En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el 24 de marzo último, en el Museo Casa de Ricardo Rojas se llevó a cabo un homenaje a Federico Álvarez Rojas e Hilda Leikis, detenidos-desaparecidos el 1 de octubre de 1976, durante la última dictadura cívico-militar.

¿Quiénes fueron Federico e Hilda?

Federico Álvarez Rojas (h) fue nieto de Angélica “Coca” Rojas de Álvarez, hermana de Ricardo Rojas. Angélica fue directora de la Biblioteca Antonio Devoto. Su hijo, Federico Eduardo Álvarez Rojas, muy querido de su tío Ricardo Rojas, era ingeniero y se casó con Noemí Pascuala Pareto, alias Mimí. De ese matrimonio nacieron dos hijos: Federico Eduardo Álvarez Rojas (h) y Fernando Álvarez Rojas. Federico Álvarez Rojas (h) fue físico nuclear graduado de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Poco tiempo antes de su desaparición había sido nombrado director del Laboratorio de Difracción de Rayos X de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA ). Fue delegado de UPCN en la CNEA y militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST).

Hilda Graciela Leikis era licenciada en Computación. Trabajó en Obras Sanitarias (OSNA) y, en el momento de su desaparición, se desempeñaba en BAIRESCO S.A. como programadora. También era militante del PST.

El 1 de octubre de 1976, Hilda y Federico fueron secuestrados en su domicilio de Capital Federal. Según testimonios de exdetenidos y exdetenidas, estuvieron en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio “El Vesubio” (La Tablada, provincia de Buenos Aires) (Legajos CONADEP 8069 y 8132).

El 2 de abril de 2022, el Tribunal Oral Federal N° 4 condenó a todos los responsables de los actos de terrorismo de Estado perpetrados en ese centro clandestino durante la última dictadura cívico-militar. En la sala de lectura del Museo Rojas quedarán a disposición la declaración testimonial que hizo Alejandra Álvarez Rojas respecto de la detención de Hilda y Federico, y una nota del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) con datos pormenorizados del juicio.

En memoria de Federico e Hilda, el 24 de marzo último se realizó un acto que comenzó con unas palabras de bienvenida a cargo de la directora del Museo Casa de Ricardo Rojas, María Laura Mendoza, junto a familiares y amigos de los homenajeados. El encuentro contó, además, con la presencia de la directora nacional de Museos, María Isabel Baldasarre; la directora nacional de Gestión Patrimonial, Viviana Usubiaga, y representantes de organizaciones académicas, políticas y sindicales vinculadas a Hilda y Federico y a los juicios de lesa humanidad. Formaron parte del evento, además, Silvia Saladino (Comisión Vesubio y Puente 12), Silvina Atencio (Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad), Jorge Aliaga (decano de la FCEN-UBA 2006- 2014), representantes de la CNEA y del Centro de Estudiantes de Ciencias Exactas y Naturales, Alejandro Bodart, Raúl Carnota, representantes sindicales de ATE Cultura, y se contó con la participación y el acompañamiento de Hilda Lanza (CDHPCNEA) y la Comisión de Reconstrucción Histórica de INTA.

A continuación se llevó a cabo la lectura de poemas: “Por soledades”, de Paco Urondo; “Desaparecidos”, de Mario Benedetti, y “Bajo la lluvia ajena”, de Juan Gelman, a cargo del equipo del Museo.

Luego siguieron emotivas palabras por parte de la familia de los homenajeados: en primer lugar sus hijas, Alejandra Daniela Álvarez Rojas y Fernanda Álvarez Rojas, y también Fernando Álvarez Rojas y su hija Luciana Cavalcanti Álvarez. Los y las familiares de Federico e Hilda fueron fundamentales en la organización del evento junto con el Museo y dejaron un mensaje de agradecimiento por las luchas por los derechos humanos.

Tras los discursos se descubrió el emplazamiento del bebedero en el patio de recepción del Museo con una placa conmemorativa: “24 de marzo de 2023 / MEMORIA, VERDAD y JUSTICIA. Homenaje a Federico Eduardo Álvarez Rojas e Hilda Graciela Leikis / detenidos-desaparecidos el 1 de octubre de 1976 / víctimas del terrorismo de Estado”.

El acto finalizó con la lectura del poema “No existe un día más hermoso que el de hoy”, de Elsa Bornemann.