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María "La grande" y Antonio Rivero: la tehuelche y el gaucho que abrazaron las Malvinas

Se trata de dos personalidades que participaron de momentos históricos. La Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” interpretará Islas de Fuego, Oratorio sureño en el Centro Cultural Kirchner, un concierto en el que la cacica y el gaucho serán los protagonistas. En esta nota, recorremos sus vidas y sus históricos pasos por las Malvinas.


¿Quiénes fueron María “La grande” y Antonio Rivero? Los libros de historia los develan, respectivamente, como la primera líder tehuelche en pisar las Islas Malvinas y el gaucho que encabezó una revuelta cuando los ingleses usurparon las Islas. Dos emblemas de momentos históricos, el de la toma de posesión argentina de las Malvinas; y de la resistencia ante la llegada de los ingleses al archipiélago.

El viernes 31 de marzo a las 20 h, en el Centro Cultural Kirchner, la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” pondrá en escena el espectáculo musical Islas de Fuego, Oratorio sureño. Con música, poesía y dos actores en el escenario, el espectáculo narrará aquellos tiempos, el de las Islas ocupadas por argentinos. La cacica y el joven gaucho serán los protagonistas.

Dos historias, una Historia

María recorría a caballo la Patagonia, con su pelo lacio al viento. No llevaba la cara pintada con colores como los tehuelches de su comunidad, se adornaba con aros hechos de medallas de la Virgen María y llevaba con ella una estatuilla de Cristo. A su paso su figura se imponía: las tribus la consultaban, la saludaban y la celebraban. Su liderazgo abarcaba desde el Río Negro hasta el Estrecho de Magallanes. Hace 200 años, María “La grande” era la cacica tehuelche más poderosa de la región.

Había nacido en 1789 y, durante su infancia, había aprendido a negociar con los europeos que llegaban a su territorio en busca de recursos naturales. Luego, como cacica, desplegó esos conocimientos para intercambiar carne, mantas de guanaco, pieles y plumas de ñandú por monturas, cuchillos, yerba, azúcar y alcohol para su pueblo. Gracias a su talento para negociar, su capacidad de oratoria y sus habilidades políticas no solo logró el bienestar para los suyos, sino también la paz en la región. Así, fue admirada por los viajeros y comerciantes que llegaban a la zona, como el científico Charles Darwin, el comandante Fitz Roy o el político Luis Vernet, quien la llevó a las Malvinas.

Se conocieron en 1823, cuando Vernet llegó a Península Valdés para cazar caballos salvajes y la cacica María se presentó acompañada de mil personas para impedirlo. Pero confiando en sus habilidades, lo invitó a negociar. La cacica fue clara: todo lo que hubiera en su territorio, le pertenecía a su pueblo, se mostró inflexible. Vernet, entonces, cedió bienes a cambio del ganado y deslumbrado por su poderío la nombró María “La grande”, comparándola con la poderosa emperatriz Catalina de Rusia.

Años más tarde, en 1829, Vernet fue nombrado primer gobernador y comandante político y militar de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de Hornos. Enseguida, con un grupo de 50 personas, armó Colonia San Luis en la isla Soledad y buscó la aprobación de María La Grande para comerciar en la región. Entonces, decidió invitarla junto a su comitiva a visitar Puerto Luis en 1831.

María llegó a las Islas Malvinas el 15 de enero de 1831 y fue recibida con todos los honores. Al bajar del barco le entregó a la esposa de Vernet un quillango de guanaco a modo de ofrenda y recibió un vestido azul. Recorrió las islas durante 15 días y regresó a tierra firme cubierta de regalos, entre los que se encontraban frenos, espuelas y estribos hechos en el taller del herrero de Puerto Luis.

Al parecer el viaje fue un éxito y María se decidió a apoyar a Vernet para que los colonos se afianzarán en el lugar.

El gaucho Rivero

Nació con el nombre de Antonio Rivero, pero la historiografía argentina moderna lo apodó “El gaucho” Rivero y lo reconoce como el peón de campo que lideró un alzamiento en las islas Malvinas en 1833, el año de la ocupación británica de las islas. No hay opiniones unánimes respecto a su figura y sus acciones en Malvinas. Mientras que para algunos historiadores el motín se habría producido por las duras condiciones de vida de las islas, para otros historiadores argentinos Rivero fue un héroe popular que se sublevó con el fin de expulsar a los británicos de las islas y recuperar la soberanía argentina.

Rivero había llegado a las Malvinas en 1827, donde trabajó como peón en Puerto Soledad atrapando ovejas y cerdos a los que luego amansaba. El historiador Felipe Pigna lo describe pendenciero y analfabeto, pero muy cercano a los que trabajaban con él, en condiciones bastante duras. Cuando en 1833 Reino Unido ocupó las Malvinas por la fuerza, expulsó a las autoridades e izó su bandera, “El gaucho” fue uno de los que se quedó trabajando en las islas, pero las condiciones de trabajo empeoraron, incluso era muy difícil alimentarse.

El 26 de agosto de 1833 bajo el liderazgo de Rivero, ocho gauchos se rebelaron, armados con facones, espadas, pistolas, boleadoras y mosquetes. “Los gauchos, llevados casi al frenesí, con una furia patriótica, sacaron la enseña inglesa y, delirantes, enarbolaron la de Belgrano. El resto de los pobladores, con las mujeres y los niños fueron respetados”, dice el historiador Martiniano Leguizamón en su libro Toponimia criolla en las Malvinas.

De este modo el gaucho Rivero y sus hombres recuperaron las Islas Malvinas y mantuvieron dominio sobre ellas durante seis meses, ignorados totalmente por las autoridades de Buenos Aires y sin que los reconquistadores pudieran comunicarlo. La bandera del Reino Unido dejó de flamear desde agosto de 1833 hasta enero de 1834. La suerte de los restablecedores de la soberanía nacional sobre las islas Malvinas tuvo un vuelco significativo cuando llegó a las costas de Puerto Soledad el barco inglés Challenger, el 8 de enero de 1834 con el teniente Henry Smith junto a cuatro suboficiales y 30 soldados de Marina para que busquen al grupo liderado por Antonio Rivero. Recién el 21 de enero los ingleses logran recuperar el control de Puerto Soledad. La persecución fue más punzante, y Rivero y su gente debieron pedir pequeñas treguas por la falta de alimentos. El primero en entregarse fue el gaucho José María Luna ante el capitán Seymour el 11 de enero, y el último fue el gaucho Antonio Rivero, el martes 18 de marzo de 1834.

Islas de Fuego, Oratorio sureño recorrerá estas historias para contar nuestra historia. Mostrará un entramado histórico donde “El Gaucho” Rivero y María “La grande” confluirán en un cruce de visos épicos y trágicos para narrar la historia argentina en las Malvinas.

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