferencia! pero una de las condiciones es esa, es el poder que otorga el desarrollo de un saber, de una inteligencia como forma autogestiva de la creación. Vuelvo con este concepto que es el que mejor lo expresa, una forma alternativa a la corporación creada desde el cuerpo.

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