Inaugura en la sede Alsina "Flores: un jardín suspendido", con curaduría de Pedro Bedmar Rodríguez
El 19 de noviembre a las 17 h el Fondo Nacional de las Artes reabre la emblemática "Sala Arq. Clorindo Testa" de la sede Alsina con una de las propuestas ganadoras del Concurso de Proyectos Curatoriales 2024.
El Fondo Nacional de las Artes anuncia la reapertura de su histórico espacio expositivo en la sede de Adolfo Alsina 673, concebido en los años 90 por los arquitectos Clorindo Testa y Francisco Bullrich. Esta puesta en valor se celebra con la inauguración de Flores: un jardín suspendido, proyecto ganador del Concurso de Proyectos Curatoriales 2024.
La convocatoria se realizó con el objetivo de premiar dos propuestas curatoriales que marcaran la reactivación de este sitio clave para el arte contemporáneo argentino. En su momento, se recibieron cincuenta propuestas que fueron evaluadas por el jurado integrado por Ana Inciarte, Wustavo Quiroga y Emanuel Diaz Ruiz.
El proyecto Flores: un jardín suspendido, del artista, escritor y gestor cultural Pedro Bedmar Rodríguez (Córdoba), fue elegido para iniciar el ciclo. La muestra presenta una instalación del artista Pablo Curutchet (Buenos Aires) compuesta por cuatro esculturas blandas inflables de gran formato que reinterpretan la figura de la flor como símbolo de vida, ciclo y belleza efímera.
La instalación invita al espectador a hacer una pausa en medio del vértigo visual cotidiano y a reflexionar sobre el vínculo actual con la naturaleza, la esencia y lo real. En el doble significado de la palabra "suspendido" —como colgante y como detenido—, la obra transforma la sala en un jardín artificial donde conviven flores de nylon amarillo fosforescente y delicadas piezas cerámicas. Lejos de constituir un homenaje decorativo, la propuesta plantea una crítica al predominio de lo artificial sobre lo orgánico en la vida contemporánea.
“Este jardín colgante carece de aroma, una ausencia que introduce la tesis central de la exposición: la dualidad contemporánea entre lo orgánico y su sustitución por el artificio. Son flores que jamás serán visitadas por abejas, pero sí por el lente de una cámara: abiertas a la selfie, pero cerradas a la experiencia sensorial -explica el curador-. Flores: Un jardín suspendido invita a cuestionar nuestra relación con la esencia en una era de gran impacto artificial. El premio del FNA significa un profundo reconocimiento a mi labor y la inestimable oportunidad de dialogar con un público mucho más amplio”.
La muestra podrá visitarse del 19 de noviembre de 2025 a las 17h hasta el viernes 20 de febrero de 2026, de lunes a viernes de 10 a 16 h, en Adolfo Alsina 673 (CABA), con entrada gratuita.

La recuperación de la "Sala Arq. Clorindo Testa"
Desde el inicio de la actual gestión, el Fondo Nacional de las Artes se propuso recuperar la sala de exposiciones de su sede de Alsina 673. Este espacio es considerado un sitio emblemático para el arte contemporáneo argentino, habiendo marcado el pulso de la escena artística local durante las décadas del 90 y 2000.
La sala, inaugurada el 27 de abril de 1995 bajo la presidencia de Amalia Lacroze de Fortabat, se basa en el proyecto arquitectónico donado por los entonces directores del FNA, Clorindo Testa y Francisco Bullrich. Su propósito fundacional fue promover la creación artística y facilitar el acceso del público al arte contemporáneo.
A lo largo de su historia, la sala albergó muestras individuales y colectivas que resultaron fundamentales para la trayectoria de numerosos artistas, además de acoger propuestas que exploraron nuevas miradas curatoriales y formatos interdisciplinarios.

Sobre la exposición "Flores: un jardín suspendido"
El eje de la muestra reside en la flor, símbolo de la vida y la belleza efímera. El jardín colgante carece de aroma, introduciendo la tesis central: la dualidad contemporánea entre lo orgánico y su sustitución por el artificio.
La instalación de Pablo Curutchet transforma la sala. Las flores de nylon inflado en amarillo fosforescente alertan sobre la hegemonía del "brillo sin contenido", reflejo del distanciamiento social respecto a la naturaleza.
Este jardín sintético es una postal crítica: flores que jamás serán visitadas por abejas, pero ideales para una selfie. El espectáculo de la imagen artificial prevalece, revelando la primacía de la pantalla.
En este contexto, el libro de artista La energía del movimiento actúa como contrapunto minimalista. Con fotografía química, poesía y el cuerpo como esencia, el libro ancla al espectador en una pausa táctil e íntima. La cuestión va por más contacto real, más química física, más danza, más creación, más juego, más humanismo y, sobre todo, más amor.

Pedro Bedmar Rodríguez nació en Madrid y está radicado en Córdoba desde hace más de dos décadas. Es artista visual, escritor, curador y gestor cultural. Su obra fusiona fotografía, pintura y escritura, con énfasis en el surrealismo, la introspección y las dinámicas sociales y naturales. Ha expuesto en instituciones de Argentina, España, Francia y México. Próximamente publicará su libro de artista La energía del movimiento (Aki Editorial).

Pablo Curutchet (Buenos Aires, 1976) se formó en la Escuela de Bellas Artes Figueroa Alcorta (Córdoba). Su obra, centrada en la relación entre lo monumental y lo efímero, incluye esculturas, instalaciones e inflables a gran escala. Ha realizado intervenciones urbanas y exhibiciones en espacios como el MALBA, Museo Caraffa, MAC Salta, Fundación OSDE y Marte Upmarket (Montevideo). Ha recibido el Premio Alan Faena, fue becario del Fondo Nacional de las Artes, TRAMA y Fundación Antorchas.