Exposición sobre la Difunta Correa y Martina Chapanay en la Casa Natal de Sarmiento
La muestra rescata las historias de estas dos mujeres –que llegaron a la actualidad a través de la memoria oral– en relación con el desierto, el contexto climático en el que vivieron. La Deolinda y la Martina. Hijas del desierto se puede visitar hasta el 2 de septiembre en el Museo y Biblioteca Casa Natal de Sarmiento. Entrada libre y gratuita.
La Deolinda y la Martina. Hijas del desierto en una exhibición que representa las historias de Deolinda Correa (más conocida como la Difunta Correo) y Martina Chapanay, que siguen vivas en la memoria colectiva de las áridas llanuras del centro de Cuyo, y las antiguas historias de valles y oasis en medio del desierto. Se puede visitar hasta el 2 de septiembre en el Museo y Biblioteca Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento con entrada libre y gratuita.
La exposición está organizada en función del texto curatorial elaborado por la historiadora Florencia Pessio Vázquez. “Ese texto curatorial ha dado lugar a trabajar, esencialmente, la palabra. La palabra está muy presente en toda la exposición”, cuenta la organizadora de la muestra, Marcela Santandreu.
Hay un espacio que está dedicado al contexto geográfico y climatológico en el que se desarrollaron las vidas de las dos mujeres. “Tiene que ver con el desierto y la carencia del agua, que en el caso de Deolinda Correa le costó la vida no poder llegar a la aguada que buscaba en el camino”, cuenta Santandreu. En esta parte de la exhibición, también se muestra lo que conlleva vivir en un clima de estas características, “cómo el desierto configura las vidas de las comunidades que vivimos en el desierto”, dice Santandreu, quien es la coordinadora del programa Tramas Andinas. Telares y Comunidad, desde el cual se promovió esta actividad y agrega: “Hay un cubo que tiene arena de nuestro desierto y otro que tiene el agua, y está la palabra que expresa esta temática”,.
La exposición también tiene una muestra fotográfica, realizada por Virginia Moreno, una fotógrafa y bióloga de San Juan que hizo un trabajo sobre el desierto: el que habitó Martina y en la configuración del paraje de la Difunta Correa, en medio de las dunas.
El hilo conductor entre las vidas de estas dos mujeres es el color rojo, que las marca y las identifica desde la memoria oral. Pero a la vez, tienen varias diferencias marcadas por los objetos y los lugares, por eso cada una de ellas tiene un espacio propio dentro de la exhibición. El de Deolinda Correa se armó con objetos expuestos y ofrendados por la gente, que se seleccionaron de la Fundación Difunta Correa para llevarlos en préstamo al Museo Sarmiento para realizar la muestra.
“El paraje de la Difunta Correa está caracterizado por la acumulación, por lo mucho, por la cantidad de objetos. Si se piensa en la Difunta Correa, se piensa en todo lo que la gente le lleva, le ofrenda, que es desde dinero hasta autos, motos o casitas hechas manualmente; muchas veces está concatenado el pedido con la ofrenda”, dice la coordinadora de la exposición y comenta: “En el caso de la Martina Chapanay, es lo opuesto, hay un vacío, de objetos y de todo. No hay nada tangible. Trabajamos su vida esencialmente sobre la base de la palabra, las hierbas, los yuyos, que ella tanto utilizaba y un audiovisual que fue trabajado por una mujer de una comunidad de warpe, de San Juan”.
El día de la inauguración asistieron miembros de la comunidad warpe del Territorio del Kuyúm, así como la Amta (guía espiritual de la comunidad), y presentaron Axa Tawe, una puesta de danza, música y poesía en vivo. Fue “algo histórico”, dice Santandreu y explica: “Los pueblos warpe en San Juan tienen una historia controversial con Sarmiento, entonces no entraban a la Casa Natal. A partir de actividades que hemos venido haciendo, en el marco del programa Tramas Andinas, hemos ido sanando un poco esa historia o pudiendo acercar las miradas, entendiendo contextos, queriendo un hoy de unión. Porque este espacio, además de ser la casa de Sarmiento, es también un espacio cultural contextualizado en una sociedad, en una comunidad, que también tiene otras miradas. Este acercamiento con los pueblos originarios para nosotros era muy importante”.
-¿Por qué decidieron realizar esta exposición?
-Por un lado, a nivel nacional, distintos museos han trabajado sobre la base de la historia de leyendas o historias de personajes locales, entonces nosotros elegimos trabajar sobre la Deolinda Correa y la Martina Chapanay. También porque hay poca historia escrita sobre ellas y consideramos que siempre es importante estar hablando de estas historias de vida. Y además, algo que pasa con la mayoría de las historias de las mujeres, cuando la historia de ellas se empezó a indagar y a escribir, que es con lo que actualmente se cuenta, hay muchas cosas que se habían perdido, entonces su historia está sostenida desde la memoria oral. Entonces, es seguir sosteniendo esta oralidad y este hablar de la vida de estas mujeres, que tuvieron una incidencia muy importante en la historia de la provincia y del país. Incluso a la Difunta Correa la viene a ver gente de todo el mundo, que tiene fe en su milagro.
-¿Fue cambiando el lugar que ocupan en la sociedad Deolinda Correa y Martina Chapanay desde el siglo XIX a hoy?
-Sí, creo que ha habido muchos vaivenes en esa historia. Martina Chapanay era una mujer muy conocida, con múltiples caras, y que tenía una fuerza muy grande. Se ha sostenido mucho tiempo, desde un lugar prejuicioso de la mirada que se tenía de la mujer en aquellos momentos, hoy podemos verla desde otros lugares. Hoy Martina Chapanay es una mujer que ostenta un lugar que yo creo que ha ganado mucho reconocimiento a lo largo de la historia, que quizás en su momento no se reconocía de la misma manera. En cuanto a la Deolinda Correa, sus historias a lo largo de los años han ido ganando fuerza. Amén de que hay muchas cosas, probablemente importantes de esas vidas, que la oralidad quizás no pudo sostener. Pero sí lo más importante seguramente.
-¿De qué se trata el programa Tramas Andinas. Telares y Comunidad?
-Es un programa que está avocado a trabajar con los saberes y las historias que existen en el territorio que, en gran medida, se vinculan con la Casa de Sarmiento y con lo que la misma significa per sé, pero asimismo entendiendo también que tanto Sarmiento como la casa que habitó él y su familia están inmersas en un contexto y que todo ese contexto da sustento también a esa historia. Nosotras, desde el programa, trabajamos mucho con los saberes populares y ancestrales. Por ejemplo, el telar, porque Doña Paula (la madre de Sarmiento) era telera y era su saber principal, con lo que pudo construir el hogar que habitaron, ella, su hijo, su esposo Clemente, con quien se casó luego de haber construido la primera parte de su casa. Ella fue una mujer pujante y que se autosustentó con su trabajo que era el telar. En gran medida, es un anclaje que nos hace vincularnos con el tejido, pero también se trabaja en otras historias y cosas que pasan en los territorios y en las comunidades.
Fotos: Gentileza Museo y Biblioteca Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento.