La colonización y la descolonización cultural: dos ejes del Encuentro Nacional de Formación Cultural
Trabajadores culturales reflexionaron sobre este tema que atraviesa sus territorios.
El Encuentro Nacional de Formación Cultural, que se realizó los días 4 y 5 de septiembre en el Centro Cultural Kirchner, resultó un espacio de encuentro para miles de trabajadores culturales de todo el país. Durante las dos jornadas hubo clases magistrales, conversatorios, talleres, mesas de experiencias y exposiciones. Se abordaron, entre otros, temas como la colonización y la descolonización cultural, parte de los debates culturales necesarios para seguir fortaleciendo la democracia y lograr una sociedad más participativa, más diversa y más plural.
Algunos trabajadores culturales que llegaron al Encuentro desde varios puntos del país reflexionaron sobre este tema que atraviesa la vida cultural y social en sus territorios. Es el caso de Lorena Calandi, de Teatro del Oprimido, de San Salvador de Jujuy; y de Carlos Núñez, de la Biblioteca Pocho Lepratti y de Radio La Hormiga, en Comodoro Rivadavia, Chubut. Ambos forman parte con sus proyectos de Territorio de Saberes, un programa que propicia situaciones de fortalecimiento para proyectos de cultura comunitaria de todo el país, con herramientas integrales para dar fortalecer los procesos de identidad, la economía, la autonomía y la circulación de saberes culturales en territorios específicos, a través del trabajo colectivo y en red sobre conocimientos populares.
En esta línea, Calandi plantea: *La colonialidad no es un proceso solamente histórico, es un transitar constante que está en nuestras vidas, que sigue estando presente. Durante la colonia nos impusieron formas de vida y extrajeron de nuestro suelo el oro y la plata, hoy en día esa misma lógica es la que sigue rigiéndonos. A cambio, vamos dando todos los frutos, minerales y riquezas; vamos dando nuestra esencia también, como algo que se va lavando, al ser incididos por otros elementos simbólicos o también al ser exotizados como pueblo, como cosmovisión andina, como un ser con la tierra”.
Romper con este colonialismo es uno de los desafíos culturales que se afrontan en la actualidad. En palabras de Luis Tapia, filósofo-docente boliviano: “Se piensa y propone pensar y construir el poder propio desde la historia local, con un espíritu democrático y cosmopolita”. Se trata de un trabajo complejo, que sin embargo, se viene llevando adelante desde las comunidades, en distintos espacios y a través de algunos proyectos culturales.
Por su parte, Carlos Nuñez plantea: “Para poder llevar adelante un trabajo de descolonización es necesario romper los individualismos, recuperar los sueños emancipadores, priorizar el cuidado de lo colectivo por sobre cualquier ego, luchar contra la fragmentación social y articular las múltiples y ricas experiencias micro en un gran proyecto macro que contenga todas esas diversidades”*. En este sentido, Núñez reivindica como una práctica decolonial una experiencia realizada por la Biblioteca Pocho Lepratti en el año 2006, cuando promovieron el cambio de denominación de una calle, que llevaba el nombre del policía represor Ramón Falcón por el de Biblioteca Vigil; en homenaje a una institución fundada por vecinos. *“Para obtener resultados se requiere constancia y que es un trabajo de hormiga”, dice Núñez
En ese devenir descolonizador, en territorio jujeño, del que forma parte Lorena Calandi, también se ha recuperado un concepto de la “Cultura Andina” que se expresa en el término Sumak Kawsay y que se traduce como “buen vivir” y que, a su vez, encierra una propuesta completamente opuesta al colonialismo y lleva consigo un programa profundamente descolonizador.