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Investigadora de la CNEA recibe el Konex de Platino por su trayectoria en Fisicoquímica y Química Inorgánica

Se trata de la doctora en Química Marta Litter. La reconocen por sus aportes científicos y tecnológicos en los procesos avanzados de oxidación/reducción para eliminar contaminantes del medio ambiente.


La doctora en Química Marta Litter, exjefa de la División Química de la Remediación Ambiental de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), será galardonada con el Premio Konex de Platino. Fue elegida entre cinco científicos que, como ella, recibieron el Diploma al Mérito de la Fundación Konex en la categoría de Fisicoquímica y Química Inorgánica. El reconocimiento es por sus aportes científicos y tecnológicos en el campo de los procesos avanzados de oxidación/reducción para eliminar contaminantes en aguas, aire y suelos.

El 12 de septiembre de este año, la Fundación Konex entregó los Diplomas al Mérito a las 100 figuras más destacadas de la última década en Ciencia y Tecnología en 21 disciplinas. Luego el Gran Jurado eligió a la personalidad con la trayectoria más significativa en cada categoría para otorgarle el Konex de Platino. Estas distinciones, así como los Konex de Brillante, serán entregados este martes 31 de octubre en un acto en el Centro Cultural de la Ciencia.

En la disciplina de Fisicoquímica y Química Inorgánica recibirá el Konex de Platino la doctora Marta Litter. Egresada de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y con un posdoctorado en la Universidad de Arizona, Estados Unidos, Litter es actualmente Investigadora Superior del CONICET y profesora titular y consultora de la Escuela de Hábitat y Sostenibilidad de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es miembro de la Academia Mundial de Ciencias, la Academia de Ciencias de América Latina y la Academia de Ciencias del Ambiente de Argentina. Hasta 2018 se desempeñó como investigadora principal en la CNEA, donde lideraba los equipos que trabajaban en la remediación ambiental de la minería del uranio.

“No hubiera llegado a lo que soy sin la educación pública -destaca Litter-. Pertenezco a la primera promoción de mujeres del Colegio Nacional de Buenos Aires y me recibí en la UBA en 1974. Hice mi tesis en Química Orgánica y terminé trabajando en Química Inorgánica, lo que fue posible porque en la facultad tuve una formación integral que me permitió asociar conceptos y aplicarlos”.

El Konex de Platino viene a coronar una carrera en la que Litter, autora de más de 250 publicaciones en revistas y libros, también obtuvo los premios Mercosur (UNESCO, 2006 y 2011), Innovar (2009), Charreau (2021), Mujer Latinoamericana en Química (ACS, 2021) y Houssay a la Trayectoria (2022).

“Ahora el Konex de Platino es una gran sorpresa para mí -sostiene-. Estos premios me llenan de orgullo. Creo que me los merezco porque nunca bajé los brazos, siempre seguí adelante”. La doctora Litter, que de chica tenía como referente a Marie Curie, no bajó los brazos cuando, siendo estudiante secundaria, un profesor le dijo que ella solamente “tenía que casarse y tener hijos”. Tampoco cuando estudiaba Química en la facultad y un jefe de trabajos prácticos le señaló que si seguía la orientación Química Industrial iba a tener que trabajar con obreros en una planta y que no iban a obedecerle por ser mujer. “Siempre he sido defensora de la carrera de la mujer por capacidad propia. Yo me casé, tuve dos hijos y eso no fue impedimento para que desarrollara mi carrera”, afirma la científica.

Sus aportes para combatir la contaminación ambiental

“En la CNEA entré al Departamento Química de Reactores, donde trabajé en la disolución de óxidos que se formaban en las paredes del circuito primario de los reactores –recuerda-. Realicé experimentos para ensayar la limpieza a través de reacciones promovidas con la luz, sobre todo la ultravioleta, con lámparas especiales o con la luz solar. Después me fui pasando a la fotocatálisis, que se basa en principios similares y es uno de los llamados procesos avanzados de oxidación y reducción que sirven para remediar el agua, el aire y el suelo”.

Litter explica que la fotocatálisis heterogénea consiste en hacer incidir la luz, como la ultravioleta o la solar, sobre una solución que contiene un semiconductor. “Cuando los semiconductores que están en suspensión en un líquido o en el aire son irradiados con luz, sus partículas se excitan y se producen pares de electrones y huecos que atacan a los contaminantes. En otras palabras, el semiconductor genera especies químicas reactivas capaces de transformar los contaminantes presentes en el agua a tratar”, dice.

De esta manera, detalla la especialista, la materia orgánica se transforma en especies simples, como dióxido de carbono o agua. A los metales y metaloides, como el cromo o el arsénico, no se los puede descomponer, pero sí se los puede convertir en especies menos tóxicas. Por ejemplo, se pasa del cromo hexavalente al trivalente o de arsénico 3 a 5. Esta tecnología sirve para tratar volúmenes pequeños a medianos de contaminantes.

“Después de algunas pruebas con óxidos de hierro, adopté el dióxido de titanio como semiconductor, porque no es tóxico, es económico y es el semiconductor patrón para el tratamiento de diversos contaminantes”, cuenta Litter.

La científica también estudió la transformación de contaminantes por procesos Fenton, foto-Fenton, uso de la luz ultravioleta combinada con agua oxigenada, ozonización, ultrasonido, uso de nanomateriales basados en hierro, y sus combinaciones e integración con tratamientos convencionales.

“A nivel domiciliario o de pequeñas comunidades se pueden hacer sistemas muy sencillos para eliminar contaminantes, por ejemplo, con el proceso foto-Fenton. Se coloca al sol una botella de plástico que contenga el agua contaminada con arsénico, dentro de la cual se agrega un pequeño alambre de hierro y materia orgánica, como jugo de limón. Así se elimina el arsénico y el agua se podría desinfectar de virus o bacterias”, explica.

Además, Litter descubrió que mezclando una sal de hierro con extracto de yerba mate se forman nanopartículas de hierro que, entre otros fines, son muy eficientes para remover cromo.

“Agradezco lo que me dieron la CNEA, la educación pública, el CONICET y la UNSAM y es fundamental que sigan existiendo –subraya-. La ciencia argentina tiene nivel mundial y la mayoría de quienes recibimos los diplomas al mérito de la Fundación Konex pertenecemos al sistema científico nacional y no a la actividad privada. El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación desarrolló un sistema de equipamiento que está a disposición de los investigadores. Eso es importante, como también lo es salir a ofrecer servicios. Y que todo funcione como un sistema integrado, dejando de lado las individualidades”.

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